Bryan: tristeza para parte de la afición, satisfacción para clubes y jugador
El rendimiento del malagueño se había estancado y la relación con compañeros y cuerpo técnico iba a peor con el paso de las semanas
La salida de Bryan Zaragoza es triste para cierto sector de la afición y contradice la palabra dada por el jugador de quedarse en el ... Granada hasta final de curso para luchar por la salvación, pero bajo una visión pragmática es satisfactoria para los clubes implicados y el propio futbolista. Algo se empezó a romper entre el malagueño y los rojiblancos, poco a poco, desde aquella velada mágica del doblete al Barcelona, cumbre de su excelente arranque de campeonato. Sus goles dieron la vuelta al mundo y esa misma noche fue convocado por la selección española por las ausencias por lesión de varios integrantes de la convocatoria de Luis de la Fuente. Al regreso, parecía otra persona, como si la experiencia vivida y la nebulosa creada a su alrededor le despistara sobremanera.
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Fue el inicio de una serie de especulaciones sobre su futuro que parecieron concluir con el cierre de su fichaje por el Bayern de Múnich, al que llegó en connivencia con la dirección del Granada, a la que garantizó que sería una condición inamovible su permanencia hasta final de curso. Se marchó a las vacaciones navideñas y pareció resetear, firmando una notable actuación con el Cádiz, en el primer partido de 2024. Sin embargo, desde entonces enlazó tres partidos con una incidencia menor, alguna jugada aislada y poca colaboración colectiva. Hay una imagen tremenda de Neva discutiendo con él en el Coliseum por su falta de ayuda en banda, asaeteado el lateral por Greenwood. Bryan ya había tenido algún encontronazo previo en un entreno con otro compañero.
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Con su rendimiento estancado, el ambiente se crispaba y no eran raros los mensajes de seguidores en redes sociales cuestionando su implicación, dudando de que estuviera centrado en el objetivo. La dinámica no invitaba tampoco al optimismo y la necesidad de un extremo en el club de su futuro le hizo mover todo para que fuera el del presente, empujado también por su entorno. Lo bueno, que el Granada sacó un margen extra. El Bayern, un fichaje de rendimiento inmediato. Bryan, su sueño anticipado, sin pasar por pretemporada. Entre la hinchada nazarí, unos felices por lo recaudado y otros bajo el chasco de ver comprometida la lealtad del que tantas veces se besó el escudo.
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