Radiografía de los robos en Granada

El perfil de los ladrones es variado. Desde un par de personas que improvisan romper la ventana de una casa vacía para ver qué se encuentran, a una banda organizada y profesionalizada. «En la propia inspección ocular y con los testimonios de las víctimas y testigos ya se puede diferenciar si se trata de gente más o menos especializada», explica el responsable del equipo de Patrimonio de la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) de la Guardia Civil.

En lo más alto de la pirámide se encuentran, por ejemplo, las bandas que disponen de una logística y medios más especializados, como la utilización de vehículos robados de alta gama o el uso de pinganillos para comunicarse entre ellos por transmisiones, estando siempre jerarquizados y con una distribución de tareas entre sus miembros, como pueden ser, por ejemplo, los reconocimientos de zona para seleccionar los domicilios donde van a entrar. Estos, además, no van a tener problema en usar la violencia si hay moradores en el interior del domicilio. Van tapados, con guantes y posiblemente armados.

Pese a la creencia popular de que la mayor parte de las bandas vienen de fuera de España, por ejemplo, de Europa del Este, las estadísticas desvelan que suelen ser del propio municipio, de pueblos cercanos o de provincias limítrofes. Normalmente no actúan donde residen, pero sí en zonas cercanas. «Si son de una localidad del Área Metropolitana podrían actuar a lo largo de esta o moverse y actuar en otras localidades más alejadas del cinturón, incluso, cambiando de provincia», añade el responsable. En este sentido, es una realidad que los ladrones se mueven. Realizan batidas en una zona y, cuando están satisfechos o se ven en peligro, cambian a otra. Aún así, la Guardia Civil les sigue los pasos.

El verano es una época suculenta para los delincuentes, que aprovechan los viajes de los granadinos para acceder a sus domicilios, pero los datos no son muy diferentes de los del resto del año. «En otros meses los ladrones acceden a las segundas viviendas, que son las que entonces están vacías», admite el agente.

Hace años era común que se llevaran móviles, tabletas y ordenadores portátiles, pero a día de hoy, según aumenta la especialización de la banda criminal, el objetivo es el dinero y las joyas. En un registro reciente a un atracador le encontraron más de 30.000 euros en efectivo, y no es una cantidad elevada en comparación con los sucesos relacionados con la droga. «Con la marihuana la gente mueve muchísimo más dinero», apostilla.

Los robos en viviendas son los más comunes en esta área, pero la Benemérita investiga también de otros tipos, como sustracciones de mercancías a transportistas, lo cual conlleva grandes pérdidas económicas. En estas situaciones, es común que el botín se reparta entre los ladrones y lo distribuyan a nivel local. Por supuesto, otros objetos acaban en internet y, si se trata de joyas, las llevan a los negocios de compraventa. Por suerte, la concienzuda investigación deriva en que un elevado porcentaje de estas fechorías se acabe esclareciendo, antes o después.

Los delincuentes, como en cualquier otra área, se adaptan y cambian sus métodos conforme pasan los años, por lo que los investigadores tienen que estar al día. Si se trata de una banda mínimanente profesional, llevan guantes, lo cual dificulta la obtención de huellas. Pero hay otros caminos por los que llegar hasta ellos.

Las imágenes de las cámaras de seguridad son uno de los elementos que aportan pistas para estrechar el cerco. «Son un elemento disuasorio para evitar robos, pero también nos sirve para reconocer alguna característica física, como la fisiología», manifiestan desde el equipo de Patrimonio.

Para evitar que accedan a nuestro hogar, la Guardia Civil recomienda incorporar todos los elementos preventivos que estén a nuestro alcance. Además de lo más usado, como alarmas y cámaras, que parezca que la casa está habitada puede alejar a aquellos que se lo estén pensando. Una opción es no cerrar del todo las ventanas. Y, sobre todo, proteger la vivienda para que al delincuente le sea lo más difícil acceder a ella, ya sea con ventanas de seguridad, rejas, muros o puertas blindadas, por ejemplo.

En este sentido, las redes sociales pueden ser un enemigo si damos más información de la cuenta de nuestra ausencia. «Si piensas que las fotos las van a ver gente de confianza y a esas mismas fotos tiene acceso gente de nuestro entorno que no controlamos, quizás acabe enterándose el que no queremos, lo que puede ser peligroso», concluye el responsable.