«Tercermundista todo lo vivido»: doce horas para llegar de Madrid a Granada en tren
En total, según los propios pasajeros, unas 300 personas podrían haberse visto implicadas en el suceso, pues el tren iba «prácticamente lleno»
Uno de los convoyes más afectados por la incidencia que afecta a los trenes entre Madrid y Andalucía ha sido el último tren que conectaba ... Madrid con Granada. El tren, que partía pasadas las ocho de la tarde de Atocha, ha permanecido parado durante horas en la zona y ha llegado a Andaluces con doce horas de retraso. En total, según los propios pasajeros, unas 300 personas podrían haberse visto implicadas en el suceso, pues el tren iba «prácticamente lleno».
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«Tercermundista todo lo vivido», ha expresado Juan José Montijano, uno de los viajeros afectados. El escritor y profesor granadino ha sido una de las personas más afectadas por el caos ferroviario, ya desde días atrás. «Me he tenido que desplazar a Valladolid para el desmontaje de mi exposición 'El show de Agatha Christie' y a lo que he vivido sólo le ha faltado un crimen al estilo de 'Asesinato en el Orient Exrpress'», comenta.
El viajero ha explicado que el pasaje ha estado al menos «ocho horas y media tirados en tierra de nadie sin agua, comida y aire acondicionado» y ha lamentado una situación que ha obligado a intervenir a «servicios de seguridad y de sanidad». «Tremendo que esto ocurra en un país desarrollado como España. Triste, muy triste», ha expresado.
Todo empezó el pasado sábado cuando acudió a la capital castellana. Ya el tren de ida a Madrid registró incidencias, ya que anduvieron tres horas y media sin aire acondicionado por una avería. El tren Valladolid-Madrid tuvo un parón de hora y media, sin luz ni climatización. El asunto pintaba mal, pero todo se descontroló en el día de ayer.
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Ya había caos en el tren de cercanías de la Estación de Chamartín, con los andenes llenos y personas que no sabían si iban a poder tomar el tren a tiempo. «Cuando salimos a las ocho de la tarde de Atocha, ya con retraso, todo parecía ir bien, aunque a la media hora de viaje el tren se paró a la altura de Pantoja y nos quedamos sin luz», comenta Montijano. Al principio, algunas personas se tomaron a broma el incidente, casi como una aventura, pero entre los 286 pasajeros que estaban en ese convoy había mucha casuística compleja: personas de edad avanzada desmayados, diabéticos que debían tomar su insulina, para lo cual debían mantenerla refrigerada, un niño afectado por epilepsia, además de personas que debían enlazar con otros medios de transporte o tenían planes para el inicio de sus vacaciones.
«La primera medida que tomó el conductor del tren fue quitar la luz para no agotar la energía de las baterías y que el tren pudiera ponerse en marcha de nuevo», relata. Luego, comenzaron las informaciones contradictorias, mientras caía la noche y la oscuridad más absoluta se adueñaba del interior. «Primero dijeron que iban a enviar autobuses para que pudiéramos continuar; luego, que un tren diésel para remolcarnos», narra. El caso es que llegó la noche, y hubo una desbandada por el camino agropecuario que se convirtió en la única salida posible para quienes tenían una hora fija para llegar a destino, o simplemente no podían aguantar más un encierro sin electricidad, sin climatización y sin comida. «Sólo había patatas fritas y galletas, y nos dijeron que sólo se las podían vender a personas que verdaderamente las necesitaran. El agua había que pagarla, a razón de 2,50 euros la botella pequeña», afirma Montijano.
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El granadino destaca el trabajo de la Guardia Civil, que inmediatamente se prestó a ayudar a las personas atrapadas, y el civismo de los usuarios, que en muy pocos casos levantaron la voz. El alcalde de Pantoja puso a disposición de los viajeros que quisieran el Polideportivo Municipal para pasar la noche, y una ambulancia de Servicios Sociales evacuó al niño afectado por epilepsia a Madrid. Trajeron cubitos de hielo para conservar la insulina, e intentaron socorrer con agua a quienes estaban en el convoy. En este sentido, destaca Montijano que habían tenido suerte porque al ser de noche, la temperatura, con las puertas del tren abiertas, se volvió algo más tolerable.
A las cuatro de la mañana recibieron la primera información más o menos veraz: «Nos dijeron que había caído la catenaria y que vendrían a remolcarnos. A las cinco y algo de la mañana comenzamos a movernos, y hemos llegado a Granada a las 8.15, doce horas después de salir de Madrid». Sobre si le apetecería volver a usar el servicio, Montijano es claro: «Me iré en autobús hasta que esto se me olvide».
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Según ha informado ADIF, la falta de tensión en una catenaria ubicada entre Yeles y La Sagra por un AVANT que iba a Toledo ha motivado el problema, que ha generado un caos circulatorio en la red sur desde las ocho de la tarde del lunes. La administradora ha tenido a personal de electrificación y mantenimiento trabajando en la infraestructura para abordar la situación y ha enviado locomotoras de socorro para mover los trenes detenidos fuera de las estaciones.
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