Un central que cruzó el Atlántico en busca de una oportunidad

Sus padres ya vivían desde un año antes en España, por lo que decidió probar suerte aquí. Aterrizó en Madrid en 2013 donde, tras varias pruebas fallidas en equipos de la ciudad, recaló en el filial del modesto San Sebastián de los Reyes, que entonces jugaba en Preferente. Allí empezó a cultivar los rasgos que hoy le caracterizan: la solidez, la velocidad al corte y el buen trato del esférico al comenzar la jugada. Todo ello unido a su robustez, le permitió ganarse un puesto en la primera plantilla en la temporada 2016/2017, con el equipo en Segunda B.

Se convirtió en una pieza clave en el conjunto madrileño en el que, tras celebrar la permanencia en su primer curso, se hizo con la titularidad la campaña siguiente, de nuevo en 'división de bronce'. Fue entonces cuando el sueño comenzó a parecer real.

Su buen rendimiento en la categoría no pasó desapercibido para el Elche, que se encontraba peleando por regresar a Segunda. El cuadro ilicitano se hizo con su fichaje en el mercado invernal de aquella misma temporada, la 2017/2018, y no tardó en asentarse en el esquema de Pacheta, el entrenador. Disputó 20 encuentros, 19 de ellos como titular, y pudo celebrar el ascenso franjiverde, el mayor éxito de sus palmarés hasta la fecha.

Contaba con la confianza del técnico, que conservó su puesto en LaLiga 1|2|3, lo que le permitió debutar en el fútbol profesional en la recién terminada campaña. Se estrenó, precisamente, ante el Granada, en un partido tosco en el que tuvo que lidiar con su compatriota Adrián Ramos, que no pudo deshacerse del marcaje del flamante fichaje rojiblanco. Tampoco tuvo demasiado éxito Rodri Ríos, aunque este gozó de mayor protagonismo en el segundo acto de la cita en el Martínez Valero.

Jugó los noventa minutos de aquel encuentro, el primero de los 30 que ha disputado en el último curso entre Liga y Copa del Rey. No llegó a jugar en Los Cármenes, pero actuó de inicio en 23 de ellos, en los que, además, anotó un gol y recibió once cartulinas amarillas. Ahora, con 25 años y enfundado en la elástica rojiblanca horizontal, podrá ver cumplido el reto que le llevó a abandonar su tierra.