Los últimos terremotos agravan los problemas de grietas en el Monasterio de San Jerónimo
Fragmentos de una de las paredes de coro, con pinturas del siglo XVI, han caído sobre la sillería de madera obra de Diego de Siloé
Para entender el problema –no menor– del efecto de los terremotos en el conjunto monumental que conforman el monasterio y la iglesia de San Jerónimo ... conviene echar unos años la vista atrás. Concretamente al periodo comprendido entre 1810 y 1812. Es decir cuando el IV Cuerpo de la Armada Francesa ocupó Granada y cuando, dos años después, se dio oficialmente por concluida la invasión napoleónica en la capital. Durante esos dos años los galos arrasaron con gran parte del patrimonio granadino. Y una de las tropelías que cometieron fue desmontar los dos cuerpos superiores de la torre del Monasterio para levantar con sus piedras el Puente Verde sobre el río Genil.
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Hubo que esperar hasta los años sesenta de la pasada centuria para que Francisco Prieto Moreno reconstruyera lo que los franceses destruyeron. Lo hizo con una estructura interior de hormigón bastante pesada cuyo 'comportamiento' en caso de seísmo está afectando, según algunos estudios, a los muros colindantes –la arquitectura y la ingeniería han avanzado mucho desde entonces en temas de sismo resistencia y ahora el planteamiento sería distinto–.
Y ahí es donde se han encendido las alarmas, aunque según advierte el portavoz de la Orden Jerónima, Joaquín Martínez, aún no estamos en un punto en que se vea comprometida de forma inminente la sostenibilidad del edificio. Importante ese 'aún'. Importante porque en el caso de que no se actúe más pronto que tarde el panorama se puede complicar (y mucho).
Ahora mismo lo que más preocupa es una de las paredes del coro, desde la que se han precipitado pequeños fragmentos que han caído sobre la solería y sobre la impresionante sillería de Diego de Siloé. ¿Desde cuándo llevan ahí esa 'piedrecitas'? Vaya por delante que se trata de un lugar de acceso restringido, pero lo que está claro es que antes del 'enjambre sísmico' allí no había nada y ahora sí. Blanco es y la gallina lo pone. Como también se aprecia a simple vista una raja de unos cinco metros de altura que presenta parte del revestimiento vencido. Unos desprendimientos que afectan, a su vez, a las espectaculares representaciones pictóricas que otorgan cohesión a toda la iglesia y que fueron realizadas en el siglo XVI por el taller Medina. El mural dañado muestra una exaltación mariana.
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¿Ha aumentado la grieta de tamaño tras las sacudidas de estas dos semanas? Esta pregunta no tiene respuesta. Nunca se han puesto ahí unos testigos que permitan dirimir si la raja ha incrementado su tamaño con motivo de los últimos terremotos. Se tiene constancia de ella desde hace bastante tiempo. Al igual que otra que hay a pocos metros, pero en el flanco norte. Esta última, además, se puede apreciar perfectamente desde el exterior.
No tiene más que situarse frente a la puerta de la iglesia y alzar la mirada. En la parte más alta de la fachada, también obra de Diego de Siloé, hay dos tondos con unos relieves de San Pedro y San Pablo. En medio, un ventanal. Si se fija detenidamente, comprobará que la clave del arco está desplazada. Esta misma quiebra, pero vista desde el interior, ha provocado que se desplomen unos trocitos de tapial sobre la silla prioral.
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«Ha llegado el momento de que se acometa una actuación que preserve en perfectas condiciones esta joya patrimonial»
Joaquín Martínez, Portavoz de la Orden Jerónima
Joaquín Martínez ha destacado el trabajo de mantenimiento que acometen las diez monjas de clausura que viven en el Monasterio –la congregación que había antaño en el convento de Santa Paula se trasladó ahí el 1 de junio de 1977–, «pero ha llegado el momento de que se realice una intervención que preserve en perfectas condiciones esta joya del patrimonio de Granada». Según Martínez, los desperfectos provocados por la actividad sísmica, tanto la actual como la que se ha registrado a lo largo de los últimos cinco siglos, requiere de un estudio pormenorizado. «Hace falta que se haga un buen diagnóstico», insiste el colaborador de las Jerónimas.
«No basta un parche»
«Una vez que tengamos un estudio pormenorizado –agrega– es el momento de que la Junta, el Estado... las administraciones, en definitiva, den un paso adelante para acometer una actuación importante». «No valen parches; hay que ir más allá». Y es que el Monasterio no genera por sí solo recursos suficientes para emprender un proyecto de esta envergadura. Y menos aún en estos momentos. Los ingresos provenientes de los turistas se han reducido de forma notable sencillamente porque no hay turistas por las restricciones de movimiento que impone la pandemia del coronavirus.
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Estamos, según Joaquín Martínez, ante una buena oportunidad para realizar esta inversión.Primero, para frenar el deterioro. «Si sigue temblando la tierra no sabemos qué pasará», advierte.Pero también porque este 2021 se celebra el quinto centenario de la erección de este Monasterio, fundado por los Reyes Católicos. La obra se debe mayoritariamente a Diego de Siloé, aunque también participaron otros arquitectos y artistas como Jacobo Florentino, Juan de Aragón,Juan Bautista Márquez 'el Mozo',Pedro de Oreja y Pablo de Rojas –estos tres últimos de la escuela granadina–.
Un edificio con la máxima figura de protección
El conjunto formado por la iglesia y el monasterio de San Jerónimo, ejemplo de arquitectura renacentista, está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), la máxima figura de protección dentro de la comunidad autónoma de Andalucía. Una calificación que obliga a su conservación.
Durante mucho tiempo se empleó como acuartelamiento militar. De hecho, ahí tuvo su sede el Regimiento Lusitania antes de que lo desplazaran hasta Valencia. Joaquín Martínez explica que los últimos 'moradores' militares fueron miembros del cuerpo de Ingeniería e Infantería que en los años sesenta fueron traslados al cuartel Córdoba X en la zona de los Mondragones. A finales de los setenta tomaron residencia las monjas que había en el convento de Santa Paula, quienes se encargan de su mantenimiento.
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