El quebrantahuesos vuela sin fronteras

La vida de Poqueira, Polarda y Aznaitín –bautizadas así en homenaje a los parajes homónimos de Granada, Almería y Jaén– es el resultado de los acuerdos de la Junta con la organización europea Vulture Conservation Foundation y los gobiernos de Aragón y Cataluña, en el esfuerzo común por mejorar la biodiversidad y recuperar a las aves carroñeras y su importante función ecológica en la limpieza del campo. La especialidad de esta especie de buitres son los huesos de cadáveres de animales.

Las tres hembras, que con solo tres meses pesan cinco kilos y tienen casi el tamaño adulto –alcanzarán los tres metros de envergadura–, han sido ubicadas en su nido artificial por tres expertos que rapelaron por un risco escondido en el límite entre los términos municipales de Dílar y Monachil, a unos 2.000 metros de altitud.

La consejera ha explicado que allí serán alimentadas -con patas de cordero y de conejo- a través de unos tubos por agentes de Medio Ambiente, mediante una técnica llamada 'hacking', hasta que aprendan a volar. Es clave evitar el contacto, incluso visual, con personas. Por eso los participantes en el programa insisten en mantener oculta la localización del nido: cualquier interferencia humana pondría en riesgo su supervivencia.

En unos cuatro meses aprenderán a volar y los especialistas les dejarán comida, pero cada vez más lejos del nido, hasta que sean capaces de encontrar alimento por sí mismas. El instinto filopátrico, ha explicado Catalina García, hará que, pese a ser 'extranjeras', sientan este lugar como propio y, quizá, vuelvan a él para criar cuando alcancen la madurez sexual, a partir de los 7 años. El anillamiento en las patas permitirá tenerlas localizadas durante años.

Otra demostración de que no se puede poner puertas al cielo es que, aunque las tres crías trasladadas el año pasado aún no han criado, los especialistas han detectado ya a diez ejemplares surcando los cielos de Sierra Nevada. «Esto apunta a una futura cría con bastante seguridad», ha subrayado el director del Parque, Francisco Muñoz, quien ha destacado la labor desarrollada en este programa por los trabajadores del parque y de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía (Amaya), los profesionales de trabajo vertical, el Seprona, agricultores, ganaderos y ayuntamientos implicados.