Hubo un dato del partido ante el Sevilla que no pasó desapercibido para Ighalopedia, una valiosa cuenta de Twitter que resalta curiosidades de los rojiblancos. ... El equipo no ganaba un encuentro de Primera con un granadino sobre el campo, Isma Ruiz, desde el 1 de junio de 2013, fecha en la que se retiró Manolo Lucena, hoy delegado del club. Isma saltó en los minutos finales y se quitó la espinita de no haberse estrenado todavía esta temporada, en la que conserva dorsal del filial pero ya está en plena dinámica del primer equipo. Hay otros casos similares al suyo, con mucho futuro por delante, como el de Raúl Torrente y Pepe Sánchez, pero uno es murciano y el otro, jienense. El hecho de que Isma sea de la tierra abunda en el sentimiento de pertenencia, lo cual no quita para que los otros cachorros también se sientan identificados con el escudo que defienden.
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Más allá de una coyuntura como la vivida en los dos últimos años, dicen que para que un club modesto rompa su estatus y dé un paso adelante necesita hacer grandes ventas y que, con ellas, sepa reinventarse con el beneficio que dejen. Pero hay otro método que se ha explotado mejor en otro lares; una apuesta decidida por la cantera. Lo ideal es que el talento se fomente desde niños hasta llegar al peldaño más alto de la escalera, aunque también vale con un paso por el juvenil o el filial que permita asimilar los valores de la entidad.
El Granada tiene jugadores así, que pasaron por el B antes que por el A, como Machís, Puertas, Carlos Neva, Aarón Escandell o Luis Suárez, pero también tiene otros perfiles que pueden considerarse canteranos postizos. Son aquellos que, por circunstancias, ya encaran su quinta temporada consecutiva en el Granada. Se han arraigado y mantienen un grado de compromiso altísimo, tan genuino como el que es de la casa.
Víctor Díaz, Quini, Germán y Montoro son tipos experimentados que edifican el vestuario desde unos principios admirables. A esa cuadrilla se unen otros como Milla o Jorge Molina, que con su actitud justifican los piropos de Robert Moreno. Unos valores humanos que se hacen indispensables en los malos momentos. Códigos básicos para que cualquiera que se sume, joven o veterano, se integre a la perfección. El desembarco de jugadores de la base es indispensable para la sostenibilidad. Compartir la caseta con tipos así, que dan todo lo que tiene, supone la mejor educación que se puede recibir. Es una ocasión histórica que al Granada le conviene aprovechar, tan importante o más que volver algún día a Europa. Es el legado que quedará.
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