La Copa señala a varios futbolistas cuya aportación resulta deficiente

Robert Moreno se decantó por una estructura con tres centrales con carrileros que diseminó tres pivotes en la medular. Emparejados se pusieron el canterano Isma Ruiz y el camerunés Yan Eteki. Un poco por delante, como volante, su teórica posición natural, se ubicó el mallorquín Monchu. En ningún momento mezclaron bien y se vieron desbordados por el ímpetu del Mancha Real. Isma volvía a jugar tras su última lesión y se le vio fuera de ritmo, con muchas dificultades para maniobrar. Monchu, unos pasos por delante, quiso tener un papel relevante en el ataque, pero el abusivo fútbol directo le anuló. Cuando pudo actuar, se enredó en conducciones o en pases inservibles. Tan solo dejó una nota llamativa en un lanzamiento de falta que estrelló en el larguero. Ambos fueron relevados en el descanso. Eteki, un cuarto de hora después. El africano se extralimitó con el balón, intentando filtrar balones que acabaron en posesión de los locales.

Los laterales Arias y Escudero agitaron en ataque, pero sufrieron en defensa. Bacca dio síntoma de decadencia. Al menos, regresó Machís, aunque aún no parece estar para forzar como titular. Sí estarán frescos Quini, Neva, Gonalons, Soro o Puertas, quien ayer celebró su paternidad, pero está dispuesto a jugar.