Alejandro y Francisco José, quinta y cuarta generación de la cuchillería Ruiz. Pepe Marín
Comercios con historia de Granada

La imponente tienda de las navajas en el centro de Granada

Cinco generaciones de afiladores ubicadas junto a la Catedral de Granada defienden un oficio de ayer con presente y mucho futuro

Javier F. Barrera

Miércoles, 24 de julio 2024

Dos turistas desenvainan sendas espadas en la calle Marqués de Gerona. Espadones más bien. Que ni Narváez, el de Loja. Les pegan un par de ... mandobles, sonríen la gracia y vuelven a dejar los hierros en el expositor de la tienda que hace esquina con la Plaza de las Pasiegas. La fachada de la Catedral de Granada es testigo y decorado de una escena propia de algún lance del Capitán Alatriste. No ha sido el primero ni será el último.

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De hecho, en esta tienda, Cuchillería J. Ruiz, con 'El Llavín de Oro' de sobrenombre y 'Artesanía de Toledo' como reclamo distintivo, cinco generaciones llevan el apellido Ruiz ya detrás del mostrador. No son los únicos, pared con pared está Cuchillería Núñez Ruiz, familiares de los anteriores, con cuatro generaciones al servicio de Granada. La diferencia de una generación entre la quinta y la cuarta; entre una y otra es 'culpa' de Alejandro. «Sí, mi Alex, explica de lo más orgulloso Francisco José, es mi delfín y hace la quinta generación».

Hasta llegar a Alejandro, la quinta generación hoy en el año 2024, hay que remontarse al tatarabuelo. Antonio Ruiz vino a buscarse la vida en Granada con un carrito de afilador de los que portaban una piedra, que unas veces giraba con una correa conectada al piñón de una bicicleta, y otras a base de hacerla rotar con la propia mano sobre una manivela que cogía carrerilla, recuerda Tito Ortiz, Cronista de la Ciudad de Granada.

Paseando las calles y haciendo sonar aquellas coloristas y particulares flautas, con una melodía en la que se hacían pasar todos los orificios por los labios con cierta rapidez, los afiladores se hacían notar, para que se bajara de las casas a poner a punto las herramientas cotidianas, fundamentalmente el cuchillo de la cocina y la tijera de coser.

Prosperó Antonio y montó su primer negocio en el Pie de La Torre catedralicio. Acreditado y profesional donde los hubiere, tuvo cuatro hijos. El mayor, Manolo, fue muy reconocido en su oficio de afilador, hasta el punto de que se especializó en algo tan difícil, como afilar las navajas de los barberos granadinos. Antonio siguió ganando prestigio, y eso le dio la oportunidad de dejarle un negocio de cuchillería y afilado, a cada uno de sus cuatro hijos.

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El abuelo de los actuales propietarios, José Ruiz, que tenía su taller en Marqués de Gerona 5, compró en 1980 el local actual que hace esquina con la citada calle y la plaza de Las Pasiegas. Él se jubiló hace años, y ahora atienden el negocio sus nietos y con ellos la cuarta generación de buenos afiladores granadinos, Francisco José Suárez Ruiz (padre de Alejandro, quinta generación), Eva María Suárez Ruiz, y Gerardo Campos.

El negocio, en cualquier caso, ha cambiado a través de los años. Francisco José explica que antes se afilaba muchísimo y se vendía poco. «Ahora es al revés, se afila poco y se vende mucho, sobre todo a los turistas. Quizás es un 70%del negocio», comparte.

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¿Yqué se vende? Pues en las dos tiendas Ruiz hay casi de todo. Navajas y de afeitar, tijeras y especiales de peluquería, cortauñas y machetes, sacacorchos y cuchillos jamoneros, puñales y katanas, facas, navajas multiusos y espadas. Puntas, sierras, cimitarras y sables de madera. Hachas, podadoras. Ytirachinas.

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