Las residencias de Granada esperan que a la tercera dosis vaya la vencida
Salud ha dado cobertura en tan solo una semana a todos los residentes de la provincia, donde se ha vuelto a vacunar a 5.400 mayores
Martes, 28 de septiembre 2021, 00:57
El «banderillazo» le cayó a Emilia a eso de las once y media de la mañana. Lo recibió en un abrir y cerrar de ojos ... en el patio del centro residencial donde cada mañana da los buenos días. Allí está junto a José o Manuel, que cumplía ayer 79 años y, por eso, le cayeron dos visitas: la de su hija, que le llevó un tupper con un guiso de carne, y la de Máximo, que tuvo el detalle de pegarle un pinchazo.
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Pero no se lo dio solo a él o a Emilia. También penetró con la aguja el brazo de otros quince mayores de la residencia Camino de Santiago de Alhendín, una de las dos que en la provincia quedaba por revacunar. Tanto su nombre como el de la residencia de mayores de Armilla fueron borrados ayer de la lista de 'pendientes' por una Delegación territorial de Salud y Familias que se ha liquidado todas las terceras dosis que había que poner a los mayores que están ingresados en estas dependencias.
En total eran 5.400 ancianos, a quienes se les ha reforzado su protección para evitar que caigan presa de un virus que este verano ha vuelto a entrar sin avisar en las residencias de mayores. No obstante, según datos hechos públicos ayer mismo por la Junta de Andalucía, actualmente hay 51 residentes contagiados en la provincia. La mayoría están bien de salud, pero el que se haya llegado a esta cifra es un síntoma evidente de que el grado de inmunización de este colectivo estaba cayendo.
Hay que recordar que estas personas fueron las primeras que recibieron unas vacunas que por un tiempo lograron lo imposible: que cundiera la tranquilidad entre ellos. No les duró mucho. El origen de nuevos brotes este verano hizo rebrotar de nuevo el miedo. De ahí que esta tercera dosis se haya recibido con mucha ilusión. La directora de la residencia Camino de Santiago, Marjo Ruskola, tenía «muchísimas ganas» de ver de nuevo a los enfermeros del distrito sanitario Granada-Metropolitano con sus inyecciones.
«Veíamos que en otros centros subían los casos, y aunque llevábamos sin ellos desde octubre del año pasado, sí que lo que estaba pasando en otros sitios nos hacía pensar que las defensas estaban bajando entre nuestros usuarios», señaló esta profesional, que lamentó todo lo que el virus ha transformado el día a día de su centro.
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Por lo pronto, ni las vacunas ni la caída de la incidencia ha sido suficiente para rebajar las medidas que tienen que cumplir. Todo el mundo debe llevar mascarilla en interiores, se come en dos grupos y los familiares ya no están tan presentes en la vida de su residencia. A las visitas se les recibe al aire libre desde mayo, cuando se abrió un poco la mano gracias a las primeras dosis. Paro nada es como antes. «Hacíamos fiestas en las que participaban las familias, había visitas sin avisar o se permitía que los hijos darán de comer a sus padres. Ahora eso se ha acabado. Nuestro rol también ha cambiado, pues tenemos que llenar estas ausencias con un trato mucho más cercano, destinado a amenizar un tanto la jornada de unos mayores que se han sentido muy solos», señaló la directora del centro.
Fuera, mientras ella compartía también su ilusión por volver a la normalidad, Máximo, el enfermero referente de la zona de Armilla, iba repasando la lista para que no se le escapase nadie. Explicó que desde ayer solo quedarán sin vacunar quienes hayan recibido la dosis anterior en un periodo inferior a seis meses y aquellos que se hayan contagiado en el último mes. Son pocos mayores en comparación con los que se ha cubierto en esta ronda. Que es la última de muchas y, quién sabe, si la primera que se realiza en la nueva normalidad.
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