Tres semanas sin noticias de Manuel Caba

Moclín se movilizó el domingo 7 de febrero para buscar a su vecino. El llamamiento –por el boca a boca, por Whatsapp y por los perfiles del Ayuntamiento en redes sociales– se tradujo en batidas por el campo durante los días siguientes al incendio. La unidad canina de los bomberos de la capital trabajó también en la búsqueda del escultor. La vivienda había quedado reducida a escombros tras el fuego que comenzó, según fuentes oficiales, en una nave de almacenamiento de paja.

Una vez asegurada la estructura, al día siguiente, los bomberos empezaron a desescombrar la que fue vivienda del experto en forja. La familia, los vecinos, los bomberos y la Guardia Civil manejaban como primera hipótesis que el desaparecido no hubiera podido escapar de las llamas y su cuerpo estuviera bajo los cascotes calcinados. Mientras, siguió el rastreo entre los campos de olivos desde Puerto Lope hasta Moclín. No hubo resultado, ni en la búsqueda a pie ni en las tareas de desescombro.

Un día después creció aún más el dispositivo:perros, drones y más de 150 voluntarios para localizar a Caba, cuerpo menudo, nariz afilada y pelo canoso. En ocho horas peinaron palmo a palmo el campo embarrado. Tampoco aquel día 10 apareció el moclineño. Al dispositivo se incorporaron dos perros de la GuardiaCivil especializados en la búsqueda de restos biológicos.Y llegó una primera pista:localizaron fragmentos de textura ósea.Los vecinos, no obstante, no se dieron por vencidos, y siguieron inspeccionando la zona. Un día más tarde aparecieron otros tres fragmentos.

En esta clave se centra la investigación, ahora fuera del terreno, en un laboratorio madrileño, según confirmaron ayer el alcalde de Moclín,MarcoPérez, y la Guardia Civil. La comprobación del ADNde los restos podría dilatarse durante meses. Por ahora, van tres semanas sin noticias de Caba.