El dilema del sistema tras el periodo de prueba
Rubén Torrecilla ha insistido en su dibujo con tres centrales, pero está abierto a variar el patrón según las circunstancias
Martes, 29 de marzo 2022, 00:05
Rubén Torrecilla tendrá que resolver un dilema importante en estos días, tras una semana apacible sin competición. El entrenador del Granada ha de decantarse por ... un sistema para su equipo. Hasta ahora, el técnico extremeño siempre ha apostado de inicio por el dibujo con tres centrales, pero a lo largo de los encuentros (incluido el amistoso en Jaén) ha profundizado en variantes que recuperaban la defensa con cuatro efectivos. La disponibilidad también le guiará en su búsqueda por el plan definitivo de cara al choque con el Rayo del domingo. Torrecilla siempre ha dejado claro que el modelo 3-4-1-2 (como él lo define) le gusta mucho, pero que no se cierra a la versatilidad dentro de la plantilla.
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El punto de partida es la zaga. En los partidos de Liga ha establecido como fijos a Domingos Duarte y Germán Sánchez. Para Torrecilla ha sido esencial devolver confianza al zaguero portugués, mientras que al veterano gaditano lo considera un valor seguro, con liderazgo atrás. Frente al Elche, su apuesta en el flanco zurdo fue Raúl Torrente, al que conoce perfectamente del juvenil y el filial, pero su baja por amarillas en Vitoria incidió en que encajara a Escudero como central zurdo, una posición no habitual para el pucelano, pero que conocía de su etapa en el Sevilla.
Con la vuelta de Torrente, siempre que regrese en buenas condiciones de su estancia con la sub-21, Torrecilla vuelve a contar con el trío con el que debutó. La lesión de Carlos Neva ha dejado una vacante en el lateral izquierdo. Lo normal es que la ocupe Escudero, aunque el técnico ya ha improvisado la reconversión de Soro a esa demarcación tan exigente, que obliga a esfuerzos de repliegue y de avance.
En función de si arma la muralla con dos o tres se desarrollará el trabajo de los que salgan por las bandas. Quini es quien está por delante en la derecha, con la alternativa de Víctor Díaz, más protectora; o de Antonio Puertas, con mayor proyección ofensiva. El almeriense, revalorizado tras su gol en Mendizorroza, intentará recuperar presencia, pero en posiciones más de vanguardia.
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En el centro del campo, a la espera de la recuperación de Montoro y Gonalons para aumentar la competencia, se solidifica la pareja formada por Njegos Petrovic y Luis Milla. La propuesta de Torrecilla exige mucha intensidad y, hasta la fecha, el serbio y el madrileño están mostrando predisposición y complicidad sobre el terreno de juego. El centrocampista balcánico, uno de los fichajes invernales, ha agarrado el timón y no lo quiere soltar.
El actual Granada trata de generar confusión al contrario a partir de un ataque con mucha movilidad. Hay un delantero algo más estable y dos mediapuntas que tan pronto abordan por los extremos como buscan asociarse con los pivotes. Como referencia, Torrecilla ha probado con Luis Suárez primero y Jorge Molina después. El colombiano es más eléctrico, mientras que el alcoyano maneja con mucho criterio las diferentes suertes del ariete, incluido ese juego de espaldas a la portería que tanta continuidad da a las progresiones. Son compatibles, pero de inicio aún no han actuado a la par.
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En esa franja de conexión de dos parece que a Torrecilla le gusta tener a un elemento veloz y a otro con mayor tacto en el pase. Para correr, su querencia ha sido hacia Myrto Uzuni, el albanés que aún no ha marcado con el Granada pero sí con su selección, en un diana basada en la insistencia que le caracteriza. Para el perfil más creativo, el míster le ha dado vuelo a Álex Collado, otro refuerzo de enero que ha contado con su confianza. Ha dejado varios detalles de calidad, pero le falta ser más continuo y, sobre todo, más letal al llegar al área.
Llamando a la puerta, aparte de Suárez, que perdió su sitio en Vitoria pero que se redimió de muchas semanas de presión con su tanto, están el mencionado Puertas y Darwin Machís. Torrecilla, en su empeño de meter a cuantos pueda en la dinámica principal, está tratando de recuperar la mejor versión del venezolano. En la reciente victoria le empleó de revulsivo. Habrá que ver en la siguiente misión. Como Uzuni y Suárez, puede que en la toma de decisiones afecte el posible cansancio que arrastre de su estancia con sus países.
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3-4-1-2 y el 4-4-2 (con su derivada con un enganche) son los esquemas principales que ha desplegado Torrecilla. El que le agrada lo ha trabajado mucho en las categorías inferiores del club y lo han adaptado otros compañeros de la base como Juan Antonio Milla. Lo que no termina de estar claro es si se trata del mejor traje para la plantilla actual del primer equipo. Él considera que es válido y que puede cuajar, pero tampoco se cierra al otro boceto. Lo que sí parece más complicado es que sin Montoro y Gonalons se decante por poblar más el centro del campo en el arranque de una cita, aunque tiene a mano al canterano Isma Ruiz, al conoce muy bien. Eteki parece una solución para blindar la zona más que una medida inicial.
Arriba, Arezo todavía no parece una opción sólida aunque le viniera fenomenal los minutos en La Victoria. De todas las incorporaciones en la última ventana, es el que más claramente obedece a un movimiento con vistas al futuro. Torrecilla le quiere activo, algo que le está costando más con Bacca. Pese a que no tiene ninguna mala actitud en el día a día, el cafetero no termina de encontrar sensaciones, como si la vejez deportiva le hubiera llegado de golpe. Quizás se convierta en un recurso de urgencia, pero no puede cuestionar los roles de Molina o Suárez.
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