El cabreo cundió entre el sector local de Los Cármenes por lo ocurrido en el derbi. Pepe Marín
Ambiente en Los Cármenes

El derbi resucita al borde del infarto

La afición del Málaga secunda los reproches de la del Granada hacia los suyos e incluso pide la vuelta del grupo ultra 'Curva Sur'

Sábado, 21 de septiembre 2024, 00:05

El derbi regional entre el Granada y el Málaga resucitó al borde del infarto en Los Cármenes, con emoción hasta el último segundo. Aunque la ... grada para afición visitante estuviera limitada a la esquina entre la tribuna y el fondo norte, muchísimos malaguistas convivieron entre granadinistas por todas y cada una de las zonas de Los Cármenes. Con el empate, los locales entonaron el «Guille, vete ya» hacia el entrenador.

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Hasta los malaguistas secundaron los cánticos de «directiva, dimisión» del granadinismo durante el derbi, pidiendo incluso «que vuelva Curva Sur» en referencia al colectivo ultra expulsado de Los Cármenes como parte de la extinta grada de animación ante los aplausos en señal de agradecimiento de buena parte del estadio. Con ganas de guasa, hasta reclamaron que se fuera Carlos Neva tras los pitos de su propia afición al mandarla callar el capitán después de su gol.

El hermanamiento entre aficiones antaño archienemigas empezó ya por los alrededores de Los Cármenes durante las horas previas al comienzo del derbi. Pocos granadinistas acompañaron la llegada del autobús rojiblanco en lo que antes era una fiesta, como ya sucede desde la temporada pasada, mientras cientos de malaguistas iban acomodándose por el Zaidín.

Antes del comienzo del partido, un visitante saltó al campo desde la preferencia para advertir a los sanitarios de Cruz Roja de una incidencia en su grada que pareció solventada con su atención médica sin más gravedad entre aplausos generales. Ya con los himnos, los malaguistas trataron de que prevaleciera el suyo con reacción rojiblanca.

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Luego, durante el partido, la alegría fue por colores en función de los cuatro goles que hubo. El granadinismo no quiso consentir que sus vecinos se hicieran con el estadio, pero el cuarto partido sin ganar en casa concreta la crisis.

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