Bodiger, ya amonestado, entra con dureza a Sangalli. LALIGA
Granada - Cartagena

Muy buen arbitraje del joven Mateo Busquets Ferrer

la polémica ·

El colegiado juzgó bien el penalti sobre Soro y las expulsiones | No había nada en la posible mano de Quini

Domingo, 8 de enero 2023, 17:16

Partido muy complicado para Mateo Busquets Ferrer, que vivió en Los Cármenes una batalla de una intensidad pocas veces vista esta temporada. Y, sin embargo, ... el árbitro sacó una gran nota en el partido, completando una de las mejores actuaciones en las últimas temporadas. Mantuvo su criterio y acertó en las jugadas más sensibles de crear polémica.

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Tras una primera parte tranquila, en la que apenas tuvo que discernir si Soro había sido objeto de penalti en un córner donde no hubo nada, llegó el caos de la segunda mitad. Juzgó con acierto el penalti que significó el 1-0 final. Soro penetró por izquierdas tras un pase magnífico de Uzuni y cuando iba a disparar fue empujado por Calero. El defensa visitante no hace en ningún momento por jugar el balón, sino que tiene la clara intención de desequilibrar al maño en su golpeo.

Luego llegó el episodio de las expulsiones. Acertó en ambas. La de Bodiger, por doble amarilla, viene arrastrada de una jugada algo más grisácea. El francés entró por detrás a Jairo en una internada del zurdo. Aunque tocó balón en su barrida, vio una amarilla que sí puede ser discutible. Sin embargo, pocos minutos después y a pesar de estar amonestado, hizo una entrada desmedida en la que enseñó los tacos a Sangalli. El galo, de nuevo, tocó balón, pero luego impactó con el tobillo del rival. Significó la segunda amarilla, pero pudo ser tranquilamente roja directa.

La superioridad numérica no le duró demasiado al Cartagena, que vio como Pedro Alcalá hacía una entrada peligrosa a Petrovic. El central, por suerte, llegó a tocar algo de balón y no impactó de lleno sobre un serbio al que pudo haber hecho muchísimo daño. La espectacularidad del choque llevó a Busquets Ferrer a enseñar la roja directa sin dudar. Luego el VAR revisó si el leve contacto con el balón rebajaba el castigo. Tras unos minutos se decidió aprobar desde la sala VOR el criterio del árbitro de campo.

Por último, los aficionados del Granada tuvieron que sufrir con el corazón en un puño mientras se revisaba una posible mano de Quini. El cordobés saltó de cabeza para despejar un balón. Después de que el delantero visitante rozase el esférico, este le dio primero en la espalda y luego en la mano. Fue un contacto tan leve que ni siquiera cambió la trayectoria ni la velocidad del balón. El VAR lo revisó con paciencia, pero no vio suficiente como para señalar pena máxima.

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