Los jugadores se lamentan al final del partido. José Miguel Baldomero
La crónica

Un alargue cruel deprime al Granada

Los nazaríes, más de 55 minutos con uno menos por otra roja tonta, a Villar, derraman un triunfo trabajado al recibir dos goles en el añadido y empatar

Rafael Lamelas

Granada

Sábado, 22 de febrero 2025, 20:56

Un alargue cruel deprimió a un Granada que ya saboreaba el triunfo ante el Real Zaragoza. Los nazaríes lo habían soportado todo hasta el tiempo ... añadido. Más de 55 minutos con un futbolista menos por otra roja estúpida, esta vez de Gonzalo Villar, en los que no solo aguantaron su ventaja inicial, con golazo de Abde Rebbach, sino que la aumentaron a lomos del bravo Lucas Boyé, clave en el tanto de Giorgi Tsitaishvili. El Zaragoza parecía inocuo, pero entró en trance en la prolongación gracias a Alberto Marí. Su cabezazo en un córner, en un fallo de marca, y su tiro lejano y huidizo, ante el que nadie se interpuso para que concluyera en la red, tampoco Luca Zidane, mató a los rojiblancos.

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Llegó así el tercer empate consecutivo, el más duro de asimilar. Se escurrió por el sumidero una victoria que habría impulsado al grupo, si no tanto en la clasificación, sí sobre todo en moral, porque nunca es fácil competir en inferioridad, menos por otra negligencia propia. No debe quedar eclipsado el partidazo de Boyé, pero sí conviene reflexionar sobre cómo abrochar bien un encuentro.

Granada

Luca Zidane; Rubén Sánchez, Manu Lama, Miguel Rubio, Loïc Williams, Tsitaishvili (Rodelas, m. 78); Gonzalo Villar, Sergio Ruiz, Stoichkov (Manu Trigueros, m. 78), Rebbach (Martin Hongla, m. 46); y Lucas Boyé (Borja Bastón, m. 89).

2

-

2

Zaragoza

Femenías; Calero (Cuenca, m. 59), Kevin Arriaga, Jair, Tasende (Aketxe, m. 73); Keidi Bare, Francho Serrano, Liso, Adu Ares (Marí, m. 59); Soberón (Pau Sans, m. 59) y Bazdar.

  • GOLES: 1-0, m. 23: Rebbach, 2-0, m. 48: Tsitaishvili; 2-1, m. 92: Marí; 2-2, m. 95: Marí.

  • ÁRBITRO: Cid Camacho (comité castellanoleonés). Roja directa a Gonzalo Villar (m. 35) y a Stoichkov (m. 97). Amonestó a los locales Loïc Williams (m. 19) y Manu Lama (m. 81); y a los visitantes Soberón (m. 17), Jair (m. 59), Liso (m. 74) y el técnico Miguel Ángel Ramírez (m. 97).

  • INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 28 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes ante 15.266 espectadores.

El arranque fue de alto voltaje. Boyé, que magnetiza todo, balones y rivales, se zafó de su marca con una pisada de fútbol sala con envío largo hacia Tsitaishvili y conexión hacia Rebbach, que empieza siempre con queroseno en el depósito. La formación de tres centrales se evidenciaba, con Loïc en el sector zocato y Tsitaishvili haciendo el yo-yo, pero con evidentes dificultades defensivas. El Zaragoza no tuvo que analizar mucho para percibir que ahí tenía la veta y percutió por el costado que protegía el georgiano. Sin embargo, cuando atacaba sí le daba variantes. En otra asociación con Rebbach, a Boyé se le escurrió la pelota al ir a orientarla.

El Zaragoza avisó de lejos con Soberón, pero en general estaba a verlas venir, recreándose en cada parada sin ninguna prisa. Esperaba un error o desajuste y alguno pudo haber en balones huidizos, como en algunas cesiones a Luca, terrorífica en especial la de Villar.

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Loïc quedó amonestado pronto y esto condicionaba todo el parche de la izquierda. Escribá mandó reordenar las fichas pasado el minuto 20 y el Granada recuperó el 4-4-2, con Williams de lateral puro, Giorgi en el extremo diestro y Rebbach más afilado en la izquierda, sin tanto espacio que ocupar. Quedó bendecido el argelino, que encarnó a Vinicius en un eslalon fabuloso, con algo de suerte inicial y mucha clase en la continuación y sobre todo el final, con un disparo con láser a portería. Primer gol del cedido por el Alavés, que puede echarlo de menos.

Rebbach siguió con el turbo y daba la impresión de que algún rojiblanco tenía que meter la pata hasta el fondo para que la tendencia les perjudicara. Pudo ser en un pase hacia Rubio en el que el central se despistó un ápice, pero la pifia iba a tener otro nombre y apellido, el de Gonzalo Villar. En una de esas maniobras que tanto le gustan al murciano, en las que se gira sobre sí mismo en zona intermedia cuando tiene pases, se le fue un poco el esférico y cometió la torpeza de lanzarse al suelo para evitar el avance rival, con la alevosía de meterle los tacos abajo a Keidi Bare, que gritó para que el árbitro no confundiera la amarilla por la roja. Lo de Villar no fue tan lamentable como lo de Ricard en Huesca, pero desde luego le vuelve a señalar en acciones absurdas.

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Con inferioridad, el Zaragoza inició un goteo hacia Zidane. Tsitaishvili cerró por dentro mientras Hongla calentaba para salir al descanso. El portero nazarí repelió un tirazo de Tasende y luego sacó una mano prodigiosa ante Soberón en segundos. Los maños quisieron dar el golpe antes del descanso, más dominadores, pero es un equipo falto de confianza al que le cuesta articular jugadas. El Granada sobrevivió con lo puesto y ya coló a Hongla por Rebbach, con un 4-4-1 y Stoichkov en la banda izquierda.

Boyé vale por dos

Ese '1' arriba, solitario pero poderoso, era Boyé, que iba a encender una linterna en la oscuridad. Recibió en campo nazarí un saque de banda, pegado a la derecha, de espaldas. Se giró como en baloncesto y emprendió una carrera porfiando con Tasende. Un pulso frenético de arrancadas y frenadas, con el argentino protegiendo la pelota con esmero hasta liberarse con potencia de búfalo y envió hacia Tsitaishvili, que le ha cogido el gusto a anotar de carambola.

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El Zaragoza pudo desangrarse del todo en un córner posterior, botado por Sergio Ruiz, enfocado con la testa por Stoichkov y concluido por Manu Lama de un frentazo, celebrado con estrépito por todos, pero cancelado cuando ya el balón se posaba en el centro para el saque. El caso es que el VAR acertó.

La afición se dejaba las palmas con Boyé, orgullo y coraje. Su raza contagiaba al resto, con un grado de atención nivelado a la necesidad. Los sobreesfuerzos se iban acusando. Rubén apretó el turbo aun así y generó una llegada con Stoichkov de aliado, con un pase interior finísimo a Boyé, que este no aprovechó con un zurdazo descontrolado hacia el lateral de la meta.

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Pasaron a escena Rodelas y Trigueros por Tsitaishvili y Stoichkov. El de Alhendín intentó alguna travesura con Boyé, que iba ya precipitado de tanto ímpetu. Trigueros también acarició el gol, a gusto como mediapunta. El Granada ya cerraba de nuevo con tres y Chiqui como carrilero. Arriba, siguió con el mismo pundonor del nuevo ídolo de la grada: «Boyeeeé, Boyeeeé». Despedida con honores para el gran general. Se iba a perder el final de la obra, trágico.

El Zaragoza maquilló el marcador en un córner del alargue y la hecatombe llegó después, cuando chutó desde Marte Pere Sans y apareció Marí, a la espalda de todos, para poner su sello.

El 2-2 se anuló inicialmente, pero la imagen repetida validaba la ubicación. Todo se puso frenético y hasta hubo una tangana con Hongla, que anda envenado con sus suplencias, en la que Stoichkov, ya sustituido, también fue expulsado. Veremos dónde se disculpan algunos esta vez. Conviene reflexión. Hubo injusticia pero también comportamientos reprobables.

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