Ramón Alcaraz, al volante de un taxi. PEPE MARÍN

«A los taxistas, la violencia no nos conduce a nada bueno»

Ramón Alcaraz | Presidente de la Gremial del Taxi de Granada ·

«La solución al conflicto con los VTC es que se aplique la ley; hace falta más justicia y menos leyes»

Carlos Morán

Granada

Domingo, 27 de enero 2019, 03:05

Desde que recuerda, Ramón Alcaraz (Granada, 1966) siempre quiso ser taxista. Era el oficio de su progenitor y el gasoil corrió por sus venas desde ... que vino al mundo.

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-¿Existe la vocación de taxista?

-«Pues sí... En mi caso, mi padre era taxista. Desde que era pequeñito, desde que tenía dos o tres años, mis recuerdos son ver a mi padre trabajando de taxista. Empecé como taxista aquí el año 1992. Había 500 taxis en la ciudad, hoy hay 560»,

«Jamás nos hemos planteado trabajar para Uber, tenemos una aplicación, Pidetaxi»

Pero pese a su precoz inclinación por el volante, cuando cumplió los 18 tuvo que esperar un año para sacarse el carné B-2, un periodo que aprovechó para probar otro oficio. «Conseguí un contrato de formación en Telefónica y seguí por ahí hasta que toda España se automatizó por completo. Lo último en automatizarse fue la Alpujarra, los pueblos de Polopos y Cherín Y partir de ahí el trabajo decayó y ya empecé a trabajar en el taxi».

Aquella fue la primera vez en que una revolución tecnológica se cruzó en la vida de Ramón y le obligó a tomar otros derroteros profesionales. La segunda es ahora. La irrupción de empresas de vehículos con conductor, caso de Uber, que acaba de llegar a Granada, tiene soliviantados a los taxistas. Si no se ponen límites para evitar la «competencia desleal» de esas compañías, dice el presidente de la Gremial de Granada, el futuro de su sector se verá seriamente comprometido.

Y luego vendrán los automóviles sin conductor... Será la tercera batalla contra las nuevas tecnologías que tendrán que librar Ramón y sus compañeros. Y lo saben. «Dicen que dentro de diez o veinte años tendremos el coche autónomo, que toda la flota de vehículos, taxis o VTC, serán autónomos, y yo me pregunto, ¿quién va a pagar las pensiones y sostener la sanidad pública cuando nadie trabaje el coche?».

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«El servidor público que apuesta por lo privado o es un necio o está untado. Eso es así»

- Los Vehículos de Turismo con Conductor, conocidos por sus siglas VTC, han existido siempre y han convivido armónicamente con los taxis, ¿verdad?

-Sí, eran coches grandes para hacer servicios interurbanos. Y no había problemas.

-¿Por qué surge la rivalidad entre ambos modelos?

-Cuando empiezan a masificarse. Nosotros hemos tenido controversias con los ayuntamientos para que no se concedieran más licencias de taxi y las de VTC empezaron a darse sin ton ni son. Esto fue a partir del 2009, con la famosa ley 'Ómnibus'. Fue entonces cuando se empezaron a solicitar licencias VTC. Se iba a la Junta de Andalucía y por unos 36 euros te la tramitaban y ya la tenías. Hubo quien pedía centenares, miles... Y, claro, llegó un momento en que la administración dijo 'no'. Vieron que el Gobierno central había hecho esta Ley Ómnibus y que era un error. Entonces, las administraciones regionales, que son las que pueden otorgar estas licencias, frenaron la concesión masiva. De todas formas, ya se había producido un desmadre grande. Y ahora los solicitantes van a los tribunales que, por una norma matemática, le tienen que dar la razón y conceder más licencias. Y ya está esto muy sobrepasado. Y ahí ya es cuando no podemos convivir con los VTC. Si siguieran haciendo el trabajo para el que se crearon en su día, pues no habría ningún problema. Pero a lo que se dedican es a invadir nuestro terreno. Se dedican muchos de ellos a hacer servicios urbanos, que es lo que hace el taxi, caso de llevar a un cliente de un hotel cualquiera del centro al Sacromonte. Luego lo esperan y lo devuelven al hotel. Antes, los VTC hacían servicios interurbanos, intercomunitarios..., es decir, entre la comunidad andaluza y Castilla la Mancha, por ejemplo. También hacían servicios de asistencia en carretera para las compañías de seguros.

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-Dicen ustedes los taxistas que los vehículos VTC no garantizan la seguridad de los usuarios, ¿a qué se refieren exactamente?

-Nosotros lo que decimos es que el taxi da unas garantías al usuario. Un VTC también tiene toda su documentación en regla. No es que no le ofrezca seguridad al usuario. Pero nosotros tenemos unas tarifas que están reguladas por la administración, luego son una protección para el usuario. Los vehículos de Uber -una de las empresas internacionales que operan en España, también en Granada, y que ofrecen coches con conductor- tienen lo que ellos llaman la 'tarifa dinámica', que es algo que nosotros no vamos a solicitar nunca. Con esta 'tarifa dinámica' te pueden triplicar el precio porque está lloviendo o porque haya cualquier evento. Y contra esto el usuario está indefenso. Pero es que, además, te cobran por adelantado. Y en algunos casos el coste se duplica por un fallo de conexión de red o del banco... Y si has perdido las gafas de sol en el coche, dalas por perdidas porque no puedes reclamar a nadie. No existe ni siquiera un sitio virtual donde poder reclamar nada.

-Para el sector del taxi, ¿cuál es la solución al conflicto?

-La solución es que se aplique la ley. Yo lo resumo con una frase: Para solucionar el conflicto del taxi y los VTC hace falta más justicia y menos leyes. Ya hay suficientes leyes para que el conflicto se solucione de un plumazo, lo que hace falta es voluntad política. Nada más. Otra frase que pongo últimamente por ahí: el servidor público que apuesta por lo privado o es un necio o está untado. Eso es así y no me lo quita nadie de la cabeza.

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-¿No se han planteado la posibilidad de trabajar para Uber? Dicen que si no puedes con el enemigo, únete a él.

-No, jamás. Nosotros tenemos una aplicación, Pidetaxi, que funciona a nivel nacional, es de descarga gratuita para el usuario y te informa dónde está el vehículo, lo que va a tardar y el precio aproximado del servicio.

-En Madrid y Barcelona ha habido taxistas que han recurrido a la violencia, ¿qué va a hacer la Gremial para que estos episodios no se repitan en Granada?

-Todo eso me parece lamentable. Tuvimos una asamblea y estuve transmitiendo calma a mis compañeros. En Granada estamos tranquilos. Si acaso, se le ha llamado la atención a algún Uber porque estaba trabajando de forma irregular. A los taxistas, la violencia no nos conduce a nada bueno.

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-Por acabar con algo de humor, existe la creencia muy extendida de que los taxistas imponen a sus clientes la escucha de su emisora de radio favorita, ¿es una leyenda urbana?

-Ja, ja, ja..., los taxistas tenemos fama de escuchar la Cope. Es una cosa muy particular. Yo no oigo la Cope. Suelo poner música. Recuerdo una mañana que tenía puesta Radio 3 y una pareja de seglares me dijo que lo que estaba diciendo el locutor atentaba contra sus creencias. Y apagué la radio sin problemas. No cuesta ningún trabajo.

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