Navarro, durante la subida a uno de los puertos de ayer. :: EFE
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Dani, el mejor amigo de Alberto

Navarro corre al lado de Contador desde la categoría 'amateur' y es su mejor gregario en la montaña

BENITO URRABURU

Miércoles, 14 de julio 2010, 03:41

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El 18 de julio, el día que llega el Tour a Ax-3 Domaines, cumplirá 27 años y le gustaría hacerlo con Alberto Contador ... vestido de amarillo o muy cerca de esa prenda. Dani Navarro ha dado un salto de calidad importante desde que consiguiese una victoria de etapa en el último Dauphiné Liberé y se le haya visto exprimirse en las etapas alpinas trabajando para su líder.

Este asturiano nacido en Gijón es un desconocido para el gran público, a pesar de que Contador siempre le ha tenido en gran estima, no sólo como amigo, sino como ciclista. «Nunca he tenido un estado de forma como el que tengo ahora. Ya en el Dauphiné Liberé estaba bien, pero sabía que tenía margen de mejora», explica Dani. Simpático, dicharachero, con un acento que delata su procedencia, viene de una familia de deportistas, puesto que su hermano Borja, que tiene 20 años, juega con éxito en el Sporting de Gijón B como delantero centro. ¿Cómo llegó Dani Navarro al mundo del ciclismo? Por medio de su abuelo, José, que tiene 75 años: «Él era muy aficionado a las bicis. Nació en los alrededores de París y hasta los 21 años vivió en Francia, aunque sus padres eran españoles. Corrió en bicicleta con gente como Anquetil. Me llevó con doce años a la escuela de ciclismo que hay en el velódromo de Las Mestas. Era alevín de segundo año». El abuelo José tenía una ilusión antes de que llegase su hora final y la ha visto cumplida: «Siempre me decía que antes de morirse quería verme ganar una carrera y ya lo he hecho. En cadetes y juveniles conseguía triunfos, en aficionados también logré victorias». Se acuerda del tiempo que ha pasado desde que consiguió su última victoria, en una prueba de aficionados, en Aretxabaleta, hasta la lograda en el Dauphiné: «Han pasado seis años».

Se le ve contento al lado de Alberto Contador: «Le conozco desde hace muchos años, somos amigos, pero también profesionales». Físicamente se encuentra al cien por cien, «mejor que nunca. Cada año he ido mejorando poco a poco. En montañas los hay mejor que yo, pero no muchos». No es un ciclista muy conocido, salvo en el círculo ciclista, a pesar de que ha hecho buenas carreras: «El año pasado iba entre los diez primeros de la Vuelta a España a cinco días de llegar a Madrid. Tuve una bronquitis, tomé antibióticos y adiós carrera».

Alberto le marca el ritmo al que debe de ir en las subidas, «dependiendo de lo que le interese me dice tira, afloja, lo habitual. Sé que el Tour es muy largo y algún día fallaré. Ayer no lo hizo. En cuanto la carretera comenzó a ponerse cuesta arriba se colocó junto a su amigo. Y llegado el momento hizo lo mejor que sabe, tirar como una moto para llevarse en volandas a su jefe de filas. Su ritmo se convirtió en una carnicería a la que sólo los más fuertes del pelotón consiguieron sobrevivir.

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