«Los Reyes siempre llegan puntuales cuando vienen a Granada»

–Yo sólo quiero ver, no me acerco a nadie, que mira al de Francia, pobrecito el golpe que se llevó.

–Aquí no van a pegar a nadie, mujer –responde Paqui.

–Si viniera otro alguno se llevaría... ¿Y por qué no vienen ya?

–No es la hora. Los Reyes siempre llegan puntuales cuando vienen a Granada.

El goteo de coches oficiales, como en los Goya, fue llevando frente a Paqui y Pruden al resto de instituciones: El alcalde de Granada, Luis Salvador; la consejera de Cultura, Patricia del Pozo; la rectora de la Universidad, Pilar Aranda... A las once y cuarto, un helicóptero cruzó el cielo y el pinganillo de la Casa Real dio la orden: «Todos al Palacio de Carlos V, que llegan».

Dentro, bajo un imponente cielo azul y un calor sofocante, los cámaras y fotógrafos de medios de toda España se colocaron en fila, para capturar el momento los primeros. Pero los primeros fueron los de fuera, que aplaudieron nada más ver los zapatos de Don Felipe y Doña Letizia tomar tierra. Susana, emitiendo en directo para su grupo de whatsapp, hacía las veces de comentarista: «Fijaos, Letizia ha repetido el vestido verde de flores que llevaba en Mallorca. Vaya, nunca estrena nada en Granada».

Sus Majestades los Reyes de España entraron al Palacio exactamente a las once y treinta minutos de la mañana. Algo que Paqui, entre el público, ya sabía. Don Felipe y Doña Letizia, acompañados por el ministro Duque, Rocío Díaz, directora general del Patronato de la Alhambra y Generalife, y por Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, cruzaron la inmensidad del Carlos V, bajo el imparable fuego amigo de los fotógrafos, hasta el enorme cartel de la exposición que iban a inaugurar: 'Odaliscas. De Ingres a Picasso'.

Quince minutos más tarde, el aviso de que los Reyes van a pasar por el Patio de los Leones provocó que los turistas se parasen a analizar con sumo interés todos y cada uno de los detalles de las piedras que habitan el lugar. Los encargados pidieron que se continuara la visita con normalidad, ante lo que Montse, de Zaragoza, se pegó a los periodistas, «por si cuela». Antonio, con su gorra blanca hacia atrás, puso voz a lo que todos pensaban: «Mire usted, que queremos hacerle una foto al Rey».

«¡Viva el Rey!», corearon los turistas cuando Don Felipe y Doña Letizia aparecieron en el patio. De allí, subieron al Patio del Harén y firmaron el libro de visitas de La Alhambra con estas palabras: «Con toda la emoción y la inspiración que provoca contemplar la historia, el arte y el esfuerzo para conservarlo, aquí en la Alhambra, nos alegra poder visitar e inaugurar la preciosa exposición 'Odaliscas. De Ingres a Picasso', que nos muestra el impacto de nuestra herencia cultural tan diverso sobre el arte y sus tendencias en Europa. Muchas felicidades por este nuevo esfuerzo por incorporar muestras de nuestra aportación a la cultura europea y universal a este espacio tan emblemático para Granada, Andalucía y España. Con todo nuestro afecto».

Sin perder el aliento, la comitiva se trasladó al centro de la ciudad, al Palacio de Congresos, donde los Reyes entregaron los Premios Nacionales de Innovación y Diseño. A las doce y media en puntísimo –Paqui dixit–, los aplausos del público dieron la bienvenida a los monarcas. «Gracias, Granada, por acogernos», dijo Felipe VI.

A las una y media todo el mundo estaba fuera. Los Reyes y el resto de autoridades volaron en sus coches, pese a que fuera, en la rotonda, una fila de granadinos se preguntaba por dónde saldrían Felipe y Letizia. «Es raro que no salgan ya –dijo Ana, vecina del barrio–, que estos no perdonan ni un minuto».