Un robot humanoide sorprende a Granada: «Es para llevártelo a casa»
El Unitree G1 es el primer robot humanoide del mundo que sale a la venta para empresas y particulares, y su primer paseo ha sido aquí, entre la Acera del Darro y la Carrera de la Virgen
Es viernes al mediodía y el robot está en mitad de la Acera del Darro. Lleva un gorro de Papá Noel y una camiseta rojiblanca, ... como la del Granada. De lejos parece un niño disfrazado. De cerca, un extraño maniquí. La gente mira de reojo, pero nadie frena su marcha o se para a observarlo mejor. Hasta que, de repente, el robot zapatea en el suelo con un «clap, clap, clap» que no pasa desapercibido. «Se mueve como Pinocho», dice una señora mirando por encima de las gafas, conforme saca el móvil. No es la única: toda la calle tiene el móvil en la mano, apuntando al robot que camina con paso firme y alegre. No tiene cara, pero luce feliz. A veces se gira y saluda con la mano a los que le rodean. «Gracias, amigo», le dicen. «Pero qué gracioso eres». Todos le sonríen e intentan caerle simpático, conseguir llamar su atención. Como si el robot estuviera vivo.
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El robot se llama Unitree G1 y es una de las primeras unidades producidas por la multinacional Unitree Robotics y programado –entre otras– por la empresa española SynergyTech, ubicada en Alicante. Y el de Granada ha sido su primer paseo, antes que en cualquier otra ciudad del mundo. ¿Por qué? «Porque yo soy granadino», sonríe Darío Samaniego Fernández, CEO de SynergyTech, con el brazo echado por encima del robot. «El Unitree G1 es el primer robot humanoide que se comercializa tanto para empresas o instituciones como para particulares», explica orgulloso. «Y es muy español».
Este robot humanoide, que ha terminado de fabricarse en China, acaba de salir al mercado. De hecho, solo hay 50 unidades y, según Samaniego, hay una larga lista de espera que va desde Europa a Estados Unidos. «El precio ronda los 50.000 euros, dependiendo de su programación, y pesa unos 40 kilos», apunta el CEO que, antes de seguir con el paseo por Granada, advierte que este G1 es una unidad de prueba, por lo que hoy se anotara todo lo que pase. Todo, desde su manera de caminar, su velocidad, su resistencia… hasta su primer 'crush'. Pero eso lo dejamos para el final.
Dejad que os presentemos mejor al Unitree Bípedo Humanoide G1. Su diseño avanzado le otorga una gran capacidad de movilidad y carga, «ideal para aplicaciones industriales, incluyendo inspección y mantenimiento». Además, está equipado con sensores de alta precisión y «actuadores potentes para operaciones exigentes». Y, por supuesto, soporta la integración de sistemas de inteligencia artificial para la toma de decisiones autónoma.
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El Unitree G1 marca un hito en la robótica al convertirse en el primer robot humanoide que sale a la venta. «El G1 no solo destaca por su diseño avanzado y apariencia humanoide, sino también por su capacidad para realizar múltiples labores, desde tareas de asistencia y logística hasta trabajos especializados en entornos desafiantes. Este revolucionario avance está destinado a transformar diversas industrias y convertirse en un valioso aliado para las personas», asegura Samaniego.
La empresa del granadino, SynergyTech, trabaja para transformar la relación entre humanos y robots, «creando un futuro donde estos sean herramientas indispensables para mejorar la productividad, la calidad de vida y la sostenibilidad en entornos personales y profesionales». El Unitree G1 no es el único de la familia. También están los robots cuadrúpedos, Unitree Go2 y Unitree B2, «muy útiles para tareas industriales, académicas y de investigación».
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En fin, volvamos al paseo del bueno de G1, que ya está por la Carrera de la Virgen.
Un 'terminator' majo
Cuando la sorpresa desaparece, la gente empieza a rodear al robot y a caminar a su lado. Ana es la primera en estrechar su mano. «Qué cosa más maja», ríe. A su lado, Lourdes se interesa por la utilidad de G1 y, al escuchar las explicaciones de Samaniego, da una palmada. «¿Que me puede hacer las cosas de la casa? ¡Me lo llevo!». No faltan los que miran con suspicacia, a través del móvil, mientras susurran cosas como «ahora es cuando empieza a matarnos, como en 'Terminator'».
«¡¿Pero eso qué pollas es!?», exclaman castizamente en la Carrera de la Virgen. Tres hermanos, Gabriel, María y Arturo, de Huétor, se acercan tímidamente al robot. «Es rarísimo, pero nos encanta», dicen. Una japonesa sonríe incrédula y le habla con palabras dulces que nadie más entiende. «¡Dentro de nada estamos todos así!», afirma un matrimonio al que no le hace mucha gracia la idea de ver robots paseando por la ciudad.
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Así, pasito a pasito, G1 llega a la Fuente de las Batallas. Allí está María Azucena, impertérrita, apoyada en su bastón. El robot humanoide se acerca a la mujer y le estrecha la mano. «Jamás pensé, en 91 años de vida, que vería algo así en Granada». La anciana, natural de Órgiva, gira el rostro divertida y guiña. «Aunque bueno, yo creo que todavía ando mejor que él».
Raquel y Marian se topan con el robot y se gustan a primera vista. Raquel imita sus andares y cuando G1 le ofrece su mano, ella cree que quiere bailar sevillanas así que le mira cara a cara porque es la primera. «No, que te quiere dar la mano», le indica Marian. Raquel se arrima a él y, nada más tocarle con la punta de los dedos, el robot cae de espaldas, con los ojos inexistentes haciendo chiribitas.
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«¿Qué ha pasado? ¿Qué he hecho?», se asusta Raquel. Samaniego la tranquiliza y le dice que no se preocupe, que será una bajada de tensión y que lo anotará en el diario de pruebas. Otros, sin embargo, opinan que el G1 se ha enamorado o, como se dice ahora, que ha sido su primer 'crush'.
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