El verano atípico de nuestros altos cargos
Los representantes institucionales de la provincia disfrutan estos días unas vacaciones más discretas y cercanas por la pandemia
PABLO RODRÍGUEZ
Domingo, 23 de agosto 2020, 00:21
En Estados Unidos los llaman los 'días perros'. Son los de más calor del año, aquellos que muchos prefieren para dejar la casa y el ... trabajo y escapar a lugares más propicios. A la playa, por ejemplo, o a la montaña. En realidad, cualquier sitio es bueno siempre que quede lejos de la canícula y rompa el hábito. Como el resto de trabajadores, los políticos también aprovechan este tiempo para recargar las pilas. Lo hacen, además, igual que los demás 'curritos': con las vacaciones marcadas por la pandemia. Son más discretas, más cercanas y más cortas que de costumbre. Es el denominador común de unos representantes que, esta vez con más motivos, bajan al chiringuito o pasean por el campo con el teléfono a mano.
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Es lo que asegura, por ejemplo, el alcalde de Granada, Luis Salvador, que se encuentra estos días en Almuñécar junto al resto de su familia. Antes estuvo cinco días en la Costa del Sol, en Estepona, para desconectar. El dirigente, sin embargo, mantiene que no terminó de romper el hilo «porque tenía la atención puesta en los problemas que pudieran surgir». Aquel viaje coincidió justo con el acuerdo de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) que tiene en pie de guerra a muchos regidores, él entre ellos. La polémica generada conllevó, según afirma, «que tuviera que estar con reuniones y atenciones a medios que, a día de hoy, siguen estando porque el tema está abierto».
Ahora, en Almuñécar, el descanso tampoco es completo. Salvador asegura que el despacho lo tiene «en cualquier sitio, en cualquier chiringuito, en el hotel Helios». Es otra forma de estar en la oficina, mantiene, pero una en la que se atiende «en bañador». «Las llamadas son continuas. Atiendes a muchas situaciones que hay en la ciudad. Estoy permanentemente en todo ello», afirma. Salvador no considera estos días como vacaciones. «No desconecto», dice, pero reconoce que al menos disfruta de un entorno «maravilloso y muy bonito». En la misma idea incidió el martes pasado, cuando subió a la capital nazarí para intervenir en una rueda de prensa. «Estoy en bañador en Almuñécar y sigo teniendo despacho en un chiringuito. O sea, estoy atendiendo al teléfono desde las 11 de la mañana a casi las 10 de la noche», dijo.
También está en tierras granadinas el presidente de la Diputación, José Entrena. El dirigente descansa estos días en su pueblo, en Villanueva Mesía, donde aprovecha para disfrutar junto a su grupo de amigos de los senderos que guarda el Poniente. Su día, asegura, comienza a las siete de la mañana con una caminata larga por el entorno. Unas veces se escapa a una presa cercana, otras al río Cacín. Lugares que conoce bien y en los que se permite desconectar un rato.
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El responsable de la institución provincial, sin embargo, reconoce que el resto de la jornada está muy volcada en su trabajo. «Leo la prensa, hago llamadas a los alcaldes, atiendo las llamadas que me hacen a mí, participo en reuniones virtuales y videoconferencias con miembros del equipo de gobierno o con personal técnico...», desgrana. Por la tarde, se centra en la lectura. Salvo que la actualidad le atropelle el plan. «Si hay temas imprevistos, como tormentas o problemas de abastecimiento, los alcaldes me llaman y evidentemente los atiendo de inmediato», afirma. La noche, no obstante, es para los más cercanos. «Dedico un rato a dar un paseo con mi madre por el pueblo y pasar tiempo con la familia», apunta.
Como Salvador, Entrena coincide en que los días de desconexión «no existen». Reconoce, eso sí, que los políticos intentan descansar algo más en este mes, un agosto que describe como «atípico» este año por una pandemia que le está obligando a mantener la forma para poder seguir trabajando.
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También la tiene disponible el delegado de Gobierno de la Junta de Andalucía en Granada, Pablo García. El dirigente describe este verano como «realmente extraño» y reconoce que «las necesarias medidas de control y restricción han hecho que cambie todo el sentido de las vacaciones». El representante andaluz descansa estos días en su pueblo, en Albolote, donde se encuentra junto al resto de su familia. Asegura que este año no se quería desplazar fuera «para estar permanentemente en contacto con mi equipo y poder resolver cuestiones que se nos presentan a diario». El delegado admite que el ritmo político se está ralentizando este agosto, pero asegura que el administrativo y el de responsabilidad «siguen intactos e incluso más elevados».
La subdelegada del Gobierno, Inmaculada López Calahorro, se encuentra estos días en la Comunidad Valenciana, donde tiene a parte de la familia. Asegura que es un lugar «desde el que es fácil volver rápido ante cualquier circunstancia». Allí, la jornada gira en torno al deporte y los paseos, «disfrutando del mar, del aire libre y la lectura». «Estoy leyendo 'Los Buddenbrook', de Thomas Mann, un libro que tenía pendiente», concreta. La dirigente admite que no es un descanso como el de otro años. «Siempre suelo tener tres o cuatro días de viaje al extranjero, preferiblemente a ciudades relacionadas con el mundo de Grecia y Roma, y este año he decidido no hacerlo porque hay que estar al tanto de la alerta sanitaria», afirma.
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La presidenta del Consejo Consultivo, María Jesús Gallardo, se encuentra en Roquetas de Mar, su «refugio» desde hace casi 20 años. «Es donde trato de compaginar descanso e investigación», cuenta. La dirigente asegura que está dedicando el mes de agosto a terminar una monografía sobre responsabilidad sanitaria que empezó hace un año y espera publicar en la prestigiosa editorial Colex. «En ella trato asuntos de enjundia jurídica y de trascendental importancia en los derechos de los usuarios de los servicios sanitarios», avanza. La responsable del Consultivo también está preparando una conferencia sobre notificaciones y comunicaciones electrónicas, además de una ponencia que trata de la responsabilidad patrimonial de las admnistraciones públicas.
Entrega
Gallardo asegura que su compromiso al frente de la institución exige «una entrega desmedida y que no pueda –no deba– distinguir entre la noche y el día o entre el periodo estival y el que no lo es», señala. Ella lo vive con «afortunada resignación, como un privilegio que se incrementa exponencialmente si en agosto se hace frente al mar y contemplando ese maravilloso espectáculo del atardecer».
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También en Roquetas de Mar está la rectora de la UGR, Pilar Aranda. Para ella son 35 años los que lleva repitiendo desde que dejara atrás Torrenueva, donde veraneaba junto a sus padres. Ahí en el municipio almeriense coincide con sus amigos y su hermana, con los que disfruta del día. La máxima responsable académica confiesa que divide su tiempo entre la cocina, la playa y la lectura.
«El verano, para mí, significa leer en la playa en chanclas», dice y asegura que tiene entre manos las memorias de Woody Allen o la novela de Ignacio Martínez de Pisón, 'La buena reputación'. También dedica «un ratillo a la siesta» y otro al correo «para analizar los documentos que van llegando».
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Además de la playa, Aranda espera pasar diez días en La Zubia junto a su padre. Son unas vacaciones a las que este año le faltarán el «viajecillo por España o al extranjero». La pandemia se lo ha llevado por delante. Como muchos trabajadores, «este año toca turismo local, consumir en la tierra».
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