Crimen en Huétor Tájar

«El pueblo entero está destrozado, ojalá fuese un sueño»

La Guardia Civil acordonó anoche la calle de la localidad de apenas 10.000 habitantes donde ha ocurrido el suceso, un lugar desde donde sus residentes han vivido las últimas horas de los hechos y en el que muchos de ellos se han enterado del desenlace. «Hemos escuchado algunos disparos un poco después de las 8.30, nos temíamos lo peor después de tantas horas de encierro», expresan aún sin poder creer lo sucedido con la voz entrecortada. No dejan de recibir llamadas de familiares que viven fuera para preguntar si es verdad lo que escuchan y leen. «El pueblo entero está destrozado, ojalá fuese un sueño», dice una de las mujeres que conoce a la familia.

La imagen y la angustia que refleja el lugar parecen sacados de una película de terror. Una ambulancia ocupa la puerta de la casa, mientras que un par de coches fúnebres completan una estampa a la que se le suma un amplio dispositivo de Guardia Civil que esta mañana ha impedido el paso de dos familiares que han querido entrar en el domicilio.

A las lágrimas de todo Huétor Tájar, se unen las dudas y la incomprensión. También, las preguntas de qué se podría haber hecho para salvar a los niños y de si realmente le presunto autor de los hechos estaba «tan mal» para ser responsable de tal tragedia. «No hay forma de comprender nada así. La vida se te rompe», declaran a las puertas del domicilio, donde los vecinos han esperado que se retirara el cordón policial.

Algunos compañeros de instituto de uno de los niños se han acercado hasta el domicilio tras conocer los hechos. Además, según ha podido saber este periódico, un equipo de cuatro psicólogos ha ido hasta los centros de Primaria y Secundaria de los menores para dar a conocer a la noticia al resto de alumnos.

Ningún suceso de este tipo, explican, se había vivido jamás en el municipio. El accidente del pasado mes de marzo en el que murieron la hija y mujer del causante ya fue para la localidad un duro golpe del que aún se recomponen. A los tres días de luto declarados por el Ayuntamiento de Huétor Tájar se suma el silencio, un silencio al que se ha dado paso tras los llantos y la esperanza que muchos afirman que tenían de madrugada, pero que se ha desvanecido con los últimos disparos. «Había dicho que los iba a preparar para ir al colegio», añaden aún con los ojos vidriosos. Empiezan a asumir la realidad que golpea al pueblo.