«No sabes dónde vas a acabar ni qué va a ser de ti, es una incertidumbre»
Dos enfermeras que obtuvieron plaza fija relatan su frustración al conocer la rectificación de las vacantes
María Dolores terminó la carrera de Enfermería hace 23 años. Después de pasar un tiempo trabajando en Mallorca, decidió opositar para mejorar su calidad de ... vida. Realizó el examen, que tacha de «muy difícil», y aprobó. Cuando comprobó que había bastantes plazas de Enfermería en Granada, respiró tranquila. Casi con total seguridad se quedaría en su tierra. Por desgracia, la alegría le ha durado poco, y ahora cree que el hospital que le asignen quizás no estará en su provincia. «Tengo dos niños pequeños y si me mandan fuera sería un trastorno muy grande. Siento mucha decepción y agobio», detalla.
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La profesional, trabajadora del Hospital de Neurotraumatología y Rehabilitación, califica de «injusta» la rectificación del SAS. «No entiendo cómo estaban todas esas plazas y de repente ya no. Es una forma de marearnos», critica. En la misma línea se pronuncia Andrea, enfermera del mismo hospital. Tras un año en Murcia y cinco en Zaragoza, regresó a Granada con la intención de quedarse. Ahora disfruta de un contrato de larga duración, pero antaño no superaban los cuatro o seis meses. «No sabía qué turnos iba a tener, no podía hacer planes a medio-largo plazo, tenía que estar pendiente del teléfono y las vacaciones me las daban cuando querían. Buscaba mejores condiciones de trabajo y cambiar menos de un servicio a otro, así que decidí opositar», explica.
Decepción
En verano de 2022 se enteró de que había aprobado a través de la lista provisional y poco antes de Navidad salió la publicación definitiva. Con la información publicada en el BOJA el pasado 10 de enero sabía que podría seguir desarrollando su labor en Granada, pero tras la reducción de vacantes la inquietud se ha apoderado de ella. «No sé si voy a tener que mudarme o si me va a tocar un hospital de Jaén, por ejemplo, y voy a tener que ir y venir todos los días. Estoy decepcionada y cabreada», asegura.
La alegría inicial por conseguir un puesto fijo ha quedado en el olvido. Ahora, Andrea solo puede pensar en que su esfuerzo no se ha visto recompensado por una decisión ajena a ella. «No sabes dónde vas a acabar ni qué va a ser de ti, es una incertidumbre», concluye.
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