Las tijeras de costura de la fosa 28
Exhuman los restos de cinco mujeres ejecutadas en 1936 en el Barranco de Víznar, una de las cuales llevaba unas tijeras y un dedal
Lo terrible de una fosa común, lo verdaderamente terrible, es que resulta muy complicado descubrir la identidad de los sepultados, pero sin embargo sí se ... puede conocer, gracias a la ciencia, los detalles de su vida y sobre todo el sufrimiento de su muerte. En la fosa número 28 del Barranco de Víznar, la última excavada por el equipo de la Universidad de Granada dirigido por el profesor Francisco Carrión, se han localizado cinco cuerpos. A expensas del análisis de laboratorio, los antropólogos que trabajan en el Molino de Víznar, donde se reciben, se limpian y se clasifican todos los huesos del Barranco, ya han determinado que se trata de cinco mujeres «casi seguro de más de treinta años», asegura José Francisco Muñoz, uno de los especialistas.
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Lo saben por la 'lectura' de los cadáveres.Y lo saben también por los objetos y las ropas que llevaban cuando las asesinaron. «Era habitual que las buscaran en sus casas, las trasladaran a Víznar sin pasar por la cárcel femenina del Convento de San Gregorio, en el Albaicín, y las mataron sin quitarles nada de lo que llevaban encima», aclara Carrión. Y una de las cinco de la fosa 28 portaba unas tijeras y un dedal. ¿Costurera? «Puede que sí y puede que no».Puede que sí porque se trata de los útiles propios de ese oficio. Y puede que no porque la mayoría de amas de casa de la época los tenían en el mandil. «No es nada extraordinario en el Barranco de Víznar; las llevaban muchas», afirma Carrión.
También se han hallado peinetas para los moños, horquillas de hierro y bronce y varias medallitas. «Hasta que no llevemos a cabo la limpieza no podemos dilucidar la advocación, aunque en una de ellas sí se deja entrever el Sagrado Corazón de Jesús», relata el arqueólogo Félix Bizarro. «En total han aparecido cuatro, dos de ellas en un pie, probablemente porque tuviera interés en esconderlas», añade.
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Vestigios textiles no hay. Han desaparecido después de casi 90 años sepultados –los fosales del Barranco datan desde el 24 de agosto de 1936 hasta finales de ese año–. Sí se han encontrado botones, suelas y unos zapatos realizados en un material que tarda más tiempo en descomponerse. El estado de conservación de este calzado, que tenía talón bajo, es bastante bueno.
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¿Cómo las mataron? Pues de la forma ruin y despiadada que lo hacían los militares sublevados al mando del Capitán Nestares. A expensas de un examen pormenorizado de los cráneos, sí se intuye la trayectoria de balas que entraron por el occipital y que describen una trayectoria diagonal. Es decir, les pegaron un tiro en la cabeza. «El procedimiento, la ejecución, se repite en el noventa por ciento de los 166 individuos que hemos exhumado a lo largo de estas cinco campañas», refiere Carrión. «El diez por ciento restante fueron abatidos por un pelotón de fusilamiento», agrega.
Diferentes fuentes relatan cómo era el proceso. Los transportaban hasta Víznar en camionetas. Los encarcelaban provisionalmente en la Colonia de Víznar. Los soldados los sacaban al campo al amanecer. Les descerrajaban varios disparos –algunos para rematarlos–. Y los encargados de sepultarlos eran los ocho masones detenidos en la Colonia. Así se perpetraron todos los crímenes de lesa humanidad en el Barranco de Víznar.
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El equipo que dirige el profesor Carrión trabajará esta campaña junto a la carretera que une Víznar con Puerto Lobo
Félix Bizarro indica que la actividad en el Barranco ya está próxima a su fin. Se realizarán varias prospecciones más porque, probablemente, aún haya más seres humanos enterrados. En los listados que publicó el periodista Molina Fajardo, basados a su vez en los datos de Nestares, aparecían 173 nombres. El equipo de Carrión ha recuperado 166, de los que tan solo cinco han sido entregados a los suyos porque las pruebas de filiación han arrojado un resultado positivo.
No es nada sencillo. Tan solo sesenta familiares de víctimas del Barranco de Víznar han aportado su material genético. Este pierde fiabilidad cuando no se trata de hijos o hermanos. Es decir, por propia ley natural, muchos ya no están entre nosotros. Después está la calidad de las muestras extraídas a los propios finados para el cotejo. Lo más fiable es el petroso, en segundo lugar dos gramos de dientes sin caries –preferiblemente molares– y, como última opción, diez centímetros de huesos largos como el fémur o el cúbito.
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¿Cuál es el futuro? Una vez que se realicen los últimos sondeos en el Barranco de Víznar –aún quedan unas pocas zonas donde se pueden detectar irregularidades en el terreno que no sean naturales–, la labor continuará junto a la carretera que une Víznar con Puerto Lobo, en las inmediaciones del área recreativa. En este sector es más que posible que hayan desaparecido fosas durante la construcción de la autovía A92, para la que se usaron grandes excavadoras que se llevaron todo por delante sin distinción.
El Barranco de Víznar es un lugar de Memoria Histórica donde se palpa el dolor, pero también la dignidad.Aún queda faena por delante.
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