Boina de contaminación sobre Granada y la Vega en una imagen de archivo. Pepe Marín

La razón por la que Granada tiene los peores datos de calidad del aire de Andalucía

Las particularidades orográficas de la ciudad y la Vega y las variaciones de temperatura favorecen un proceso que atrapa y concentra los agentes contaminantes

Juanjo Cerero

Granada

Miércoles, 25 de enero 2023, 00:40

Las cifras de calidad del aire que ofrece la capital granadina no solo resultan preocupantes por sí mismas, sino también si se establece una comparación ... con los datos de otros puntos de la comunidad autónoma, según un estudio realizado por el grupo de investigadores en geoquímica de aerosoles y contaminación atmosférica de la Universidad de Huelva a través de los datos de diecisiete estaciones repartidas por Andalucía.

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En concreto, son cinco las que están consideradas como puntos calientes ('hotspots') en términos de tráfico, entre las que se encuentra la de Granada Norte, además de otras en Sevilla, Almería, Jaén o Málaga. De los seis elementos contaminantes que se midieron en todos estos puntos (dióxido de azufre, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono y partículas en suspensión), la capital granadina ofreció los peores datos en términos de promedio anual en absolutamente todos los casos.

Incluso ampliando la comparativa a las diecisiete estaciones que forman parte del estudio y no solo a las especialmente afectadas por el tráfico, el resultado es idéntico.

El catedrático de la Universidad de Granada Lucas Alados afirma que estos malos datos generalizados en relación con el resto de Andalucía se deben sobre todo a la «configuración orográfica» de la ciudad y su Vega, «que hace que tengamos poco viento y unas condiciones que favorecen que se produzca una inversión térmica en la columna atmosférica». Esta inversión térmica es un proceso por el cual «el aire caliente se queda por encima del frío de la superficie y eso actúa como un mecanismo que atrapa las partículas en la zona donde nosotros respiramos», y es mucho más habitual en Granada que en otros lugares de la comunidad autónoma.

«Alrededor de noviembre», agrega, «salvo que haya lluvia, las inversiones térmicas son brutales porque no da tiempo a que la atmósfera se ventile lo suficiente; desde fuera se puede ver cómo el cielo de la ciudad está cada vez más sucia porque la contaminación se queda atrapada». Una percepción que confirman los datos: en noviembre de 2022, solo hubo dos días de los treinta en los que no se superaran los niveles máximos recomendados por la OMS de dióxido de nitrógeno o partículas en suspensión.

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