De Cupido a Guardiola: así se quiere en Los Cármenes
Día especial en el estadio nazarí, con el amor flotando en el aire entre las muchas parejas del público y, sobre todo, los protagonistas de un equipo que enamora a todos
Domingo, 16 de febrero 2020, 02:22
Dicen que amores reñidos son los más queridos. Quizá por ello sale, a la larga, tan barato para el corazón ser del Granada. El partido ... de los rojiblancos ante el Valladolid demostró que no hay fecha para amar en el calendario, lejos de esa teoría consumista que aligera la cartera con el ánimo de ensanchar el corazón. La visita pucelana al Nuevo Los Cármenes estaba prevista para San Valentín, 14 de febrero, pero se reaccionó a la clasificación de los de Diego Martínez para las semifinales de Copa postergando un día el encuentro. Las parejas más granadinistas pudieron disfrutar así de dos veladas para celebrar dos amores distintos.
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Si el 14 era íntimo, el 15, la niña bonita era el Granada y la declaración de amor, 'vox populi'. Ya desde muy pronto, apenas las seis de la tarde, las terrazas eran balcones desde el que exhibir carantoñas. Enfundados con la elástica rojiblanca, la estampa idílica del café de media tarde iba dejando paso al paseo por los aledaños del estadio. Hubo no pocos curiosos que acudieron a la tienda buscando el regalo que no pudieron hacer el viernes.
No obstante, muchas parejas echaban en falta que hubiera alguna promoción para que los dos miembros de la pareja pudieran renovar su armario nazarí. Una pareja compartía, además de un proyecto de futuro, un mismo ídolo. Abandonaban, de la mano, la tienda con dos camisetas de Soldado. La blanca para él, la rojiblanca para ella. El nueve en la espalda de ambos. Amor correspondido por el valenciano, que ha profesado un cariño a la afición impropio de su carrera aquí.
'Love is in the air' debió sonar en el hilo musical del estadio zaidinero, ayer plató de 'First Dates', donde se notó que el día era para los papás y las mamás. Eran numerosas las parejas en el graderío, compartiendo charla, disfrutando de la previa de un encuentro que, como la mayoría de relaciones interpersonales, atraviesan por una montaña rusa de sentimientos.
Sobre el verde y a su alrededor coincidieron varias historias de amor. Desde la más real hasta la más metafórica. Todas ellas misteriosas, enjuagadas en el 'ahora sí, ahora no' de los grandes relatos. No hay, en primer lugar, una relación más bonita que la de Fede Vico con la pelota. Así se lo recordó y aplaudió la grada cuando saltó el cordobés en el calentamiento. Todos tenían ganas de ver de nuevo a ese punzón entre líneas, aplaudido con fuerza a pesar del momento delicado del partido en el que ingresó. Si los mejores amores son los más reñidos, el de Vico por el fútbol está destinado a acabar esta temporada en algo grande.
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Reñida es también la relación de Carlos Fernández con el gol. No es el primer partido en el que tiene que rondar a su amada presa, el tanto, con insistencia para acabar conquistando las redes rivales. La afición tiene con el sevillano una extraña relación. Exige al fino delantero porque sabe de su calidad. Se desespera cuando se destapa humano ante la puerta, pero sigue brindándole un voto de confianza. Surge en la grada un mismo murmullo que viene a significar «¡Vamos Carlitos!». No lo quiere reconocer la afición, que aún se sonroja con el sevillano, pero está prendada.
Mucho más confesable es el amor de los granadinistas por Puertas. Tramposo para los pucelanos, quizá tengan razón. No por el gol, que es evidente espaldarazo a la fe ciega del Granada. Tramposo porque quizá sus flechas lleven pócima de amores. Nadie sabe si su arco es de amor o de arquero al más puro estilo Robin Hood. Renovado su relación estrecha con el club de las rayas rojiblancas horizontales, el papel que ocupa el almeriense parece ser, cada vez con menos bruma, el de Cupido.
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La afición amaba y ama, lo reconozca o no, a un fiero guerrero, ablandado anoche quizá por tener aún sentimientos encontrados. Y es que otra de las historias de amor sobre el verde de Los Cármenes fue, por desgracia, la de una relación (por ahora) imposible. Fede San Emeterio regresaba a donde fue feliz. Granada es una ex con la que siempre tendrá pendiente un café. No como Sergi Guardiola. La grada prefiere no recordarlo y, cuando lo hace, es para lamentar sus goles. Así es el amor en Los Cármenes. En ocasiones dura 90 minutos, otras toda una vida dedicada al Granada.
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