Bryan Zaragoza conduce a toda velocidad un balón en Cartagena. RAMÓN L. PÉREZ
Reportaje

«El desborde de Bryan es único, pero aún debe aprender»

Formación ·

Tres técnicos anteriores del extremo admiten que «su talento diferencial se paga caro en el fútbol» pero comparten el proceso que sigue Karanka

Martes, 1 de noviembre 2022

Ninguno de los tres entrenadores consultados por IDEAL que Bryan Zaragoza (Málaga, 2001) tuvo antes de Aitor Karanka desde que firmó por el Granada se ... muestra sorprendido por su irrupción en Segunda división. Como rojiblanco le dirigió Rubén Torrecilla tanto en el Juvenil A de División de Honor como en el Recreativo en Segunda RFEF y durante una cesión en El Ejido para la temporada 2020/21 tuvo como técnicos a Tito García y Fran Alcoy. Todos comparten el «talento único y diferencial, en peligro de extinción» del extremo, pero también coinciden en el diagnóstico y proceso que su actual preparador sigue con él desde verano. «Aún debe entender y aprender el fútbol como algo que va más allá del balón», esgrimen. En ello está, mientras pasa de 0 a 100 con acelerones y carreras de vértigo ya a un solo peldaño de la élite.

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De los tres, quien más tiempo ha compartido con Bryan Zaragoza es Rubén Torrecilla, durante dos temporadas en concreto con el paréntesis de su préstamo en El Ejido. «Hablé con él cuando vi que pasaba al primer equipo y le di la enhorabuena. Es un orgullo que jugadores que pasan por mis manos lleguen ahí. Le estoy viendo bien, con el desborde y descaro de siempre en el uno contra uno y correcto a nivel defensivo, que era su gran lunar», expone el entrenador ahora en el Castellón, al que tiene líder en el Grupo 2 de Primera RFEF.

Fue el primer técnico del malagueño en Granada tras su fichaje con 18 años recién cumplidos procedente del Conejitos de su ciudad natal. «Me dio muchos dolores de cabeza, le tuve que formar. Venía de un sitio en el que tenía más libertad, y, aunque es un chaval espléndido, tuvo que acostumbrarse a las normas de una estructura de cantera más profesional, con un régimen interno que cumplir», admite Rubén Torrecilla.

«Tuvo a todo el club muy encima, pero también él ha puesto mucho de su parte para llegar donde está ahora», recalca Torrecilla. «Conmigo le costó entrar en el equipo porque era un jugador de barrio, de placeta, y quería formarle. Le costaba muchísimo a nivel táctico y trabajamos mucho con él a nivel individual mediante vídeos, pero terminó adaptándose a la exigencia de mi forma de competir y se ganó la titularidad gracias a sus virtudes ofensivas sobre todo, porque ese desborde en el uno contra uno que marca la diferencia ya lo tenía», desarrolla. «Como yo jugaba con carrileros y dos puntas, tuve que enseñarle a jugar centrado y se hizo determinando con su movilidad», recuerda el entrenador.

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«Yo ya le dije muchas veces que, si quería ser futbolista, tenía que aprender a defender y a partir de ahí atacar con sus virtudes, porque tiene muchísimo potencial», comparte Torrecilla. «Bryan no es un jugador corpulento ni físico por su estatura y lo poco que pesa, pero está haciendo un gran esfuerzo por mejorar, como ya lo hacía conmigo. Karanka está haciendo una gran labor con él y el resto de jugadores de la cantera, con narices para ponerles en situaciones complejas», les felicita.

Al llegar a El Ejido, Bryan Zaragoza se encontró con Tito García. «Era un encanto de chaval, un auténtico pedazo de pan, pero tenía que madurar en lo extradeportivo. No sabía hacerse nada de comer e iba todos los días a restaurantes. Como estaba solo y lo sufría, intenté ser muy cercano con él. Era aún muy ingenuo, pero todos le protegían en el vestuario y le hacían bromas. Creo que el Granada lo hizo muy bien al bajarle al barro de aquellos campos y a los sinsabores de un contexto menos cómodo», esboza.

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Futbolísticamente, Tito García vislumbró a «un crío con un talento descomunal en una faceta del juego que ya se está perdiendo como el desborde en el uno contra uno». «Hay muy pocos futbolistas en España ahora mismo con ese talento innato, porque ninguno de sus entrenadores se lo hemos enseñado, y que es lo que más se paga», subraya.

«Yo le enseñé particularmente poco porque le di pocos minutos. Fue un fallo mío no haberle sacado el máximo rendimiento ni haberle enseñado a ser más estricto en según qué facetas, pero es que , y aunque a futbolistas como él no se le puede exigir lo mismo que a otros, sufría desconexiones tácticas importantes que no nos podíamos permitir», justifica el entrenador. «No puedo engañar a nadie: conmigo solo jugaba los últimos minutos pero es que, cuando salía, cambiaba los partidos radicalmente por su electricidad», señala.

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«Difícil de encontrar»

El Ejido decidió en enero relevar a Tito García con Fran Alcoy por la mala situación del equipo. «Era un chiquillo que no jugaba nada pero con unas condiciones de uno contra uno y velocidad de fútbol profesional de alto nivel, muy difíciles de encontrar. Era un niño, y lo sigue siendo, pero supo lo que era jugarse la vida, el pan de unas familias y el futuro de un club», apunta. «Maduró y nos dio muy buenos minutos para conseguir la permanencia. Salía y rompía cinturas en los contrarios por su cambio de ritmo. Siempre parecía que se la iban a quitar, pero sacaba ese punto de velocidad que le hace imparable. Al verlo, supe que iba a ser jugador de Primera división si maduraba. Esa capacidad para superar jugadores y líneas rivales en un momento para desequilibrar todo un partido no tiene precio«, reconoce.

Con todo, también ejerció de tutor. «Le enseñé que en el fútbol de alta competición no se puede jugar siempre como él quiere. Intentaba hacerle ver que a veces es más importante jugar 15 minutos que 75. Aunque se ofuscaba cuando no jugaba, era muy noble y razonaba lo que le explicaba y me lo agradecía», comparte. »Estuve en las canteras del Atlético de Madrid y del Villarreal, con jugadores de Primera división, y hay que cuidarlos aunque sepas que van a llegar si no están hechos en cuanto a madurez. Karanka sabe de sobra que con estos chicos hay que manejar los tiempos correctos«, le apoya Alcoy.

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Tanto Rubén Torrecilla como Tito García y Fran Alcoy coinciden: «Su techo está donde él quiera que esté, y lo sabe, pero le conviene no creérselo». «Puede jugar en la categoría que él quiera si tiene la cabeza donde debe tenerla, mantiene los pise en el suelo, no se cree nadie y escucha a sus entrenadores», le aconseja Torrecilla. «A Bryan tienen que llevarlo por buen camino desde su entorno. Si lo hacen, va a ser lo que él quiera ser en el fútbol español, pero no será futbolista si lo llevan en bandeja de plata. Necesita tranquilidad y sentirse querido e importante», opina García.

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