Carlos Fernández celebra con rabia su gol al Athletic. PEPE MARÍN

Carlos Fernández permitió soñar con la clasificación

El delantero sevillano, que recuperó la titularidad tras descansar ante el Celta, anotó el primer gol del Granada, con el que consolidó una gran actuación ante el Athletic de Bilbao

Chema Ruiz España

GRANADA

Viernes, 6 de marzo 2020, 02:13

Que Carlos Fernández fuese uno de los elegidos para comparecer ante los medios de comunicación esta semana no era casualidad, ni fruto del azar. El ... delantero es uno de los pesos pesados del Granada, a pesar de su corta edad, y uno de los jugadores que más ha calado en la afición. Ante el Athletic sería, además, el único punta plenamente disponible para Diego Martínez, que no podía contar con Soldado y que incluyó en la convocatoria a Antoñín, aún en proceso de adaptación. El sevillano creyó en la Copa, aceptó con naturalidad su rol en la cita más grande que ha disputado hasta la fecha y anotó un gol que permitió a la hinchada soñar con la final.

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Si el resultado del encuentro hubiera sido otro, probablemente Carlos Fernández habría salido a hombros de Los Cármenes, como en su día lo hizo Ighalo en Elche. La actuación del joven futbolista fue sobresaliente. Salió como único punta del cada partido más asentado sistema de tres centrales, flanqueado por Darwin Machís y Antonio Puertas, aunque durante el primer tiempo actuó por todo el frente de ataque. Volvió a adoptar el papel de 'falso nueve' y cedió protagonismo en zona de remate para el de Benahadux, su mejor socio durante el duelo.

Se movió entre líneas por todo el frente de ataque, desestabilizando un entramado bilbaíno que, sin embargo, fue muy sólido ante los envíos laterales. A su habilidad en el movimiento con libertad añadió sacrificio, lo que permitió sacar fruto al acoso en la zona de creación del conjunto de Gaizka Garitano, que frecuentemente se vio obligado a quitarse el balón de encima.

Buscó a Puertas en el remate y combinó siempre en busca de la grieta en la defensa visitante. También saltó a cada balón dividido junto a una zaga poderosa, a la que comprometió sobremanera. Sin embargo, al descanso llegó sin haber generado peligro real sobre la meta, algo que cambió a la vuelta de los vestuarios.

Carlos Fernández se adhirió a los centrales para ejercer de delantero tradicional y fue de esta forma como consiguió neutralizar a la zaga. Se adelantó a Unai Núñez e Iñigo Martínez para cabecear a gol desde el punto de penalti, con sutileza pero buena colocación. A partir de ahí se movió en vertical, a la espalda de la defensa, pero no recibió con claridad. Acabó exhausto, con las medias al tobillo, y derrotado.

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