La hostelería y el turismo aportan más de un tercio de los trabajadores en ERTE
La hostelería busca volver a la normalidad en un entorno complicado mientras otros sectores, como las agencias de viajes, siguen en la incertidumbre
El 10 de marzo de 2020, Juan José Quirós se sentaba en la desangelada y vacía sala de la taberna J&J, en la calle ... Buensuceso de la capital granadina, para comunicarles a sus compañeros que el bar iba a cerrar. No quería contribuir a la expansión de un virus del que apenas se sabía nada. Sin perspectivas claras sobre el alcance y la duración del nuevo escenario, dos días antes de que se registrase el primer positivo en la provincia y cuatro antes de que el presidente del Gobierno anunciase la entrada del país en estado de alarma y la puesta en marcha de herramientas de ayuda para los trabajadores como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), decidió cerrar las puertas de un lugar histórico para la escena musical granadina, en funcionamiento desde 1977. Sus puertas no han vuelto a abrirse hasta el pasado 8 de octubre.
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Sectores como la automoción se agarran a los ERTE ante la crisis de suministros
Esta historia solo es una de las muchas que se han repetido en Granada en este año y medio largo. De acuerdo con los datos más recientes del Ministerio de Seguridad Social, al cierre del mes de octubre un total de 1.026 empresas granadinas seguían teniendo un ERTE activo, una situación que afecta a un total de 2.363 trabajadores. Ángel García Palma, empresario y dueño de una agencia de viajes en la capital, todavía no ha podido sacar de esta regulación del empleo a dos de cada tres personas de su plantilla. Pese a la recuperación derivada de la temporada alta del turismo y el buen desarrollo de la campaña de vacunación, García Palma reconoce que el panorama «todavía no permite, ni mucho menos, retomar la actividad normal».
1.026 empresas y 2.363 trabajadores de la provincia de Granada seguían acogidas a un ERTE al cierre de octubre
El suyo, junto a buena parte de la hostelería y otros, como el de la cultura, es uno de los sectores más castigados por el efecto de la pandemia. Según la información más reciente disponible a nivel provincial, a la que tuvo acceso este periódico, más de un tercio de todos los trabajadores que siguen acogidos a este instrumento (37,5%) pertenecen a las categorías de alojamiento hotelero, restaurantes y bares.
El salario del miedo
Como en aquella película de Henri-Georges Clouzot de 1953, durante más de año y medio los trabajadores del J&J han estado cobrando los salarios del miedo que ofrecían los ERTE. Para muchos de ellos no ha sido suficiente y, como explica Juan José Quirós, han «tenido que buscarse la vida por otro lado». Una de sus empleadas, por ejemplo, tuvo que pasar el grueso de los peores meses de la pandemia de vuelta en Madrid, en casa de sus padres. Él mismo, dueño de un negocio que inauguró su padre, tuvo que buscarse otra ocupación para compensar las pérdidas que le estaba ocasionando el bar, que cifra en «al menos 20.000 euros» desde la llegada del virus.
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El futuro sigue siendo incierto para este par de miles de trabajadores a pesar de que el número de personas en ERTE se ha reducido de manera muy significativa en el último medio año: tres de cada cuatro del total de personas acogidas a esta herramienta dejaron de estar sujetas a ella desde abril.
«Hemos perdido año y medio largo de nuestra vida y mucho dinero, pero es como si el tiempo no hubiera pasado»
Juan José Quirós
Dueño del bar J&J de Granada
Otros no han corrido tanta suerte. Es el caso de Gregorio (nombre ficticio), quien trabaja en una empresa del sector de la formación y lleva en ERTE desde el 14 de marzo de 2020. Entonces «no pensaba en absoluto que esto iba a ser tan largo». El pasado mes de abril, todavía con su salario reducido y sin perspectivas de cambio, recibió la noticia de que iba a tener una hija. Pensaba que, como mucho, para el verano habría vuelto a la normalidad. Pero no fue así. Durante meses había ido tirando de sus ahorros, «que se acababan», y reconoce que llegó a asustarse ante la falta de oportunidades: «me planteé volver a la universidad, reciclarme y empezar de cero». Su esperanza ahora radica en que la mejoría de la situación, por fin, le llegue, y espera que para principios de 2022 pueda volver al trabajo.
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Otras empresas, sin embargo, como Portinox, una de las más grandes de la provincia granadina, han acordado en fechas muy recientes mantener un ERTE por causas productivas al menos durante todo el año que viene.
Según los últimos datos del Ministerio de Seguridad Social, que encabeza José Luis Escrivá, la mayoría de las regulaciones temporales que siguen activas en la provincia granadina están acogidas al marco legal dictado por el Real Decreto-Ley 30/2020, que se enfocaba en especial en los trabajadores autónomos que habían tenido que cesar su actividad a causa del efecto de la pandemia. Más de dos tercios del total de los ERTE activos (68,5%) corresponden a esta categoría, mientras los declarados por motivos de fuerza mayor y el resto suponen porcentajes mucho más pequeños.
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«Los ERTE han sido fundamentales en términos de justicia social, para evitar la exclusión y mantener los niveles de consumo»
Daniel Mesa
Secretario provincial de Comisiones Obreras
Compás de espera
Ángel García Palma, quien afirma que la covid-19 ha supuesto «un auténtico cataclismo» para su negocio y «ni siquiera sabía lo que era un ERTE» hasta marzo de 2020, mira sin embargo al futuro con optimismo. «El ánimo sigue fuerte y el objetivo es recuperar a todos los trabajadores en cuanto sea posible; algunos de ellos llevan un cuarto de siglo conmigo», reconoce con cariño, «y hay que sacar un poquito de esperanza para seguir adelante».
«Siguen siendo una herramienta esencial para dar viabilidad a las empresas y proteger el empleo»
María Vera
Secretaria general de la Confederación Granadina de Empresarios
Una perspectiva que comparte Juan José Quirós, quien recuerda la sonrisa con la que volvió a abrir las puertas del J&Jel pasado 8 de octubre. «Todo el mundo volvió pese a las dificultades con la misma ilusión», afirma. Ha conseguido mantener al mismo equipo que se encontró de frente al virus. «Todo el mundo ha perdido año y medio largo de su vida», resume, «pero es como si solo hubiera pasado un mal fin de semana».
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Sindicatos y empresarios consideran que deben mantenerse por ser «una herramienta esencial»
Si algo vienen demostrando los datos de empleo desde el inicio de la pandemia es que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) han constituido una herramienta fundamental para que no se produzca una auténtica catástrofe en el mercado laboral de la provincia granadina.
Así lo reconoce Daniel Mesa, secretario provincial de Comisiones Obreras, quien, con miras al futuro, considera que «los ERTE deben ser pieza angular» en la reforma que en estos momentos negocian el Gobierno y los agentes sociales en Madrid, una vez que se ha demostrado que han sido muy útiles «para evitar despidos masivos en crisis coyunturales, dando estabilidad a los puestos de trabajo y facilitando la recuperación económica de las empresas». Señala, como ejemplo, que una parte del sector de la automoción está acudiendo en fechas recientes a esta modalidad de regulación del empleo ante la crisis de suministros que se produce a nivel global. En su opinión, esto demuestra que los ERTE «son una herramienta de mantenimiento del empleo que sobrepasa la pandemia y ha venido para quedarse». «Además de un mecanismo eficaz de ajuste», resume el secretario provincial del sindicato, «se han demostrado fundamentales en términos de justicia social y eficiencia económica, evitando la exclusión y manteniendo el consumo».
Esta valoración de los ERTE es compartida en buena parte también por los representantes de los empresarios, afirma María Vera, secretaria general de la Confederación Granadina de Empresarios (CGE). En declaraciones a IDEAL, Vera señala que este instrumento «ha sido y sigue siendo una herramienta jurídica esencial para dar viabilidad a las empresas y proteger el empleo», algo en lo que coincide con los representantes de los trabajadores. Sin ellos, asegura, «el escenario económico y laboral que tenemos ahora, más de año y medio después de que comenzara la crisis, sería muy diferente», en especial en lo que respecta a «los sectores más castigados por la crisis, como el turismo, la hostelería y el comercio». La evolución que se registra en los datos que va publicando en este sentido el Ministerio de Seguridad Social demuestran asimismo que «en el momento en que ha sido posible, las empresas han ido rescatando a sus trabajadores», una impresión que reafirman todas las fuentes consultadas por este periódico.
Hoy en día, resume la secretaria general de la CGE, los ERTE«siguen siendo una figura necesaria, sobre todo en determinados sectores afectados especialmente por la crisis de las materias primas y de chips semiconductores». Una situación que de momento preocupa en especial en el sector industrial y el de la automoción.
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