Radiografía de las pruebas selectivas de la Policía Local

Las tres convocatorias eran para la entrada de agentes de la Policía Local tanto en la capital como en Albolote.

Pese a ser de diferentes municipios, las pruebas comparten una fórmula común que se repite en otras oposiciones que están exentas de cualquier sospecha. Todas ellas, las investigadas y las que no, siguen un patrón reglado, como define la ley, que busca asegurar que las plazas se adjudiquen en base a los criterios de igualdad, mérito y capacidad. Es el esqueleto que los investigadores están radiografiando estos días para tratar de esclarecer los hechos.

La investigación que se está llevando a cabo en el juzgado de Primera Instancia número 4 de Granada se encuentra, tal y como contó este periódico, bajo secreto de sumario. Sin embargo, como confirmaron fuentes municipales este martes, las pesquisas apuntan a las convocatorias realizadas en la Policía Local entre 2019 y 2022, así como a otra prueba selectiva en Albolote. Las de 2019 eran para la cobertura de 49 plazas y las de 2022 eran para 32 agentes. La de Albolote, que fue suspendida antes de la prueba médica, estaba dirigida a incorporar cuatro agentes al servicio de seguridad ciudadana del municipio. También se han hecho indagaciones en otros municipios sobre sus oposiciones, como Algarinejo.

La mayor parte de los audios refieren conversaciones en los que mandos de la Policía Local de Granada, entre ellos el ya exjefe del cuerpo en Granada, José Manuel Jiménez Avilés, hacen referencia a convocatorias tanto de Granada como de Albolote. Entre otras cuestiones, en una de las grabaciones, publicadas por 'The Objective', un agente presuntamente da instrucciones sobre cómo deben ser las preguntas de la prueba a la que se va a presentar él mismo. En otra se puede escuchar cómo un mando le pide a otro que es miembro de un tribunal que supuestamente beneficie a uno de los aspirantes que no se encuentra en una buena situación. En otro de los audios se habla de cómo familiares de agentes han sido presuntamente enchufados o, en el caso del publicado por IDEAL, un integrante del tribunal reconoce haber sido testigo de cómo presuntamente se le daba el 'cambiazo' al examen de uno de los aspirantes, que era hijo de un policía. Es cuestión de la investigación dirimir si, como parece desprenderse de las grabaciones publicadas, existió o no una trama para beneficiar en las pruebas a candidatos concretos a cambio de favores futuros en otras oposiciones.

Tanto las que están bajo sospecha como las que no son procesos selectivos reglados y siguen criterios similares a las del resto de oposiciones municipales, aunque con particularidades. El esquema que se sigue habitualmente, según las fuentes consultadas por este periódico, explican que es normal que la administración apruebe una oferta, establezca unas pruebas –que pueden ser técnicas, físicas y psicológicas– y posteriormente designe unos temarios y un tribunal, que es el que examina a los candidatos. En el caso de la Policía Local, según refieren las mismas fuentes, el tribunal suele estar compuesto por cinco personas: un presidente, un secretario y tres vocales.

El tribunal puede estar compuesto por funcionarios que tengan al menos el mismo nivel en la escala que las plazas que se ofertan. Pueden integrarlo empleados públicos de otros servicios, aunque, según las fuentes consultadas, es habitual que haya al menos un especialista en la materia. En el caso de la Policía Local, un agente de la misma escala o superior que domine el contenido. No aparece recogido en ningún reglamento, pero existe la costumbre de que Recursos Humanos pida a la Mesa de Personal, en la que están representados todos los sindicatos municipales, propuestas para designar a uno de los miembros. Se trata de un gesto de «deferencia», un gesto de cortesía, con la representación de los trabajadores. Además, es habitual que un psicólogo evalúe a los aspirantes para confirmar que son aptos para el servicio.

El tribunal es el que, de acuerdo con el temario escogido por la administración, elabora las preguntas y los ejercicios, además de custodiarlos. En las oposiciones se pueden realizar examen de tipo test y de desarrollo, aunque son más habituales las primeras. En este caso, según refieren las fuentes consultadas, las preguntas suelen aportarlas –unas 20 o 25– cada uno de los miembros del tribunal. Horas antes de la prueba, las ponen en común y eligen las 100 que responderán los aspirantes. Quedan otras 10 o 20 aparte que son empleadas solo si fuera invalidada algunas de las primeras. La cuestión de las preguntas es importante en la investigación porque uno de los audios recoge cómo un mando asegura que se habían filtrado en una de las convocatorias, lo que obligó al tribunal a cambiar el examen la noche antes.

Es otra de las cuestiones importantes. En teoría, el sistema empleado en las convocatorias de la Policía designa un código a cada uno de los aspirantes para que el tribunal, a la hora corregir, no sepa a quién corresponde la hoja en cuestión.

Es una de las cosas a las que apunta la investigación. Los audios refieren distintas conversaciones en las que los agentes describen presuntas irregularidades que podrían tener esta consideración. Dar un cambiazo a un examen, que un aspirante prepare sus propias preguntas o subir la nota a un candidato de manera arbitraria son algunas de las escenas que se describen en las grabaciones. Las fuentes consultadas insisten en que, al ser procesos reglados, las oposiciones persiguen evitar precisamente este tipo de problemas. No obstante, aseguran que, de manera general, sin referirse a las pruebas bajo investigación, las trampas son «difíciles, pero no imposibles» y recuerdan que hay episodios juzgados en los tribunales de otras ciudades que así lo atestiguan.