Empresarios del Valle de Lecrín exigen paralizar los aerogeneradores para mantener el turismo de calidad
Apuestan por las energías renovables pero piden que no tengan impacto visual para conservar el paisaje, su gran atractivo
La Asociación de Turismo Rural del Valle de Lecrín ha pegado un fuerte puñetazo encimade a la mesa en la que se sientan todas las ... administraciones. Tras el incendio sufrido, exigen a los organismos públicos que están involucrados –Gobierno de España, Junta de Andalucía, Diputación Provincial de Granada, Mancomunidad de Municipios del Valle de Lecrín y Ayuntamientos de Padul, Villamena, Dúrcal, Nigüelas, Lecrín, El Valle, Albuñuelas y El Pinar–, el compromiso de realizar aquellas actuaciones necesarias, siempre bajo criterios técnicos, de restauración del paisaje perdido con el incendio que les ha asolado.
Publicidad
No es su única exigencia. «Asimismo, exigimos a los organismos públicos que se paralice la tramitación de todos los procedimientos energéticos que afecten a nuestro territorio y que puedan dañar nuestro paisaje». Se refieren directamente a las infraestructuras energéticas diseñadas para el lugar que incluyen la instalación de aerogeneradores (molinos de viento), y granjas de placas fotovoltaicas.
Su razonamiento es humilde pero consistente, explica Isaías Padial, de la Asociación de Turismo Rural del Valle de Lecrín. «Necesitamos que el Valle Lecrín vuelva a ser el de antes, no que nuestros árboles y paisajes sean sustituidos por torres y aerogeneradores, lo que haría irreversible el deterioro de nuestro entorno y paisaje».
Sitio de sobra
No discuten el avance desarrollista del siglo XXI. Tampoco la imperiosa necesidad de energía. Un acuciante valor que ahora es más inestable que nunca. «Estamos a favor de las energías renovables, sobre todo por la guerra en Ucrania, pero no es lo mismo poner una planta fotovoltaica donde se ve. Hay sitios más retirados. Igual pasa con los aerogeneradores. Aquí el paisaje es bonito, es especial y tememos que pueda dejar de serlo. Piensan que hay sitio de sobra y pueden instalarse en lugares donde el impacto sea menor».
Publicidad
Argumentan que el Valle de Lecrín constituye una zona de enorme valor paisajístico con un gran patrimonio arquitectónico e histórico de antiguos molinos de harina y aceite, castillos musulmanes, alquerías y cortijos. Cuenta con una agricultura tradicional que, gracias a los distintos microclimas favorecidos por una gran variación de altitud, permite el cultivo desde el aguacate hasta cerezas o manzanas, si bien es más conocido por sus olivos centenarios, naranjas, limones, almendros o viñedos.
Su razonamiento incide en que a todo esto hay que sumar una excelente calidad de vida, que ha hecho que en las últimas décadas el Valle de Lecrín haya experimentado un gran desarrollo turístico; tanto nacional, de personas que vienen a disfrutar de su gastronomía, eventos culturales o senderos, como extranjero, que en muchos casos compran viviendas y fijan su residencia en el valle.
Publicidad
De hecho, «en los últimos años se ha hecho una fuerte inversión económica, pública y privada, para fomentar el turismo, que se ha convertido en la principal vía de desarrollo de la zona junto con la agricultura», justifican para solicitar un crecimiento sostenible para un valle verde.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión