Varios pueblos de Granada informan de cómo actuar ante los perros pastores
Quéntar, Güéjar Sierra y Monachil señalizan sus caminos de montaña para prevenir incidentes de senderistas, cazadores o ciclistas con los mastines que cuidan cabras y ovejas
I. G.
Gramada
Lunes, 11 de diciembre 2023, 00:18
El que avisa no es traidor. Varios pueblos de montaña de Granada informan a sus vecinos y visitantes de cómo enfrentarse a perros de guarda ... que, ante lo que ellos consideran como una amenaza para el ganado al que protegen, pueden responder de manera agresiva. Esta medida no es una reacción a la muerte de una joven atacada por cinco mastines cuando paseaba por un paisaje rural de Zamora el pasado 23 de octubre: de hecho, los ayuntamientos de Quéntar y Güéjar Sierra instalaron hace ya tres o cuatro años en varios caminos de acceso a zonas ganaderas señales en las que recordaban algunos de los comportamientos típicos de estos animales y cómo actuar en su presencia para evitar riesgos. La pasada primavera, el gobierno municipal de Monachil colocó unos rótulos prácticamente idénticos al inicio de varios carriles de acceso a parajes de Sierra Nevada frecuentados por rebaños de cabras y ovejas.
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Los mastines se dedican desde hace siglos a defender el ganado frente a los lobos, los perros asilvestrados y los ladrones, pero, en realidad, cualquiera que atraviese el perímetro de seguridad que establecen alrededor de 'sus' ovejas o cabras será considerado un intruso y tratado en consecuencia. No correr, gritar o hacer gestos bruscos;no encararse con los 'guardianes' si se acercan ladrando; no romper el perímetro de guarda, sino rodear el rebaño; o atar a nuestras mascotas son algunas de las recomendaciones que incluyen los carteles de estos pueblos de Granada.
Los responsables de los tres municipios coinciden en que no han registrado incidentes de importancia y que el objetivo de estos avisos es prevenir problemas. En todos ellos, la iniciativa partió de los ganaderos.
Perros que hacen su trabajo
Fran Martín, alcalde de Quéntar (Cs), explica que su intención es «buscar el equilibrio entre el disfrute de la naturaleza y la práctica deportiva en este entorno privilegiado, y que los perros puedan hacer su trabajo, que es custodiar al ganado».
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Admite que algunos montañeros no entienden el cometido de los mastines y se asustan. «Hay quien piensa que tendrían que estar atados y con bozal, pero no es así: con ellos no rige la normativa de los perros potencialmente peligrosos: están haciendo su trabajo. Si nos respetamos todos, no hay problema», subraya Martín. Las señales se han instalado en áreas de paso de senderistas y ciclistas –por el municipio atraviesa una etapa del Camino de Santiago–, como el nacimiento del río Aguas Blancas y el Tocón de Quéntar.
El primer edil de Güéjar Sierra, José Antonio Robles (PP), asegura que en su localidad apenas ha habido incidentes, aparte de algún encontronazo en áreas de mucho tránsito de excursionistas. «Los mastines son grandes y muy fuertes, pero, si no te acercas a su territorio, no pasa nada. No solo puede haber problemas con montañeros o ciclistas, también con los cazadores, porque los perros cuando escuchan disparos se ponen muy nerviosos», recuerda Robles, que insiste en que el objetivo de esta señalización –instalada en carriles del Collado Alguacil, los Padules o la Loma Papeles– es «hacer compatible la ganadería con otras actividades».
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Un selfi con las vacas
En Monachil se han ubicado las señales en los accesos a zonas de Sierra Nevada donde pastan vacas, ovejas y cabras que, al mismo tiempo, son zonas con bastante tránsito, como el área recreativa Los Llanos, los Cahorros, el Purche o el Canal de la Espartera.
El concejal de Agricultura y Ganadería, Mariano Sevilla (PSOE), explica que Monachil se caracteriza por ser un pueblo de montaña muy próximo a la capital, por lo que cada fin de semana recibe a cientos de visitantes de la ciudad que, a diferencia de los lugareños, no están acostumbrados al contacto con los animales y, en ocasiones, se ponen en peligro sin saberlo.
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Sevilla recuerda, por ejemplo, el caso de un ciclista que fue embestido por una vaca cuando intentaba hacerse un selfi con el rebaño, o el de un grupo de excursionistas que trató de llevarse un cachorro de perro pastor al considerarlo abandonado y se llevó una buena bronca. «El mastín es el pastor por excelencia. De lejos parece inofensivo, pero si siente que su rebaño está amenazado, reacciona», recuerda el concejal.
Ten en cuenta
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Perímetro: Los perros de guarda establecen un perímetro de seguridad acercándose y ladrando.
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Intimidación: Son grandes y fuertes para intimidar a los intrusos. Si te acercas, intentarán asustarte.
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Collares: Suelen llevar collares con pinchos hacia fuera que disuaden al lobo. Son legales y no suponen maltrato animal.
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En solitario: No están abandonados, aunque no los veas junto al rebaño. Si ves un cachorro o un adulto, ¡no te lo lleves!
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Tranquilidad: Si te ladra mantén la calma y aléjate. Si corres o gritas se pondrá nervioso o intentará ahuyentarte.
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Con mascota: Da un rodeo y aléjate 20 metros como mínimo. Si vas con tu perro llévalo atado y evita el contacto visual.
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Ciclistas: Si vas en bici, bájate y continúa a pie.
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Nada de selfis: No te acerques más, no te hagas fotos con el ganado y no le des comida.
«Si te topas con un rebaño, bájate de la bici, y si llevas perro, átalo»
i. g.
Granada. En Güéjar Sierra, la idea partió de Juan Ramón Alanzor, un ganadero que cuida de un centenar de vacas y medio millar ovejas en el Cortijo Robles. Tiene una hija que trabaja en el norte y, en sus caminatas por los Pirineos –en Francia, España y Andorra–, se encontró que allí hay «más respeto por los animales, otra mentalidad». Así se trajo la iniciativa, la compartió con otros ganaderos y el Ayuntamiento la adoptó. De hecho, los avisos instalados por los tres municipios proceden de una misma fuente: una indicación creada por el proyecto Grandes Carnívoros Europeos, que promueve la coexistencia en la naturaleza del ganado con predadores como lobos, osos y linces.
Los mastines de Juan Ramón no protegen a las ovejas de la fauna salvaje, sino de canes asilvestrados soltados en el monte por cazadores irresponsables que hace unos años causaron varias bajas en su rebaño. Sus perros pastores, asegura, nunca han atacado a nadie, pero él sí ha tenido «peleíllas» con senderistas, ciclistas y gente que camina con sus perros sueltos. «Si te empeñas en pasar por el medio del rebaño, te van a ladrar y te pueden morder. Si vas con perro, debes llevarlo atado, porque, si no, saldrá disparado hacia las ovejas. Y los mastines a las bicis les tienen pánico. Lo mejor es bajarse y dar un rodeo», recuerda Alanzor. «Los carteles han servido de mucho. La gente ya viene avisada y respeta el rebaño. Aunque a veces sale algún listo...», relata el ganadero.
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