Eva abraza su vestido de comunión, sobre la cama de su casa, en pleno aislamiento. I. C.

La segunda primera comunión de la Granada del coronavirus

Este fin de semana arrancaba la temporada de celebraciones, que se han retrasado hasta el primer trimestre del próximo curso

Domingo, 19 de abril 2020, 01:00

Tienen 9 años y lo primero que se aprendieron este curso fue la fecha de su primera comunión. Si hubiera un examen de eso, ... todos habrían sacado sobresaliente. La temporada de fiestas arrancaba este fin de semana, el segundo de abril, dando paso a dos meses de celebraciones, reuniones familiares, menús infantiles, polis y cacos infinitos y helados de chocolate de postre. Pero entonces se coló el coronavirus en nuestra vida y todo, de lo más grande a lo más pequeño, fue cayendo como fichas de dominó. Y la que iba a ser la primera vez, será a la segunda.

Publicidad

En esto de las comuniones, en Granada, hay dos opciones. La primera es que las familias hayan recibido algún mensaje, vía catequistas o parroquias, en el que les indican que, efectivamente, se han cancelado los sacramentos y que se están buscando nuevas fechas en el primer trimestre del próximo curso, siempre antes de que comience el adviento (este año, 29 de noviembre). En este sentido, hay casos, los más afortunados, que ya tienen una fecha concreta asignada en septiembre u octubre. La segunda opción, más extendida de lo que cabría esperar, son las familias que siguen pensando que la comunión de sus hijos será en mayo porque nadie les ha dicho lo contrario. Y no. No habrá comuniones.

«¿Y yo cuándo voy a hacer la comunión, mamá, cuándo pase todo esto la voy a hacer?». Daniela Pedrosa pregunta a cada rato. Ella tenía marcado en el calendario el 23 de mayo, en la Iglesia de la Encarnación de Maracena. Su tía, Elia, modista profesional, le iba a diseñar un vestido único como regalo. Y sus padres le han prometido un regalo que la tiene loca de contenta: «¡Vamos a Disneyland París!». O irán, en algún momento, claro. Lidia, su madre, sigue esperando saber cuándo será ese momento: «Aquí no nos han dicho nada –indica, algo molesta–. Mi hija me pregunta mucho, pero no tenemos noticias, como en otros sitios que sabemos que sí». El mismo día que arrancó el confinamiento, esta familia tenía cita para probar la comida y concretar los detalles con el restaurante Ruta del Vino, en Huétor Vega. «Nos llamaron para decir que se suspendía y que tocaba esperar, hasta nueva orden».

Lidia y Daniela, en casa.

Mientras, en casa, pasan el aislamiento intentando pensar en positivo, lo que no quita que Daniela confiese que está «un poco aburrida y agobiada» porque no pueden salir a la calle y ya han hecho «todo lo que se podía hacer aquí». ¿Tenías ganas de hacer la comunión? «¡Claro! –responde la pequeña–. Tenía ganas porque mi hermana la hizo y yo quiero también. Y porque venía toda mi familia. Y porque íbamos a Disney. Y para ver a mi amiga Carla, que su abuela ha muerto de coronavirus y le quiero decir que estamos con ella, que mucho ánimo».

«¡El vestido!»

Eva Cabrero celebraba su comunión el 2 de mayo, en la parroquia de Gracia. Y ella, como el resto de niños y niñas, entiende perfectamente la situación. Además, ve una oportunidad clara: «Más tiempo para estudiarme el credo, que me sé la mitad», bromea. Eva sigue asistiendo a las catequesis del párroco Miguel Ángel Morell a través de vídeos en directo, en Youtube. Y allí, en la parroquia, han conseguido cerrar fechas con los 18 niños que comulgaban por primera vez.

Publicidad

«La nueva fecha es el 26 de septiembre, para todo el grupo. Se están portando súper bien, es una alegría tener a Miguel y al resto de catequistas al otro lado», dice Celia Machuca, la madre de Eva. También han tenido suerte con el lugar de celebración, el Hotel Barceló Allegro, que no les ha puesto ninguna pega con la nueva fecha. «¿Lo que más me apetecía de la comunión? –termina Eva, muy risueña– ¡El vestido! ¡Y celebrarlo con mis amigas y mi familia! ¡Y con mi prima Lara!».

«Más tiempo para estudiarme el credo, que me sé la mitad»

La cancelación de las comuniones implica una cascada de pequeñas consecuencias que, juntas, sí suponen un quebradero de cabeza poco apetecible en esto días: cátering, lugares de celebración, fotógrafos, invitaciones impresas que ya no valen, trajes pensados para el verano que hay que devolver... Y, también, la de citas que se juntarán en los mismos meses, complicando las agendas de las familias, ya que los bautizos y bodas correrán la misma suerte. Eso sin olvidar la pregunta del millón: ¿Se podrán celebrar eventos multitudinarios?

Publicidad

400 personas

Ricardo Ortega está «regu» porque tenía muchas ganas de «hacer la comunión y recibir el cuerpo de Cristo». Y su celebración no era una celebración al uso, con familia y amigos. Era una comunión «singular», como explica Nieves Sánchez, su madre: «Queríamos que fuera un día para que disfrutaran los amigos, así que cinco familias decidimos celebrarla juntos en una macrocomunión, en el Hotel Luna». La fiesta prevista para 16 de mayo de Ricardo, Alberto, Rafa, Mateo y Jorge tendrá que esperar o, incluso, cancelarse. «Todavía no nos han dicho nada de fechas –sigue la madre–, estamos a la espera. Pero, aunque la den, ¿crees que podremos meter a 400 personas en un salón? Esto nos ha cambiado los planes por completo».

Ricardo Ortega sonríe con su traje de comunión.

El pequeño Ricardo, pese a todo, es comprensivo: «Lo llevo mal porque ahora no se celebra donde queríamos y se retrasa y teníamos muchísimas ganas de hacerlo y estamos un poco tristes. Pero mientras se haga, no pasa nada».

Publicidad

En ese «no pasa nada» también encontramos a Ana Rivera, que en el retraso de la fecha ha descubierto una alegría inesperada. «El cambio es una buena idea porque un día después es mi cumpleaños y va a ser una fiesta mucho más grande», aplaude la pequeña. Ana hacía la primera comunión el 25 de abril, en Maristas, y su nueva cita es el 3 de octubre. Su madre, Lala Consuegra, además de madre es catequista y maestra en el colegio. «Las familias lo asumen con tranquilidad, esto era lo más lógico. Ana tenía una ilusión tremenda, claro que sí, pero le preocupa más cuándo se podrá salir de casa».

Ana, con su hermano Pablo, sostiene un ejemplar de 'Mi pequeña Biblia'.

Lala lleva sin poner un pie en el felpudo desde el 13 de marzo, como sus hijos Ana y Pablo. «Ellos ven que mamá no sale, así que lo del aislamiento lo ven con normalidad. Ahora que –carraspea– tenemos que tener la manga súper ancha. Antes, saltar en el sofá estaba prohibido... Ahora, si se sube un rato Pablo, pues miras un poco para otro lado», ríe.

Publicidad

«El cambio es una buena idea porque un día después es mi cumpleaños y va a ser una fiesta mucho más grande»

Todos en casa de Ana saben que, si hay algún problema, se buscará una solución. «¿Problemas con el sitio? ¿Nos falta algo? Lo de menos es dónde y cómo se celebre –termina Lala–, lo importante es hacerlo. Ahora toca vivir todo esto con calma».

Daniela, Eva, Ricardo, Ana y el resto de niños y niñas que a principio de curso se aprendieron su primera comunión mejor que las fracciones, ya miran desde la ventana al curso que viene y a la que será una inolvidable segunda primera comunión.

Noticia Patrocinada

Las catequesis de Gracia, por Youtube

Miguel Ángel Morell es el párroco de Virgen de Gracia y sabe muy bien lo que está pasando con las comuniones. «Lo que se está haciendo en general es llevarlas a septiembre octubre. Hay un comunicado del arzobispado que dice que se hable con los fieles para buscar las mejores fechas. Nosotros preferimos hacerlo rápido, para ayudar a las familias que necesitan apalabrar sus convites y ágapes». Miguel Ángel ha propuesto tres fechas en septiembre y octubre, consciente de que habrá que ser flexible con ellas y de que es más que probable que coincidan con bodas y bautizos. «Siempre abiertos a lo que pueda suceder, a lo que diga el Gobierno y a lo que imponga la lógica. ¿Una boda con 300 invitados? Eso tendrá que esperar».

Cuando comenzó el aislamiento, Miguel propuso a las familias una semana de catequesis por Youtube, todas las tardes, para terminar lo que quedaba pendiente. «Al terminar algunos padres me pidieron que siguiera porque les ayuda a ellos, les da algo que hacer distinto a los niños y, encima, se lo pasan muy bien porque hay un chat y van comentando». Por eso, todos los jueves a las 17.00 horas se conecta a su canal de Youtube para echar un rato de catequesis con los niños «y para el que quiera engancharse».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad