El Granada paga su conformismo en Almería

Se presumía un duelo igualado y lo fue, con mejor gestión de los nazaríes hasta el descanso, premiada con la diana, y dominio casi completo de la UDA tras la pausa. Rubi acertó con los cambios y al Granada se le hizo eterna la recta final. En un día para agarrar al menos un punto, regresó por la A-92 de vacío.

Escribá volvió a sus primeras impresiones, con un 'once' muy similar al que empleó en su debut como rojiblanco en Burgos. Variaron los centrales, que entonces fueron dos zurdos, Loïc Williams e Ignasi Miquel, en favor de dos diestros, Miguel Rubio y Pablo Insua, la pareja elegida para frenar al pichichi de la categoría, Luis Suárez. Se libró de los cepos justo al final, para escarnio visitante.

El Granada se esmeró en tejer una red en el centro del campo, la zona más floja de los locales al comienzo, con esa tendencia tan particular que tiene la UDA de partirse entre la retaguardia y su floreada vanguardia. Por dentro se hicieron fuertes, a distintas escalas, Hongla, Gonzalo Villar y Reinier, aunque la gran novedad fue la presencia en la izquierda de Józwiak, muy motivado. Incordió a Pubill y por momentos le sacó de sus casillas. Como era de esperar, no aguantó todo el partido. Hubo otros que también se quedaron sin gasolina.

Los nazaríes parecían de una pieza en el tramo inicial, aunque la preocupación siempre estuvo en que la UDA no galopara ante cualquier fallo. El respeto entre oponentes latía, por lo que en los primeros compases prevaleció la organización sobre el desenfreno. Sí pudo llegar algo potable de un centro de Tsitaishvili desde la izquierda que Edgar rechazó y que le cayó a Reinier, cuya maniobra terminó con un tiro entre palos que detuvo Fernando.

Los locales se dedicaron a contemplar a su presa a la espera de un fallo ajeno, pero por momentos se desesperaron en sus persecuciones. Gui, que vio una amarilla pronto, recibió un doble indulto del árbitro en acciones posteriores más punibles que le habrían mandado a la ducha antes de tiempo.

Baptistao fue el primero en probar en torno a Mariño, pero el que sí obligó a lucir guantes al gallego fue Pubill, en la primera vez que los granadinistas dejaron que el zafarrancho almeriense se plantara en su parcela. Luego, casi les castiga un regalo de Ricard Sánchez ante el que Baptistao optó por la solución personal, pero Mariño no estaba dispuesto a rendirse tan pronto.

El Granada tenía más el esférico, aunque era un dominio estéril. Probó Tsitaishvili directamente desde el córner y un poco más tarde Hongla en un balón que enganchó tras un despeje débil de la UDA.

El 0-0 significaba respeto entre clubes, cuando Uzuni empezó a revolotear tras unos minutos en tierra de nadie. Hizo un caño a Langa y probó fortuna desde el centro del campo, pero el intento de premio Puskas se quedó por el camino. Al menos, le sirvió para calentar motores. Con el alargue del primer tiempo en marcha, Villar acosó a Lopy sin hacerle falta. El jugador local perdió el balón y se quedó protestando mientras la redonda le llegó a Uzuni, que entró en canal. Se abrió paso con la derecha y concluyó de zurda ante Fernando.

Rubi no lo dudó y retiró a Gui en el descanso para evitar que siguiera opositando a la tarjeta roja e introdujo a Melero, determinante. En ventaja, todo consistía en aminorar las embestidas de la UDA, que se iban a multiplicar con el cansancio, pero el Granada no resistió.

Brau tuvo que salir con la hoz en el área en una arremetida de Langa. Por lógica, iba a tocar sufrimiento. En una llegada, Tsitaishvili buscó la plasticidad de una volea, pero la rúbrica la puso Ricard con un misil de corto alcance que frenó Fernando.

En un córner, Mariño tuvo problemas por el barullo en el área, pero la UDA no afinaba la mirilla. Una acción aislada que traducía el mayor dominio local. En otra patochada de Ricard, que fue blando a un corte y le hicieron un caño, se originó una llegada que marró Arribas con el marco de cara.

La UDA husmeaba el empate. Escribá reservó sus cartas hasta superar la hora de encuentro. Sergio Ruiz para acentuar el 'trivote' y Pablo Sáenz para percutir y cerrar por la izquierda, fundidos Reinier y Józwiak. El navarro participó en un ataque fugaz que Ricard finiquitó mal con la zurda. No hubo más.

Arnau tuvo un remate en una irrupción que Mariño atajó con entereza. Luis Suárez gozó de otra en una escaramuza aislada. El Granada rescató a Manu Trigueros y Rubén Sánchez, este como extremo. Trigueros quiso agarrar el diapasón, pero el encuentro les estaba pasando a todos por encima.

Arribas perdonó de nuevo ante una zaga nazarí justa de fuerzas. La UDA sometía y el Granada no se tenía en pie. En un pase en largo, Melero vio a Suárez, que dio cuenta de Rubio para reventar la red y colocar el empate. La cosa no iba a acabar así y Melero iba aparecer en pleno éxtasis ofensivo para remachar un despeje desde el área chica de Rubio, tras una llegada felina de Suárez.

El Granada notaba el sabor de la sangre en la boca. Ya no se recuperó. Le pasó por encima un adversario muy a lo Real Madrid, con pegada cuando lo soliviantan. Así son los grandes. Esta UDA lo es en Segunda división.