Puertas se lamenta de una ocasión marrada en el tramo final. P. MARÍN

Derrota sin fracaso

La contra del 'doce' ·

El maratoniano calendario liguero diseñado para salvaguardar la temporada tras la suspensión de la liga por la pandemia de la Covid-19, merma la fuerza de todos los equipos, pero perjudica a las plantillas más limitadas

EDUARDO ZURITA

GRANADA

Sábado, 20 de junio 2020, 12:09

No pudo el Granada vencer al Villarreal. Un solitario gol del jugador nacional con más dianas del campeonato, Gerard, desequilibró el marcador cuando aún no ... se había disputado el primer cuarto de hora de partido. Antes, Asenjo había hecho un milagro salvando con una acción llena de reflejos lo que parecía un gol seguro de Soldado. En esas dos acciones se decidió el partido. El equipo castellonense, traicionando sus principios de gusto por el juego trenzado, aprovechó un balonazo de Rubén Peña al espacio mal defendido tras Neva y Germán, con Gerard haciendo el resto con un certero disparo. La mayor eficacia del equipo castellonense decidió el duelo, porque por juego no debió haber vencedor. Unas tablas hubieran hecho justicia a lo visto.

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El maratoniano calendario liguero diseñado para salvaguardar la temporada tras la suspensión de la liga por la pandemia de la Covid-19, merma la fuerza de todos los equipos, pero perjudica a las plantillas más limitadas. Si a ello se une una plaga de lesiones en elementos trascendentes, el panorama se vuelve muy complicado. Setién se atrevió a decir que la nueva regla de los cinco cambios beneficiaba a los rivales modestos, que podían refrescar a más gente para competir contra los grandes. Cuando el santanderino en su banquillo puede permitirse el lujo de tener a jugadores de la talla de Luis Suárez, Griezmann o Rakitic, todo está dicho. Es evidente que con la disminución de las energías producida por las cortas pausas existentes entre jornadas, las plantillas más talentosas terminan ejerciendo su poderío.

La vuelta de la competición post-confinamiento ha traído al Granada una victoria, un empate y una derrota. En obtención de puntos se ha ido de más a menos, acorde con la reducción de fuerzas que el equipo ha demostrado con el paso de estas tres jornadas. Ante el Villarreal, hubo momentos en que los de Diego Martínez parecieron al límite de sus capacidades físicas y mentales. Sólo el tesón de este equipo, inconmensurable, los hizo seguir compitiendo y crear suficientes oportunidades para haber igualado la contienda.

No está siendo el fútbol del Granada en este regreso un modelo de fluidez. La línea de creación está muy castigada. A la pérdida del sereno cerebro de Montoro, se ha unido ahora la baja de Gonalons, especialista en sacar el balón desde atrás con criterio. Afortunadamente queda Yangel, que ante los amarillos del Villarreal fue de menos a más, un coloso en la lucha en el centro del campo. Eteki y Azeez están poniendo esfuerzo y honradez para solventar la papeleta de sustituir a jugadores que atesoran más talento que ellos, pero les da para lo que les da. Debe fiarlo todo el Granada a la inspiración de jugadores como Vico y Puertas, que estuvieron muy por debajo de sus posibilidades durante el encuentro de este viernes, lo que apagó la luz del Granada durante demasiados minutos.

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Sólo el revulsivo de Machís pareció con su salida en la segunda parte despertar al Granada de su letargo, haciendo que empezasen a suceder cosas desde las bandas, que habían estado inéditas desde el centro de Vico que Asenjo salvó a Soldado en el minuto tres del partido. La segunda parte, a pesar del atasco que en ciertos periodos tuvo el equipo, trajo nuevamente una mejoría de la escuadra rojiblanca, que acarició el gol en varios centros bien lanzados de los extremos, y sobre todo en una ocasión de Puertas tras asistencia de cabeza de Germán, que había subido a lo Alexanco a posicionarse como delantero centro en el tramo final del partido. Para entonces Diego Martínez había reorganizado varias veces al equipo para disponer sobre el césped toda la artillería ofensiva de que dispone. A destacar el desparpajo que poco a poco va mostrando Antoñín, aunque aún debe mejorar en el tiempo de repuesta, pues la velocidad de acción en la élite es mucho mayor que en categorías inferiores.

A la vista de lo ocurrido en Los Cármenes vuelve a colación las reflexiones sobre los modelos de fútbol y los resultados que se obtienen. El Villarreal lleva tres victorias en tres partidos, todas ellas conseguidas por la mínima. Si la primera en Vigo ante el Celta estuvo acompañada de dominio y buen juego -aunque llegó en los estertores del partido-, ante el Mallorca se las vio y deseó para mantener la exigua ventaja conseguida, y ante el Granada no mereció tanto botín visto el juego que desplegó. Pero ganó, renunciando a su juego vistoso, siendo muy práctico, evitando errores defensivos y minimizando oportunidades para el Granada. O sea, lo que el Granada hizo en el Villamarín ante el Betis hasta la señalización del penaltito de Vallejo a Borja Iglesias. Posiblemente la racanería amarilla no tendrá tantos ditirambos como los vertidos contra el Granada y su plan de contención la pasada noche del lunes.

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Todos los aficionados esperaban otra gesta rojiblanca en forma de nueva victoria sobre el Villarreal que encaramara al equipo al séptimo puesto de la clasificación, ése que otorgará al final del campeonato el privilegio de participar en competición europea el año que viene. Puede que algunos se frustrasen ante la oportunidad perdida, pero la derrota ante el Villarreal nunca puede ser tildada de fracaso. No cabe ese término con la temporada que está desarrollando el equipo, que ha hecho disfrutar a los suyos mucho más que sufrir -lo nunca visto en la anterior estancia de seis temporadas continuadas en Primera-, ni lo merece el esfuerzo buscando el equilibrio demostrado la tarde del viernes. Se perdió, pero se cayó luchando y compitiendo al límite de las fuerzas. En el banquillo del rival, para decantar y/o controlar el partido en su fase final, Calleja contaba, entre otros, nada menos que con Alcácer y Santi Cazorla, dos internacionales españoles con títulos y estancias en equipos de prestigio a lo largo de sus carreras; o con la máquina física de Anguissa y la rapidez de Chukweze. Ahí es nada.

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