Un asunto familiar para Jorge Molina
El atacante alcoyano vuelve al Coliseum liderando a un Granada que quiere distanciarse de otro rival directo
Jueves, 20 de enero 2022, 01:48
El partido de este jueves es muy especial para Jorge Molina, un asunto familiar. Regresa al Coliseum Alfonso Pérez, donde se convirtió en una verdadera ... institución para el Getafe. Referente claro de su vanguardia durante cuatro temporadas, uno de los capitanes azulones, ya volvió a este estadio el curso anterior con el Granada, pero lo hizo sin público en las gradas. Ahora sí se reencontrará con su antigua hinchada. La gran mayoría le guarda cariño. Es una persona que se hace querer. Él profesará lo mismo. Un respeto que se comprobó en la primera vuelta, en Los Cármenes, sin menoscabo de su profesionalidad. Amargó la posible victoria de los madrileños en el césped granadino con un gol suyo. Hizo el gesto del perdón en la celebración, pero cumplió con su deber: marcar para los suyos, los rojiblancos. Para un equipo en el que se ha integrado a la perfección y con los que también porta el brazalete. Sigue haciendo su trabajo en el área, letal para los porteros.
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Tiene 39 'castañas' pero eso solo se va percibiendo en el rostro, un poco más ajado que antes, y en algunas canas en su poblada cabellera. En lo demás, parece bajo la misma aura que el madridista Luka Modric, otro que descuenta años. Si siente achaques, no se le nota. Molina subió a Instagram dos imágenes con las camisetas de los conjuntos que se enfrentan junto a sus hijos, pequeños en la anterior y un poco más crecidos en la más reciente. Él no ha cambiado nada.
Nadie discute la titularidad de Jorge Molina en el Granada. Se la ha ganado a pulso. De hecho, es una de las claves para que el equipo cambiara de sistema. Robert Moreno no podía renunciar ni a él ni a Luis Suárez, que además se complementa fenomenal con el alcoyano. A partir de ahí, ante las bajas frecuentes en el centro del campo, diseñó una variante con la que ha llegado la mejor trayectoria de la temporada y que mantiene a la escuadra con 24 puntos en la clasificación, seis por encima del Getafe.
El Granada reincide en lo que le funciona y los azulones han hecho los deberes pronto en este mercado invernal para remozar su alineación. Con los centrocampistas Gonzalo Villar y Óscar Rodríguez y el delantero Borja Mayoral, su entrenador, Quique Sánchez Flores, ha completado su baraja. El técnico ya había contribuido a una mejora paulatina del rendimiento colectivo con victorias sonadas como la lograda ante el Real Madrid. Tras meses con los pies en el barro, el Getafe se ha despegado un poco del descenso, un punto por encima del Alavés, que ya ha jugado en esta jornada y perdió, y tres respecto al Cádiz, que empató.
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Para el Granada es la ocasión de agrandar la zanja respecto a los tres que bajan. En caso de ganar, sería de diez puntos, aclarando a su favor el diferencial particular con un perseguidor que firmó un empate a uno en su visita de la primera vuelta. Con la única baja de Santiago Arias por lesión, el preparador rojiblanco maneja la profundidad de su banquillo, aunque en principio solo cabe una duda en la zona defensiva. Comprobar qué pareja de centrales protegerá a Luís Maximiano. Todos están disponibles y a cada cual le avala un argumento distinto. El dúo más habitual últimamente lo forman Germán y Torrente, aunque al gaditano le sustituyera Víctor Díaz frente al Barça al estar con covid. Domingos Duarte aparece como una opción razonable.
En el centro del campo, Luis Milla y Maxime Gonalons se han erigido en organizadores frecuentes, pero Ángel Montoro también puede irrumpir en cualquier momento, por uno u otro. En bandas, Puertas y Machís parten con ventaja, pero ojo con Collado.
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Sin interrogantes está el ataque, pues ni Bacca ni el joven Butzke opositan al 'once' como lo hacen Luis Suárez y Jorge Molina. Viene una semana intensa, con otro encuentro en menos de 72 horas, pero en el primero todos los efectivos están en perfecto estado de revista. Los jóvenes y los mayores, aunque esa diferencia no se perciba con el ariete del equipo, con una misión entre ceja y ceja. Volver a disculparse cuantas veces sean necesarias con el público, señal inequívoca de que el balón entra en la portería contraria.
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