JuanCarlos Carrión, cura de Almanjáyar, sentado en una de las aulas para los peques cerrada por culpa del coronavirus. Pepe Marín

El obrero de Dios en Almanjáyar no deja de atender a los pobres y sin hacer ERTE

El párroco del barrio y sus 33 trabajadores no han dejado de asistir a sus 140 'clientes' entre mayores, adolescentes y pequeños... ahora lo hacen por vía telemática

Lunes, 4 de mayo 2020, 01:13

El cura de la parroquia de Jesús Obrero de Almanjáyar ha ido reduciendo las dimensiones del templo desde los 220 metros cuadrados que tenía en ... el año 1999 y los 60 que mide en la actualidad. La creación de un centro de día para mayores, un aula de informática, una sala para hacer talleres, otra con juegos para adolescentes, una más para impartir clases de apoyo escolar a los más pequeños son algunas de las poderosas razones que han servido para robar a Dios una parte de su templo y dárselo a los más necesitados.

Publicidad

La última hora de Granada

«Por aquí pasan a diario una media de 140 personas», dice Juan Carlos Carrión, el arquitecto de esta obra que todas las tardes, desde el inicio de la pandemia de la Covid-19 oficia misa para retransmitirla en streaming por el Facebook de la asociación Alfa.

–¿Quién atiende a toda esa gente necesitada que antes venía a estas instalaciones?

–Los seguimos atendiendo a todos, pero ellos en su casa y nosotros al otro lado del teléfono, del ordenador o del whatsapp. Estamos haciendo un seguimiento a 120 personas y tenemos a nuestros 33 trabajadores con nosotros, a tope. Pudimos hacer un ERTE, pero no era ético no era de recibo que personas con hipotecas, con familias, con sus parejas, se vieran penalizados por culpa de esta nueva crisis. Nos hemos apretado el cinturón y estamos haciendo un sobreesfuerzo para que no dejar de atender a nadie. Por aquí no viene ahora nadie, salvo los que aparecen para llevarse comida del economato. El resto de aulas están vacías de la parroquia están vacías y se hace duro, aunque seguimos con ellos mediante otros canales de comunicación.

Este obrero de Dios ha montado un grupo con los 37 ancianos que todos los días iban al centro para charlas con sus iguales, tomar alguna cosa y leer el IDEAL. «Todos los días llamamos a 36 mayores. Sabemos cómo están y qué necesiten, ante cualquier urgencia se acude en auxilio».

Carrión y sus trabajadores también atienden a 42 familias pobres de solemnidad, sin ingresos, sin saber si podrán o no comer al día siguiente. No tienen nada de nada. «Hemos conseguido que la Caixa les dé una ayuda de 200 euros mensuales para cubrir sus necesidades más básicas, y la fundación EDUCO unos 120 a la otra mitad de familias afectadas».

Publicidad

Brecha digital

Tampoco se olvida de los más pequeños. «Les hacemos seguimiento de sus estudios, de sus situaciones familiares y nos preocupamos también de la parte económica son unos ochenta». Todo ello sin olvidar la importante brecha digital existente en la barriada, familias sin medios económicos a quien les resulta imposible pagar una conexión a internet. «Tenemos ordenadores conectados a la red en la parroquia para quien necesite efectuar cualquier trámite», reza.

Y sin olvidar que mantienen un economato abierto para atender a 70 familias. A cambio de comida, que los interesados eligen, se les pide que cumplan unos mínimos de buscar trabajo o atender las necesidades básicas de sus hijos.

Publicidad

«La palabra que más escucho todos los días de toda esta gente humilde y cercana es la de gracias. Ese para mí es el mejor pago. No quiero más».

Además de todo este tropel de ayudas y esfuerzos por sacar adelante a los más necesitados de Almanjáyar, este 'santo' terrenal ya piensa en los más pequeños para este verano «Esta crisis va a hacer mucho daño y no queremos dejar a los más pequeños sin el programa de abierto por vacaciones en verano y para eso vamos a necesitar muchas ayudas».

Esta es la batalla diaria del obrero de Dios en Almanjáyar por culpa de la Covid-19.

El aula con niños, en imagen de archivo. Ramón L. Pérez

«Después de veinte años me ha escrito un exvecino dando las gracias»

JuanCarlos Carrión (Granada, 1963) se considera rico, aunque su sueldo de cura no llegaría ni para pagar un alquiler en la zona centro de Granada. Su riqueza es otra, se conforma con ver a los pobres de su barrio con las necesidades cubiertas y saber que él ha contribuido a ello.

–¿Cuántos años lleva de párroco en Almanjáyar?

–Llevo ya veinte años.

–¿Alguno de aquellos pequeños que iban a la parroquia al principio han vuelto a darle las gracias?

–El otro día recibí un correo electrónico de uno de aquellos niños que hoy tiene 27 años. Este antiguo vecino me daba las gracias y me decía que de alguna manera quería devolver al barrio todo lo que habíamos hecho por él. Así que quiero que se venga de monitor deportivo para atender a los más pequeños. Intentamos que el 30% de la plantilla sea de gente del barrio de la Almanjáyar o se haya criado aquí.

–Cuénteme alguna historia de superación de su barrio.

–Hay tres jóvenes que abandonaron sus estudios en su día y tras superar la prueba de acceso para mayores ahora estudian en la Universidad de Granada. Se han convertido en referentes en el barrio, además sacando unas notas estupendas. También hay otra historia muy entrañable.

–Usted dirá.

–Tenemos un trabajador de mantenimiento que el otro día me dijo que se iba a dar de baja para que no siguiéramos pagando sus cotizaciones porque era consciente de que la situación actual era insostenible para la parroquia y le dije que se olvidara. Me llegó al corazón, pero aquí no habrá ni ERTE ni despidos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad