La tienda granadina que apuesta por los jóvenes diseñadores y talleres artesanales
Nació hace quince años en Ibiza y es uno de los pequeños comercios de nuestra ciudad que logra mantenerse gracias a su enorme actividad
María Dolores Martínez
Jueves, 9 de octubre 2025, 10:28
Hay una máxima en 'La Marimorena' que Beatriz Bellido Galera tiene muy presente cada vez que un cliente pisa su local, «debe salir un poco ... más feliz de lo que entró». Por eso en este establecimiento de moda, complementos y hogar de la calle Puentezuelas cada detalle cuenta. Desde la decoración interior hasta la cercanía con que se trata a todos los que lo visitan. Hace 15 años Beatriz apostó en Ibiza por este nombre, 'La Marimorena', por «ser pegadizo y que tuviera que ver con Andalucía y el jaleo. Quería que fuera fácil de recordar y que en la tienda hubiese mucha vida, energía positiva y actividades». Ya entonces, tenía muy claro que tenía que apostar por marcas de jóvenes diseñadores y talleres de manualidades «cuando casi nadie los hacía».
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En aquel momento esta granadina vivía en Ibiza y cuando nació esta marca en 2010 ya había trabajado como proveedora para otras tiendas durante dos años. Decidió abrir su tienda física y estuvo con ella durante 12 años en Ibiza hasta que tomó la decisión de «regresar a casa porque necesitaba estar cerca de la familia, ser padres e intentarlo aquí. Siempre había tiempo de volver porque allí me ha ido estupendamente».
Desde que se abrió 'La Marimorena' hace tres años en Granada el salto ha sido complicado por la falta de ayudas a los pequeños negocios y su competencia con las grandes superficies. Hay que apostar por ellos porque «le dan mucha vida a la ciudad y tienen alma. Aprendo mucho de la gente y el otro día una señora gallega me comentó que cuando viaja busca este tipo de tiendas porque son las que les dan esencia a las ciudades». Entiende que mucha gente va a la comodidad a la hora de comprar pero, si esto no da un giro, «van a desaparecer muchas tiendas. A la vista está la cantidad de locales vacíos que hay».
Cuando Beatriz empezó con La Marimorena tenía muy claro que debía apostar por las marcas de jóvenes diseñadores españoles o extranjeros, como hicieron con ella cuando vendía para otras tiendas en Ibiza. Por ello, siempre tiene un rincón en su tienda para mostrar todas sus creaciones en madera, cerámica o tejidos. En referencia a la ropa se ha dado cuenta que «la gente en Granada es más coqueta que en Ibiza. He tenido que hacer un cambio estructural porque no vendo para nada lo mismo que allí». También hay mucha decoración y complementos «imprescindibles para un regalo». Ejemplo de ello son los calcetines, que son «top ventas navideñas», las lámparas, los cuencos y las tazas de Granada y los bolsos. Muchos de estos complementos los confecciona Beatriz pero, desde que es madre, no tiene todo el tiempo que desearía para ello. «Siempre me han encantado las manualidades desde pequeña».
Otro punto fuerte es su tienda online. Pese a que le supone «muchas horas de trabajo porque hay que mantener el stock actualizado constantemente» se siente orgullosa de que los pedidos hayan llegado a México, Australia y muchos puntos de Europa, entre otros destinos mundiales. «Me gusta mucho hablar con los clientes y les da confianza saber quién hay detrás». También cuida con mucho esmero cada envoltorio, «los perfumo, les pongo su confeti, sus caramelos y su nota. Cuando lo abren, disfrutan de toda una experiencia que va más allá del propio pedido».
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La Marimorena no podría entenderse tampoco sin el éxito de todos sus talleres. El martes comenzó el de acuarela, aunque oferta también el de técnicas de joyería, los miércoles, y el de ganchillo, los jueves. La idea es sumar otro más de bordado los lunes y, de forma puntual, programar otros sobre materias concretas. El 18 de octubre habrá un taller de resina para aprender a hacer colgantes. «La gente sale con ellos puestos y eso es muy gratificante porque pueden meter dentro flores, los pelos de su mascota, leche materna, arena de playa..». El día 20 el turno será para un taller de anillos de plata para aprender a tallar y fundir y diseñarlos desde cero. «Los alumnos se llevan tres anillos hechos por ellos mismos y se convierten en todos unos artesanos, cien por cien. Por la tarde los haremos con piedra engarzada».
La idea de todos estos talleres «empezó como algo experimental para que la gente entendiera el trabajo que hay detrás de cada artículo que compran. Siempre que termino un taller les pregunto a los alumnos que precio le pondrían a lo que acaban de hacer. Casi siempre contestan «no lo vendo». Cuando van a la tienda para hacer los talleres «la ven de otra manera y la sienten como su casa. Es su momento de desconexión y disfrute junto a otros alumnos. Una experiencia totalmente diferente».
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