Rui Silva evitó una derrota humillante en Balaídos con sus intervenciones. AFP
La Contracrónica

Del cielo al infierno

CELTA-GRANADA ·

Es la primera vez que remontan al Granada de Diego Martínez un partido en el que se adelanta. El golpe de Balaídos queda minimizado por las espectaculares intervenciones de Rui Silva para evitar una derrota sonrojante

Lunes, 30 de noviembre 2020, 01:05

Cal y arena para Diego Martínez en las visitas a su tierra. El entrenador del Granada, vigués de nacimiento, sufrió por primera vez la derrota ... después de que su equipo se adelantara en el marcador. Es curioso que hasta la fecha el técnico estuviera acostumbrado a pasar del infierno al cielo, siempre en ascenso, con paso previo por el purgatorio. Hasta anoche. Que fue al revés. La tristeza de la remontada negativa. Y para colmo Diego Martínez la sufrió en su tierra, en su querido Vigo. Muy duro cuando lo 'normal' es que su equipo reaccione y sea el que contrarreste con remontadas las ventajas en contra.

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Luis Suárez abrió el marcador a los 24 minutos a pase de Milla pero la alegría duró muy poco. Apenas dos minutos después igualó Nolito a pase de Olaza. Las ocasiones de gol por parte del Celta se multiplicaron, el mismo exdelantero del Granada tuvo una clarísima en el minuto 70 aunque lanzó la bola alta. Diez minutos más tarde se consumó la primera remontada negativa, con tanto de Baeza, acompañado por la sentencia de Fran Beltrán a renglón seguido.

Silva evita silbidos

Cuando uno silba muchas veces es como disimulo. En este caso no se trataba de 'hacerse el longui' y escaquearse, todo lo contrario. Silva con 'v' no tenía que silbar, ni mucho menos, aunque pudo hacerlo en varias ocasiones debido a los despistes de sus laterales, especialmente de Foulquier al colársele los celestes, o a sus tres centrales, sí, nada menos que tres, incapaces de frenar las embestidas lideradas por Iago Aspas. El meta Rui Silva tuvo motivos para chiflarle a sus compañeros y corregir las posiciones en el campo o regañarles por cierto apollardamiento. Tampoco la medular sujetó lo necesario y Jorge Molina ni la olió.

El Granada podría silbar al final a pesar de haber encajado la cuarta derrota liguera y de la temporada –en la Europa League contabiliza cinco victorias y un empate en seis citas– porque silbar, aquí, más que para disimular serviría para desahogarse, es como borrar de la memoria rápido tropiezo tan inédito por el 0-1 y, ya saben, aplicar aquello de... pelillos a la mar.

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El guardameta luso no tiene nada de iluso, al revés, en Balaídos gracias al luso los aficionados rojiblancos pudieron ilusionarse. Y si no es por Rui Silva al volver a Granada les hubieran silbado. La fea derrota, los tres goles encajados, pudo ser mayor, bastante más amplia si no es por el portero que tan alto se cotiza por méritos propios, que el club consiguió amarrar de momento pero que tiene muchas novias, por Portugal, Inglaterra...

Rui Silva pudo ser el gran protagonista del partido, aunque los honores recayeron en Aspas, que volvió loca a la defensa rojiblanca. No marcó pero de sus botas salieron todos los goles y, también, las oportunidades que el portero rojiblanco desbarató. Nada más empezar, paradón a pase de Aspas, otra asistencia y a Nolito se le va alta; en el minuto 20 otra más a Mallo y espectacular Rui. Incluso con el 1-1, al borde del intermedio (minuto 38), colosal a lanzamiento de Brais Méndez. Coudet, agitado, cortó la racha de ocho partidos sin ganar, ahora el Granada lleva tres. Nada fue O.K. anoche, ni siquiera Okay, que tiró del pelo a Milla.

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