Un ascenso sobresaliente en Los Cármenes pese a algún suspenso fuera

Zamora de la temporada en Segunda división, con un promedio de 0,68 goles por partido al encajar 19 en 29 encuentros con hasta 16 porterías a cero, el bilbaíno aportó muchísima seguridad bajo palos pese a comenzar el curso como suplente. Un golpe le apartó del desenlace.

Firmó grandes paradas tanto en las siete primeras jornadas como en las cuatro últimas, vital para el ascenso la del penalti de Salva Sevilla en Mendizorroza por su vuelta al equipo. Entre medias vivió un calvario, entre su lesión fibrilar y un accidente doméstico. Muy próximo a la afición.

Debutó en Segunda por la expulsión de Raúl Fernández en Butarque y aunque no pudo evitar la derrota de su equipo aquel día sí contribuyó a la remontada contra el Alavés, que era líder por entonces, en Los Cármenes a la jornada siguiente. Cumplió, sin margen en los goles que encajó.

Titular indiscutible durante casi toda la temporada, tuvo un gran impacto en el arranque del curso pero su rendimiento ofreció más dudas en la segunda vuelta, quizás aquejado de ciertos problemas musculares. Imponente por alto, le cuesta bastante más con el balón en los pies.

No aprovechó los primeros meses de competición durante los que Carlos Neva seguía lesionado para ganarse el puesto, muy falto de ritmo, y nunca encadenó dos jornadas consecutivas como titular. Su buen golpeo con el pie izquierdo sí fue clave en la remontada de Burgos.

Clave en la zaga por su condición de zurdo para un equipo que siempre pretendió llevar la iniciativa con balón y construir desde atrás, en ocasiones se metió en más problemas de la cuenta por salir en conducción y a la hora de defender le faltó contundencia en algunas acciones.

Volvió de su lesión tras siete meses como si nunca se hubiese ido, titular de inmediato. Cerrojo en defensa, este curso sí mostró más carencias en su precisión para centrar al verse más exigido. Con todo, se estrenó como goleador con dos tantos y dio tres asistencias en Anduva.

El capitán volvió a acudir al rescate siempre que su equipo le necesitó, y nunca falló en sus cometidos. Paco López llegó a emplearle como líbero en varios partidos, entre la zaga y el centro del campo, por su inteligencia táctica. Se ganó la renovación por otro curso más en Primera.

Arrancó la temporada como titular en el lateral izquierdo pero sufrió una lesión justo al regresar Carlos Neva y ya no volvió a tener tanto protagonismo hasta la recta final con la caída de Ricard Sánchez. Lo dio todo, como siempre, aun sabiendo que terminaba contrato.

Apenas fue el central dominante para la categoría que se esperaba a su llegada en un par de partidos. Tampoco las lesiones le ayudaron a mantener la constancia. Aun así, contribuyó al buen ambiente en el vestuario al asumir su rol. Paco López confió en su experiencia en Anduva.

La larga espera tras su grave lesión de rodilla la pasada campaña tuvo una ilusionante media hora en el derbi andaluz contra el Málaga en febrero como premio, pero un esguince en la misma articulación pero en la otra pierna le frenó en seco a la siguiente jornada. Paciencia con él.

Muy protagonista en el juego del equipo con balón gracias a su buena técnica, más allá de contribuir con tres goles y dos asistencias, también mejoró en la faceta defensiva aunque aún tiene margen. Dos lesiones musculares le frenaron en la segunda vuelta. Mucha proyección.

Tuvo que echar una mano en octubre como lateral derecho ante el Zaragoza, tras la lesión de Quini en la segunda mitad, y en Cartagena como titular, y dio el nivel. En invierno se fue cedido al Deportivo para ayudar al ascenso a Segunda.

Debutó de manera precipitada en Burgos por la lesión de Raúl Torrente nada más empezar el partido y firmó una actuación muy destacada en un encuentro bastante complejo, ya que el equipo se vio obligado a remontar. Pieza clave en el Recreativo.

Tuvo una prometedora puesta en escena durante su primera titularidad, contra el Tenerife en Los Cármenes, pero fue apagándose poco a poco y fue de los más perjudicados por las derrotas en Zaragoza y Gijón. Sin embargo, volvió a ser útil en la recta final.

No puede ser casualidad que tanto Aitor Karanka como Paco López confiasen tanto en él, pese a que perdió protagonismo en el último mes de competición. Tosco con el balón en los pies y algo despistado, su recorrido le hizo importante para compensar a otros.

Karanka no confió nunca en él pero se hizo importante con la llegada de Paco López por la plaga de lesiones en la medular hasta que él mismo cayó lesionado en enero, sin continuidad desde entonces. Buenas maneras con balón pero demasiado blando sin él.

Comenzó el curso como titular para Karanka junto a Bodiger, pero poco a poco fue decayendo en sus planes y, aunque siempre fue considerado por Paco López, su paternidad le apartó de varios partidos y luego acusó esta circunstancia personal para ponerse al tono de sus compañeros. Siempre correoso, no aportó tanto con el balón.

Un síndrome de isquemia en el pie izquierdo boicoteó su primera vuelta al completo e impidió juzgarle. Superado este problema, vivió su momento de gloria con su gol triunfal al Málaga y acabó siendo fundamental pese a su roja en Mendizorroza.

Fantástico con el balón en los pies pese a que su aportación estadística se limite a un gol y tres asistencias. El futbolista más vigilado por los rivales del equipo, junto a Uzuni e incluso más. Transparente sin la pelota, necesita un contexto muy favorable para poder exhibir sus virtudes.

Solo actuó como titular en tres ocasiones, muy anclado a su rol de desatascador para las segundas partes ante rivales encerrados. Salvó un punto contra la Ponferradina en Los Cármenes con una falta directa. Su cadencia de futbolista antiguo puede desesperar en ocasiones.

Karanka confiaba en él como mediapunta alternativo a Óscar Melendo, pero con Paco López cayó en la indefinición, hasta emplearle incluso en punta. Estancado tras tres temporadas en el club, sin continuidad en ninguna de ellas, parece abocado a reflexionar su continuidad.

Pese a no aunar el protagonismo que podía esperarse que tuviese con el descenso a Segunda, hizo todo lo posible para ayudar al equipo con todo tipo de molestias y las tres últimas jornadas le hicieron justicia con tres goles y tres asistencias. No olvidará su doblete en Anduva.

Titular durante toda la temporada, y con minutos en absolutamente todos los partidos incluidos los de la Copa del Rey, tanto se responsabilizó del equipo que acabó fundido en los últimos meses. Acabó como el máximo asistente de la categoría con nueve pases de gol.

Distintas lesiones le estaban impidiendo reunir un mínimo de protagonismo, con una sola titularidad con Karanka, hasta que en su primera actuación de inicio en su reencuentro con Paco López sufrió la grave lesión de rodilla que hizo que su campaña terminase en enero.

La revelación de la temporada en el Granada y probablemente en toda la Segunda división. Es un prodigio. Sus cualidades técnicas y físicas le permiten hacer lo que sea que se plantee con el balón en los pies, aunque aún debe mejorar en su lectura del juego. Acabó con tres golazos.

Le costó mucho entrar en la rotación con Karanka y acumuló varios meses sin marcar, pero con Paco López cambió su rol. Perdió protagonismo con el fichaje de Shon Weissman pero volvió por sus fueros en Burgos, con dos goles y una asistencia. Ocho días después, se rompió.

Pichichi insaciable de Segunda división desde el inicio de la campaña, se desató como un rematador letal más allá de su precisión desde el punto de penalti. Más preciso cuanto menos margen tiene para pensar. Protagonizó una historia de amor correspondida con Los Cármenes.

Debutó con gol a los tres minutos en la visita al Villarreal B, pero fue un espejismo. Su falta de dinamismo como hombre especialista de área le perjudicó en su adaptación al equipo, muy desconectado en muchos partidos. Comprado con el ascenso, agradecerá la pretemporada.

Un absoluto desconocido pese a haber jugado el Mundial con Senegal, Paco López no supo cómo sacarle rendimiento a su refuerzo invernal. Torpe fuera del área y sin ocasiones claras en los minutos que jugó, solo fue titular una vez y en pleno Ramadán. Comprado con el ascenso.

Su golazo al Ibiza en la primera jornada no tuvo continuidad luego, decepcionante en sus dos oportunidades de inicio con Karanka y sin apenas minutos más allá. Pidió marcharse en invierno y, aunque pudo seguir en Segunda, quiso volver a Uruguay para golear con Peñarol.

No consiguió dotar al equipo de argumentos futbolísticos sólidos como para que bajo su dirección aspirase al ascenso directo y, pese a la fortaleza en Los Cármenes, le costó el puesto. Sumó hasta nueve partidos de quince sin goles hasta su destitución.

Mantuvo intacta su confianza en el ascenso directo del equipo cuando nadie más creía y protagonizó una remontada brutal en la clasificación. Con él, su equipo fue el mejor de la competición con mucha diferencia. Heredó la plantilla y logró que todos se sintieran importantes.