Una degradación que acelera la hoja de ruta del Granada en el mercado
Una derrota en el derbi del martes puede suponer el enésimo clavo en el ataúd de un Granada que quizás se vea obligado a planificar con la Segunda división también en la cabeza
Resulta asombroso que en un lustro tengan pinta de concentrarse el mejor Granada de todos los tiempos y el que presenta visos de ser el ... peor de su historia en la élite, si nada ni nadie lo remedia. Todo dentro de la era china en el control accionarial mayoritario de la sociedad rojiblanca. Una degradación galopante desde ese trienio de Diego Martínez que adquirió la ilustre etiqueta 'Euro' hasta la situación actual, pese a la paradoja de celebrarse un ascenso a Primera división como campeón hace solo siete meses, una eternidad en fútbol. De cómo se digirió la sucesión del 'chamán' y de la errática política llevada a cabo tras el éxito más reciente, a finales de mayo, carga con una responsabilidad enorme la propiedad del club y sus representantes, así como los gestores elegidos en el camino, pese a que muchos no contaron con el margen de maniobra necesario para enfocar los desafíos, algunos metafóricamente quemados en una pira como chivos expiatorios en la huida hacia delante del proyecto. El problema es más profundo y complejo.
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El Granada lleva meses agarrado al mercado de invierno como su ventana de oportunidad, algo reconocido públicamente en su despedida por Paco López, otro al que arrastró aquella ola gigante consecuencia de un periodo errático entre temporadas, que empezó con los rumores de venta de la entidad ralentizando los primeros movimientos del mercado con la mera especulación ruidosa y que terminó con un cierre desastroso, sin los fichajes esperados por el entonces entrenador sobre todo en el plano defensivo y con varios de sus descartes en la plantilla. Pero para llegar «vivos» a enero, como ansiaba el valenciano, había que sumar muchos puntos para no descolgarse en la clasificación. Aunque la mala dinámica de muchos rivales ha impedido que la distancia en puntos sea sideral con la zona de permanencia, el Granada ha dado pocas señales para el optimismo, incapaz de competir con regularidad a lo largo de los partidos, con errores individuales descomunales en el área propia y en sus cercanías, a lo que ha unido una pobreza ofensiva desde la llegada de Alexander Medina, mal que ya se atisbaba en las últimas jornadas con Paco López. El uruguayo se ha esmerado en que el conjunto recupere la compostura y el orden, pero en su proceso los rojiblancos se han vuelto más timoratos. Antes al menos maquillaban resultados con arrojo en los minutos finales, aunque sucumbieran por sus arranques catastróficos. En Vigo, ante un rival directo, no fueron capaces de chutar a puerta en el tramo definitivo aun estando en superioridad numérica por la expulsión de Iago Aspas.
Todo esto puede llegar a acelerar la hoja de ruta en el mercado de Matteo Tognozzi, que de momento es la última esperanza del granadinismo, aunque haya quien ya cuestione su elección en el banquillo. El italiano vino con una misión, que el equipo saliera del pozo y continuara en la máxima categoría, analizando hasta que abriera el bazar en 2024. En el tránsito, optó por cesar a Paco López. Por ahora, en tres partidos, un mero punto y un aumento de la separación con el cuarto por la cola.
Tognozzi dice tener claras las necesidades y las alternativas por puesto. Aparte del margen económico que hubiera, este se aumenta con el traspaso de Bryan Zaragoza, que seguirá en la casa al menos, el único que tiene pulso en ataque a día de hoy, alicaídos Boyé y Uzuni, sin alma los habituales suplentes. Sin embargo, sabe que se topará con una encrucijada si el Granada no gana el derbi con el Sevilla. Aparte de que sería el enésimo clavo en el ataúd, quizás obligue a una planificación alterada, con la Segunda también en la cabeza, incorporando a jugadores que se liguen al club pase lo que pase, no solo aventureros para unos meses con ganas de escapar después.
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Lógicamente, Tognozzi y los dirigentes no darán muestras de rendición y agotarán todas las posibilidades de seguir en Primera, empleando recursos para ello. En cualquier caso, sería importante que el consejo de administración defina si el transalpino también será su hombre al mando en caso de caída al infierno o si, como pasó en el anterior descenso, descabezará la cúpula de mando para reiniciar todo.
No hay un futuro equilibrado sin estabilidad, que se pone a prueba ante los malos resultados. Lo demás es dejarse llevar por el viento. De ahí que sea posible que, en pocos años, el club alcanzara la cima y ahora vuelva a rodar, lleno de magulladuras, hasta el pie de la montaña.
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