El carmen de lujo que se vende en Granada con un trozo de muralla zirí en su patio
En el Callejón de San Cecilio, varias viviendas comparten pared con la antigua muralla de la alcazaba Qadima. Una de ellas, con historia milenaria en su jardín, está a la venta
Valentino abre la puerta del número 15 del Callejón de San Cecilio con una sonrisa amable. Mitad alemán, mitad albaicinero, creció entre la calle Tiña ... y la placeta Nevot. Recuerda su infancia en el barrio como un tiempo de vecindad abierta: «Todas las puertas estaban sin cerrar y las llaves por fuera».
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Hoy ha subido al Albaicín para mostrar una vivienda que vende la agencia inmobiliaria Granada Estate Agency, donde trabaja. «Quien compre esta casa vivirá en ella. Será un vecino más del barrio», dice con orgullo. El barrio ha superado ya el límite de viviendas turísticas que exige la normativa municipal, que el Ayuntamiento trabaja para reducir al 10%, así que esta propiedad se reserva para residencia habitual. Y eso, para alguien que se asombró de niño al ver por primera vez a una pareja de turistas orientales preguntar por el mirador de San Nicolás, es una buena noticia.
La casa es sencilla y luminosa. Tiene tres plantas, salón, cocina amplia, tres dormitorios, dos baños y carpintería de castaño original: típicas puertas de madera con cuarterones, un capitel antiguo en la subida de la escalera y un pequeño canecillo en el pasillo de los dormitorios. Pero su verdadero tesoro está en el patio: un vestigio de la antigua muralla zirí
Un fragmento de la historia
La muralla zirí forma parte del primer recinto defensivo del Albaicín. Se alza en la zona más alta del barrio, sobre la antigua ciudad íbero-romana de Ilíberis. Este lienzo del siglo XI es un monumento milenario camuflado entre viviendas y construcciones modernas, pero aún se puede seguir su trazado. Comienza en la antigua puerta de Bab al-Qastar, donde hoy se levanta la ermita de San Cecilio, recorre las calles Espaldas de San Nicolás y carril de las Tomasas, desciende hacia el Carmen Abén Humeya hacia San Juan de los Reyes, sube por cuesta de San Gregorio y por el Carril de la Lona hasta llegar a la puerta Monaita.
«El cliente no solo compra un carmen del Albaicín, compra un trozo de historia»
Valentino Pape
Agente de la Inmobiliaria Estate Agency
«Tener un trozo de muralla dentro de la casa no la encarece», explica Valentino. De hecho, el valor de la vivienda se ajusta al precio por metro cuadrado de la zona, aunque admite que «le da un encanto especial». El inmueble se vende por unos 680.000 euros, garaje incluido.El perfil de comprador es sobre todo extranjero, principalmente estadounidenses, y algún madrileño en busca de segunda residencia. Aunque muchos ya conocen el 'secreto' del patio a través del anuncio, la sorpresa no se desvanece cuando la ven. «No compran solo una casa en el Albaicín. Compran un pedazo de la historia de Granada, y eso seduce», asegura Valentino.
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Bajo la higuera
En el patio, bajo una frondosa higuera y rodeado de macetas, hay una mesa para disfrutar de las frescas noches albaicineras. Frente a ella, la muralla, en cuya base el primer propietario colocó un mosaico de la Virgen de las Angustias. «Hoy sería impensable hacer algo así, pero es un detalle bonito», comenta Valentino.
La muralla zirí está declarada Bien de Interés Cultural. Por tanto, los propietarios de las casas que se apoyan en ella tienen ciertos compromisos. «El principal es su conservación», explica el arqueólogo Ángel Rodríguez Aguilera. «Las viviendas están en el entorno del BIC, así que cualquier obra o movimiento de tierras necesita autorización de la Delegación de Cultura, además de unas cautelas arqueológicas que suelen imponerse», detalla.
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La vivienda forma parte de un conjunto de cinco casas edificadas en 1974 por un constructor albaicinero. La primera fue para él y su esposa; las demás, para sus hijos, que han ido vendiéndolas con el tiempo. El número 15 lo compró una pareja suiza muy vinculada al barrio. Lo visitan con frecuencia, pero, tras jubilarse, han decidido quedarse en su país. Podría pensarse que ha influido el calor, pero al abrir las ventanas de la planta superior entra una brisa fresca que reconcilia con el mundo.
Y desde allí, desde el dormitorio que mira a la muralla, la vista se pierde más allá de San Miguel Alto.
Asomarte a la historia desde el balcón
Vivir adosado a una muralla del siglo XI no es en Granada tan extraño como parece. Al menos doce parcelas se adosan intramuros sobre el tramo de muralla zirí que discurre por el Carril de San Cecilio hasta San Nicolás. Fuera del recinto amurallado, solo hay dos casas más, también rodeadas de jardines que permiten ver la muralla exenta, sin adosamientos.
Otro gran sector urbano que convive con este vestigio medieval es el de la calle San Juan de los Reyes. Desde la placeta de las Escuelas, donde aún se distingue un torreón en esquina y un tramo de muralla descubierto recientemente, hasta la Cuesta de las Arremangadas, todas las viviendas apoyan su trasera en el viejo muro defensivo. «En algunos puntos la muralla aún emerge visible; en otros ha quedado oculta bajo reformas acumuladas durante generaciones», indica el arqueólogo Ángel Rodríguez Aguilera.
Un lugar especialmente relevante se encuentra en la placeta de Santa Inés, donde se documentaron importantes restos de un complejo defensivo vinculado al sistema amurallado.
En el cierre oriental, entre el torreón de la calle Guinea y el convento de las Tomasas, el trazado original está prácticamente perdido. Lo mismo ocurre en el extremo occidental, subiendo por la calle del Perro Alta y Cruz de Quirós, aunque allí aún se conservan fragmentos visibles.
La muralla zirí no es solo una línea defensiva del pasado de la ciudad de Granada; es parte viva del paisaje urbano del Albaicín, y que está integrada en la arquitectura doméstica, a veces visible, otras oculta, pero siempre presente,
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