La paradoja granadina

Esta ciudad y esta provincia habitan en las contradicciones. Pero también sería demasiado aburrido y predecible que todo se ciñera a la lógica. Puestos a ser algoritmo, prefiero ser paradoja.

Teodoro Luque y Andrés Navarro esgrimen cifras y porcentajes. Es lo que tienen los números, que unas veces tranquilizan pero que, a menudo, resultan impertinentes. Un tanto por ciento con decimales es una provocación.

El gasto cultural de las administraciones públicas en Granada es del 0,31% del PIB. Y eso –sin tener ni pajolera idea ni del PIB ni de sus circunstancias– suena muy escaso para aspirar a la Capitalidad Europea de 2031. El comisario David Jiménez Blanco concluye: «Granada tiene más cultura que economía. Hay que invertir más».

«Nos han puesto ante nuestro espejo», es la frase que escucho entre los asistentes al concluir el acto. Y esto le encanta a un granadino típico y paradójico; que pongan en evidencia nuestras debilidades –siempre que la culpa se le pueda atribuir a otro–. En este caso, a la administración pública con sus gestores y sus políticos. Pero apunto otra frase de Jiménez Blanco: «Todos estáis concursando». ¡Tate! Que conseguir ser capital de la cultura, promover optimismo y cambiar las cosas, nos incumbe a todos.

Admito que no tengo clara la conveniencia de exhibir con tanta transparencia el estudio de impacto económico cuando otras ciudades candidatas nos vigilan. Que quizás ese punto tocaba hace ocho años, cuando se planteó la posibilidad de aspirar a este concurso en un todavía lejano 2031. Que tal vez ahora tendríamos que estar en la fase más detallada de acciones para contrarrestar esas carencias. Pero la fortuna es que el resto de competidores no está mucho mejor. En España somos muy de cultura oral; de boquilla. Pero se invierte lo justo para aparentar.

Me quedan mejores sensaciones tras la vuelta de Fitur, porque la candidatura de Granada ahora sí la percibo lanzada y –quiero pensar– de consenso. Esta próxima semana, la alcaldesa, Marifrán Carazo, y David Jiménez Blanco viajarán a Bruselas para explicar el proyecto a la comisión y los grupos parlamentarios.

En el Círculo de Bellas Artes en Madrid comparecieron el miércoles los tres comisarios junto a Marifrán Carazo, Pedro Mercado y Gerardo Cuerva. «Asumir las debilidades es importante», comenta el rector. Siempre que se utilice como resorte para cambiar las malas inercias. Gerardo Cuerva lo explica en granaíno: «El éxito radica en encontrar a 'Hayque'». Y ahí debe estar Granada; en la búsqueda permanente de ese personaje huidizo y cansino. 'Hay que' invertir en cultura, 'hay que' implicar a los vecinos, 'hay que' pensar a lo grande. Hay que creérselo.

Como dice David Jiménez Blanco, todo el mundo piensa que vive en la ciudad más bonita del mundo. Pero, en nuestro caso, es verdad.

Pepe Rodríguez me lleva el martes por la noche en Madrid a La Peligrosa. Y hasta ahí se puede contar. Deshojo las margaritas: «Me la bebo, no me la bebo…». Creo que fueron tres. De los sitios hay que saber irse antes de que te echen. Salvo de los bares.

Tampoco conviene excederse, porque a Fitur –como es sabido– se viene a trabajar. El stand de Granada tiene dos caras: la de quienes se retiraron a tiempo y los que no. Mi cara siempre fue el espejo del hígado. Está concurrido desde primera hora y nos vigilamos entre sospechosos habituales.

Fitur está más recatada desde que no iba. En otros tiempos podías atravesar España, de stand en stand, sin que faltara el condumio. Allí descubrí un año al jamonero más rápido del mundo, el alhameño Manuel Juan García, que tenía como máxima aplastante: «Si abro un jamón, es para comérselo». Menos mal que Antonio García, ahora como 'emérito' de la Federación de Hostelería, me ve desvaído y me asiste con una 1925 clandestina y centenaria.

Jaén si mantiene las buenas costumbres, que para eso tiene casi tantas estrellas Michelin como olivos. El presidente de Diputación, Paco Reyes, explica que la actividad cinegética genera 200 millones al año en la provincia. Y presentan una degustación de productos de caza a los que acudo igual que la perdiz al reclamo. En ese momento aparece Juan Espadas y le saludo con un 'como estás'; que pasa de ser un cumplido protocolario a una pregunta con malafollá.

La misma, de forma instintiva, le hago por la tarde a Gerardo Cuerva. Tendemos a dilapidar liderazgos con la misma precipitación que los elevamos. Gerardo ha sido –y lo es– el granadino con interlocución más directa en los círculos de decisiones en Madrid y, bajo su presidencia, Cepyme ha dejado de ser la hermana menor y acomplejada de la patronal para tener voz propia. Quizás eso sea lo que incomode a Antonio Garamendi, que intuye en Gerardo una alternativa real para reemplazarlo dentro de dos años. Y cada año al frente de la CEOE está bien pagado.

Gerardo no va a ceder a la presión y –la anotación es mía– tampoco al chantaje. Las presiones a empresas y colectivos para sacarlo del tablero. La intención es presentarse a las elecciones. Y lo mismo alguien no ha medido convenientemente la posibilidad de que la contienda se convierta en un pulso entre 'grandes' y 'pequeños'.