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Los jugadores celebran el gol de Germán. ALFREDO AGUILAR
La Crónica

Una carambola maravillosa

El Granada se impone a la Real con un gol de rebote de Germán y aprovecha la jornada para abrir brecha respecto a la parte baja

Domingo, 14 de marzo 2021, 18:18

Una jugada de billar dio el triunfo al Granada frente a la Real Sociedad. Un chut de Víctor Díaz desde la frontal tras el ... rechazo de un córner que Germán convirtió, casi sin querer, en una maravillosa carambola. Cedió la resistencia donostiarra en un encuentro serio, competido y de escasas ocasiones, dependiente de detalles aislados así.

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Un pulso firme que fue desigual en Anoeta por la escasez de efectivos por aquel confinamiento forzoso tras Chipre. Esta vez, aun sin plena disponibilidad y cansancio en las botas, los rojiblancos sí se asemejaron a su versión competitiva. El fútbol es esto cuando no se está en plenitud: acierto y resistencia. Golpear y saber sostener la guardia. El descenso ya se ve a kilómetros y centrarse en la Europa League ya no parece tan osado.

Granada

Rui Silva; Foulquier (Víctor Díaz, m. 48), Domingos Duarte, Germán Sánchez, Quini; Eteki (Montoro,m . 67), Yangel Herrera, Domingos Quina (Gonalons, m. 53); Fede Vico (Antonio Puertas, m. 53), Kenedy y Roberto Soldado (Jorge Molina, m. 67).

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Real Sociedad

Remiro; Gorosabel (Barrenetxea, m. 78), Zubeldia, Le Normand, Aihen; Illarra (Guevara, m. 78), Merino, David Silva (Guridi, m. 28); Januzaj (Portu, m. 63), Oyarzabal e Isak (Bautista, m. 63).

  • GOL 1-0, m. 51: Germán.

  • ÁRBITRO González Fuertes (comité asturiano): Amonestó a los locales Kenedy (m. 81) y Germán (m. 85); y a los visitantes Portu (m. 85), Guevara (m. 88) y Bautista (m. 93).

  • INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 27 de LaLiga Santander, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, sin público en las gradas.

La base titular de San Mamés repitió en Los Cármenes, pues empieza a definirse un tronco en Liga que integran algunos de los no inscritos en la Europa League, como Quini, Domingos Quina y Fede Vico (Adrián Marín va en otro vagón, más atrás). Diego Martínez, que lo vio todo desde un despacho con vistas al césped con el cristal tintado, apenas introdujo a Eteki por Montoro, Kenedy por Puertas y Soldado por Jorge Molina respecto a la derrota en Bilbao.

Todo arrancó muy parejo, mientras los adversarios definían sus estilos. El del Granada, de defensa compacta y salidas directas, con balones largos en busca de una referencia o una peinada para luego correr por fuera y busca el desequilibrio mediante el frenesí. La Real, más reposada, tejía diagonales con intención de organizar con precisión su ataque, pero se topó con una buena empalizada rojiblanca. Apenas probó Oyarzabal con algunos disparos de media distancia pero cargados de pólvora. Rui repelió uno y el otro le pasó zumbando a unos metros de sus palos.

Fueron los anfitriones los primeros en amenazar con un cabezazo de Domingos Duarte, al que le faltó girar el cuello unos grados más para dirigir el esférico a la tragona. Revoleó Quina, que en cada encuentro deja recursos de videoconsola, como si dominara todas las combinaciones de botones. Confía también en su tiro y probó en una dejada de Kenedy, que se enredó antes por no chequear su pierna derecha cuando recibió en el punto de penalti. Habían compuesto el aterrizaje entre Fede Vico y Soldado por la derecha, en la mejor aproximación inicial.

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El brasileño Kenedy está entusiasmado amaneciendo cada día con Sierra Nevada en el horizonte. Tras ir errante con la maleta de un lado a otro, cesión tras cesión, ha encontrado un sitio en el que actúa mucho y se potencian sus virtudes, que son la profundidad y el desparpajo en el gambeteo. Él corresponde con un compromiso con el modelo de los nazaríes, que exige también repliegue y ayuda, pero sin orillar esa naturalidad de la que a veces le privaban en el más militarizado Getafe, en su último préstamo. Siempre encuentra caminos entre los cepos y guarda siempre algún truco bajo la manga.

El fútbol sin público privó a la hinchada local de ver a un gran campeón como David Silva sobre el césped, pero el canario duró poco, pues Eteki le dejó un recado en la base de la espalda que le provocó una lumbalgia incipiente. Guridi, cráneo reluciente, le reemplazó. La batalla prosiguió, sin demasiada alegría y bastantes interrupciones. González Fuertes perdonó una amarilla a Zubeldia entre idas y vueltas, al aplicar una ventaja tras la que el balón tardó en salir.

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Ninguna pieza se trastocó tras el descanso hasta que Foulquier sintió un picotazo en el 'isquio', el músculo que trae por la calle de la amargura al vestuario, tres minutos después de la reanudación. Concurrió Víctor Díaz de inmediato, que ni imaginaba lo que iba a provocar. En un córner de Kenedy, la zaga realista despejó a la frontal, el sevillano enganchó la bola y Germán la rozó de refilón en su trayectoria para alterar la orientación y pillar completamente a contrapié a Remiro. Hubo abrazos para el lateral por un lado y para el central por el otro, para luego fundirse todos en uno común.

Salieron Gonalons y Puertas por Quina y Vico, a los que Diego les ve una mecha corta, pues ellos no se cansan ningún jueves. El francés se llevó un golpazo al ingresar que hizo temer lo peor, pero se restableció.

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Alguacil exploró en pos de una reacción, pero no confió en el exnazarí Carlos Fernández, sino que recurrió a Bautista y Portu. En el bando local, también se resintió Eteki en la parte posterior de su pierna, pues también llegaba cargado. Aparecieron Montoro y Jorge Molina, no fuera a 'romperse' Soldado a su vez.

El Granada, con sustituciones agotadas, disputó el último tercio con los 'tres tenores', aunque lo que tocó fue amarrar, instalar defensas antiaéreas y ensortijar la trinchera. La Real siguió insistente pero sin mirilla y Kenedy por fin experimentó con su derecha, más débil que con su perfil natural.

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Obligados a renunciar en ataque, los rojiblancos sufrieron increpaciones en una jugada en la que Merino se quedó tendido tras una falta y el Granada siguió como si nada, cuando la Real sí había devuelto la bola cuando Foulquier se lesionó. También surgió otra trifulca entre Germán y Portu, con amonestación para ambos. Hasta tras el pitido final siguieron los conflictos dialécticos, más acalorado entre Januzaj y Gonalons.

El equipo anduvo en apnea hasta la prolongación porque la Real es un equipazo muy ofensivo, que va a todas, pero todo lo aguantó el Granada, eufórico con sus 36 puntos, cobrando revancha por la afrenta de San Sebastián en la que se tuvo que presentar con chiquillos, propulsado tras su victoria europea. Ahora, resta luchar por ser uno de los ocho mejores de la UEL. Es un sueño inagotable.

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