El arduo viaje de la ilusión comienza ya

Los rojiblancos tienen que ser muy conscientes de lo que les espera, tanto los que mandan como los que animan, pasando por los que se visten de corto. Hay múltiples experiencias de conjuntos llamados a volver a a la élite por la vía rápida que se despeñaron, erosionados por la presión del que está obligado a consumar el objetivo de manera limpia. El propio Granada fue devorado por esta dinámica perversa tras su anterior descenso. En 2017 presentó un elenco fantástico, muy remozado, con futbolistas experimentados en la categoría –como el pichichi del curso anterior, Joselu– y varios aterrizados de Primera que daban la impresión de que la misión sería un mero paseo militar. El equipo, tras el paso de tres técnicos, ni siquiera disputó el 'play off'.

Aún quedan testigos de aquello, como Víctor Díaz, Quini o Puertas, quienes luego disfrutarían de las mieles del éxito, miembros del EuroGranada. En su memoria, como en la de otros, queda la dificultad de salir de una 'división de plata' salpicada de equipos metalúrgicos, que regalan poco y castigan mucho. Con la vitola no se ganan partidos.

Los rojiblancos comienzan en Ibiza aún en precario. Algunos de sus fichajes importantes se han incorporado hace bien poco, como Melendo, Sergio Ruiz y Meseguer, por lo que su alineación está condicionada por ello. Karanka ha procurado un acoplamiento mínimo, pero para ciertos automatismos necesita más tiempo. No es una excusa a la que se quiera agarrar, pero sí sabe que en lo colectivo no le será fácil que los suyos alcancen su mejor versión. Es probable que llegue a rachas. Necesitará unas cuantas semanas más de trabajo para llegar a cierta velocidad de crucero.

En ese tránsito hay partidos con valor de por medio. De ahí que necesite armar una estructura rígida que sostenga el indudable talento del que el preparador vasco dispone. Quizás los debates más abiertos entre la hinchada estén en dos posiciones: la portería y la mediapunta. Bajo palos, tanto Raúl Fernández como André Ferreira ha pugnado en igualdad de condiciones durante la pretemporada. Hay indicios para pensar que el bilbaíno será el elegido, pero Karanka no ha dado pistas en público.

En cuanto al enganche, parece la ubicación adecuada para que se destape José Callejón, aunque necesitará más fuelle del exhibido en el encuentro de presentación del equipo en Los Cármenes. Apoyado por Antonio Puertas en la derecha y Myrto Uzuni por la izquierda, asoma una línea de 'tres cuartos' de gran poder ofensivo pero que requerirá del lógico entendimiento. Todo ello con Melendo a la espera, más Soro y Rochina. El maño ha ejercido ese papel de 'diez' en la preparación, mientras que el valenciano se dejó ver por la derecha en el césped del Zaidín, aún en una floja condición física tras tantas semanas parado.

El resto de líneas se presentan con intérpretes más claros hoy por hoy. En defensa, parecen por delante de los demás Ricard Sánchez, Miguel Rubio, Ignasi Miquel y Quini. El cordobés es, junto a Puertas, un superviviente como titular de la anterior camada rojiblanca. Siempre útil, enfilará por la izquierda hasta que Jonathan Silva oposite más. En la media, la pareja que más ha ensayado la coreografía es la formada por Bodiger y Petrovic. Ruiz y Meseguer llegan con ritmo, pues uno estaba jugando con el Charlotte en Estados Unidos y el otro ha participado en la pretemporada del Mirandés, pero lo normal es que aguarden para oxigenar si así lo estima Karanka.

Para el ataque se perfila Matías Arezo, del que la dirección espera que rompa tras la fuerte inversión hecha por los gestores que les precedieron. El veterano Jorge Molina esperará su momento y el joven Adri Butzke intentará convencer al entrenador de que puede tener minutos. Nadie garantiza nunca el gol, pero en esta composición también es importante contribuir al juego para que los de atrás lleguen en condiciones óptimas.

La Segunda está a la altura de sus tópicos. Reina una gran igualdad, pese a que los recién descendidos y algunos otros manejan mejor cartera, y se hace eterna con el paso de los meses, por lo que las buenas rachas son relativas y los liderazgos, efímeros. Es bueno que la hinchada se emocione con las novedades y lo que está por venir, pero también es importante que tome conciencia de que se tendrá que apretar el cinturón más de una vez y tomarse alguna pastilla para el mareo. El preciosismo suele dejar su espacio a la belicosidad. El balón surca la atmósfera tanto o más que el verde. Hay apagones y desenlaces inesperados. Todos sabemos dónde quiere estar el Granada a final de temporada, pero recordarlo da vértigo. El club ha de asumir el favoritismo de los que se descuelgan de lo alto, pero esto no puede ser un lastre.