In girum imus nocte et consumimur igni

Relato de verano ·

Era la enigmática frase del último estado de Whastapp del profesor Elías Fernández Santos. Habían encontrado el móvil en su casa, encima de la mesa baja del salón. No apagó el móvil antes de marcharse. Simplemente lo dejó allí y se agotó la batería. Solo hay huellas de Elías

JORGE MARTÍNEZ MONTORO

Martes, 21 de julio 2020, 01:15

Era la enigmática frase del último estado de Whastapp del profesor Elías Fernández Santos. Habían encontrado el móvil en su casa, encima de la mesa ... baja del salón. No apagó el móvil antes de marcharse. Simplemente lo dejó allí y se agotó la batería. Solo hay huellas de Elías.

Publicidad

Los tres enunciados le habían dejado las mismas dudas al inspector Marín tres días después. Idéntico proceso deductivo tras la información en la comisaría a las ocho y tres minutos de la mañana, el vaso de café doble calentando ambas manos, del 10 de junio. Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo, ¿verdad inspector? ¡Claro! Bueno, ¿qué tenemos esta mañana subinspector Quijano? Han denunciado una desaparición, inspector Marín; varón, treinta y seis años, profesor en la Facultad de Ciencias Políticas, casado, con dos hijas mellizas de ocho años y otra de nueve, no constan antecedentes penales ni siquiera multas impagadas en nuestros archivos… Después aquellos tres enunciados. Tres días habían pasado sin ningún hilo del que tirar tras las pesquisas en la casa, el coche, el despacho del departamento y las entrevistas a la familia, colegas, amigos. La mirada contrita de la mujer de Elías durante el interrogatorio le recordó a cierta dolorosa de una iglesia del Realejo. No se ha marchado en su coche, no ha alquilado ninguno, ni billetes de avión, tren, barco, autobús o globo aerostático… Tampoco movimientos anormales en la cuenta bancaria. A veces el trabajo policial parecía limitarse a la reflexión inocua mientras vaciaba la leche en el negro café y se mezclaba con intensidad natural. Tiene un blog, lo utiliza en clase irregularmente para colgar apuntes, complementos a las clases, enlaces interesantes; la última entrada es de la última semana de marzo y trata sobre historia y crítica del capitalismo, un documento pdf. Los pasillos de la Facultad de Humanidades eran luminosos a las nueve de la mañana. El sol comenzaba a dispersar la incómoda niebla primaveral y conducía sus rayos por cualquier sitio. El techo gris hormigón con cuadrados huecos le substrajo cierto pasado juvenil que olvidó al instante quitándose las Ray-Ban y forzando un rictus felino, concentrado en el tono de las preguntas que debía realizar esa mañana. No había apenas vaivén de alumnos porque las clases ya habían concluido. Con todo el respeto, inspector Marín, sigo pensando que es temprano para que algún profesor de Latín esté en el edificio. Filología clásica, subinspector Quijano, y créame quien busca, encuentra. El departamento de Filología clásica contenía penumbra y olvido, o eso le pareció al inspector Marín el tiempo que estuvo leyendo las placas impresas junto a la puerta marrón oscuro de cada despacho. Miles de libros, ordenados con tejuelos blancos, permanecían dispuestos en estanterías acristaladas. Doctor Carlos López Delgado; espere aquí subinspector. Se había quitado la rebeca gris marengo antes de entrar en el coche de regreso a la comisaría; aún colgaba de su brazo izquierdo, un gesto heredado de su padre, mientras todas las piezas informativas se reorganizaban en su mente tras la provechosa charla con el doctor y el almuerzo (café largo sin azúcar y media tostada de tomate con jamón serrano) en el Verona. Entonces In girum imus nocte et consumimur igni es un palíndromo; eso me ha dicho el profesor, sí; damos vueltas en la noche y somos consumidos por el fuego, se traduce al español; y palíndromo se llama el blog de Elías; correcto, subinspector Quijano; pero ¿qué significa eso en relación con un estado de Whastapp? Sí, porque lo cambió hace tres meses. ¿Tres meses ha dicho Quijano? ¡Igual que la última entrada de su blog de clase! Los apuntes complementarios del profesor Elías esquematizaban la historia de la crítica al capitalismo en seis páginas. Más que apuntes densos eran una presentación de varias clases convertida en pdf para facilitar el estudio. Incluía una lista de referencias bibliográficas. In girum imus nocte et consumimur igni; con esta película Guy Debord describe a la sociedad de consumo y la alienación capitalista; es un film muy crítico con la sociedad moderna, con el capitalismo descontrolado y de masas, basado no en lo que necesitas sino en que el dinero esté en circulación constante. Si la frase tiene el sentido de antorcha, subinspector Quijano, tenemos que conseguir prenderla igual que lo hizo Elías. ¿Pero cómo, inspector? La biografía de Debord.

Seis horas y once minutos indicaba el navegador cuando aparcó el coche en Rello. Ninguna corazonada le había supuesto quinientos setenta y nueve kilómetros durante su trayectoria profesional. En su búsqueda de sociedad distinta al capitalismo, al consumismo alentado por la publicidad, Debord quizá buscó en Rello su último deseo; las palabras leídas por el subinspector Quijano le acompañaron durante todo el trayecto solitario. No había querido que nadie le siguiera en su posible error. Doce habitantes censados en Rello; si encontraba a Elías no le preguntaría los motivos de su repentina desaparición voluntaria; según Taxi Granada, una persona, un hombre bien vestido, sin equipaje, había cogido un vehículo tres días atrás hasta Soria; ningún restaurante o bar en Rello; su trabajo era encontrar a personas desaparecidas no indagar en sus motivos; 60 euros de carrera; quizá en una atalaya cercana murió Almanzor huyendo de Calatañazor. SO-132. El último cartel le concentró en el presente sublime, de piedra antigua, de la villa alumbrada por el matutino sol de junio. Dejó el coche en la sombra de la iglesia y se dispuso a vagar sagaz entre las pocas calles hasta encontrar a Elías. Los pasos de las Panama Jack sonaban intrépidos por las calles inhabitadas. No tardó en verlo. Miraba hacia la campiña amarillenta. Estaba sentado bajo una recia encina descomunal. ¡Doctor Santos!… ¡Profesor Elías!… He venido para llevarle de vuelta, confíe en mí... In girum imus nocte… Solo entonces se giró Elías, elástico, sobreponiendo su voz didáctica a la del inspector Marín. Et consumimur igni.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad