«El que ahora quiera trabajar en el campo puede, nos cuesta mucho encontrar mano de obra»
Cooperativas del sector del espárrago señalan la dificultad para encontrar empleados, algo que afecta tanto al campo como a los centros en los que tratan el producto
«Se necesitan manipuladores de espárrago y mozos de almacén. No se requiere experiencia y se ofrece remuneración según convenio para la campaña del espárrago ... 2022, con posibilidad de mantenerse en plantilla, y curso de formación a cargo de la empresa (manipulación de alimentos, prevención de riesgos y EPIS)». Es el anuncio publicado en la web de una cooperativa granadina a principios de este año, pero no es el único: todas coinciden en que encontrar trabajadores es muy complicado.
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Nicolás Chica, secretario general de UPA y gerente de Agrolachar, afirma que llevan años señalando este «impresionante problema», que afecta tanto al campo como a los centros en los que tratan el producto. «Los tiempos cambian, hay menos gente que quiere participar en las labores agrarias y buscan otros medios de vida. Vamos al Servicio Andaluz de Empleo a buscar trabajadores y nos mandan a gente a la que no le interesa el trabajo», añade.
En su caso, tuvieron que invertir 500.000 euros hace tres años en maquinaria para calibrar el producto «y reducir la necesidad de mano de obra especializada». Cabe destacar que en las naves de manipulación las mujeres juegan un papel fundamental, al representar más del 70%. «Es una buena oportunidad para que se incorpore al mercado», recalca Nicolás Chica.
De Sudamérica
La inmensa mayoría de trabajadores son sudamericanos, principalmente de Bolivia o Ecuador. Rafael Pérez, de Granagenil, indica que de las 40 personas que forman la plantilla, el 90% son extranjeros. «Algunos llevan en Granada muchos años y tienen hecha su vida aquí. Son los que sacan el trabajo adelante», asegura Rafael, que lamenta que cuando buscan nuevos empleados «al final van la mitad, no les gusta el trabajo o no les cuadran los horarios».
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Los Gallombares, por su parte, cuenta con 900 empleados en sus seis almacenes, un 10% más que la pasada campaña. El 60% del total son inmigrantes. «No hay personal, lo vemos tanto en los almacenes como en la recolección. El que quiera trabajar en el campo puede, hay trabajo», asegura.
La falta de mano de obra también la sufre Gustavo Revelles, de Los Fresnos, que no entiende cuál es el motivo. «Lo solventamos con los recursos que tenemos, con la plantilla relativamente fija y los que rotan», admite el gerente de la cooperativa, que emplea a 160 personas.
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