Un vecino señala la zona quemada por el incendio. Leticia M. Cano
Incendio en Ventas de Zafarraya

«Sobre las cinco de la madrugada nos desalojaron y salimos con lo puesto»

El incendio forestal en la Sierra de Alhama, cerca del cementerio de Ventas de Zafarraya, ha obligado a evacuar durante horas a los vecinos de la zona

Leticia M. Cano

Lunes, 25 de agosto 2025

La madrugada transcurría en calma en Ventas de Zafarraya hasta que, pasadas las cinco, el timbre de las casas empezó a sonar con insistencia y ... sacó de la cama a numerosos vecinos. La alarma cobró sentido al mirar hacia la montaña y ver que la Sierra de Alhama ardía. «Era impresionante el resplandor de las llamas», recuerda horas después, ya más tranquila, una vecina de la localidad. El fuego se declaró en torno a las 4.30 horas de la madrugada del lunes, en la ladera situada tras el cementerio, y avanzó hacia una zona de monte en dirección a Alcaucín. Las llamas obligaron a desalojar a los residentes más próximos. «Sentí impotencia. No sabía si el fuego iba a llegar a casa», confiesa un vecino evacuado mientras barre la entrada de su vivienda.

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Desde el servicio de emergencias 112 detallaron que el origen estuvo en un grupo de pinos en el entorno del cementerio y que una decena de llamadas alertaron de lo que estaba ocurriendo. Según confirmó la Diputación de Granada, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado decidieron desalojar por precaución a los vecinos más cercanos ante la gran cantidad de humo. El delegado provincial de Emergencias, Eduardo Martos, precisó que el incendio afectó a pinar, monte bajo y matorral, y que los primeros indicios apuntan a unas 25 hectáreas calcinadas.

«Sobre las cinco de la madrugada nos desalojaron y salimos con lo puesto», explica Enrique Bueno, uno de los vecinos que durante la mañana observa cómo tratan de acabar con el incendio. Su vivienda se encuentra a escasos metros de la colina que ahora luce negra y, por un momento, pensó que podría arder. «Nos ha salvado el viento. Cambió de dirección», reconoce aliviado. Próximo a su casa -y a las de sus vecinos- hay varios pinos y, de haber continuado en esa dirección, los daños habrían sido mayores. Una patrulla de la Guardia Civil, según informan los vecinos, fue la encargada de tocar a las puertas. «Incluso les hemos ayudado porque no daban abasto», añade otra vecina en la puerta de su hogar.

Zona del incendio en Ventas de Zafarraya. Leticia M. Cano

Durante la mañana del lunes se desplegaron tres medios aéreos -uno ligero y dos de carga en tierra-, seis grupos de bomberos forestales y cuatro vehículos autobomba bajo el Plan Infoca. Además, intervinieron los bomberos de Alhama y de Loja, patrullas de la Guardia Civil y se activaron servicios de prevención de Málaga, por la cercanía con la frontera entre provincias. A ello se sumaron un TOP y un agente de Medio Ambiente desplegado por el Plan Infoca.

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Los medios aéreos comenzaron a trabajar con la salida del sol y mantuvieron las descargas hasta aproximadamente las once de la mañana. Se abastecieron en el embalse de Los Bermejales y fueron esenciales para refrescar la sierra y evitar rebrotes, que llegaron a producirse en varias ocasiones. En esta comarca agrícola, muchos vecinos interrumpieron por unos minutos su jornada. Furgonetas y tractores se detuvieron en los caminos para observar la ladera ennegrecida, mientras otros se sentaban en la Vereda de Alfarnate a Vélez para «supervisar» cada avance.

En una de las fincas cercanas al monte calcinado, su propietario no aparta la mirada de la colina. «Me llamaron temprano y vine corriendo», relata. El filo de su pantano -lugar donde embalsa el agua- estaba cerca del límite de las llamas y, temiendo daños, decidió refrescar la zona por su cuenta. «Ya tuve que arreglarlo por otros motivos el año pasado. Es mucho dinero y tengo que luchar por lo mío», lamenta. No fue el único. Varios vecinos, según cuentan, sacaron mangueras para enfriar los márgenes de sus parcelas y viviendas ante el temor de que el viento les jugara una mala pasada.

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En total, más de una quincena de familias tuvieron que abandonar sus casas y permanecer en la calle hasta casi las ocho de la mañana, cuando se autorizó el regreso. «Mi hijo sacó los coches de casa y yo me quedé toda la madrugada sentada viendo cómo avanzaba el fuego», recuerda una mujer aún incrédula. En su corral, muy cercano al lugar calcinado, hay gallinas y perros que, por suerte, no sufrieron ningún daño. «Las gallinas estaban escondidas, pero a los perros nos los pudimos llevar», cuenta. Ante la insistencia de su hijo, según incluye, le permitieron acceder a la vivienda rápidamente para retirar el toldo que cubría el corral y que ahora está envuelto en el suelo. «¿Y si le hubiese llegado una chispa? Arde mi casa», añade mientras observa el terreno.

El susto ha dejado huella en el ánimo de muchos vecinos. «No pongo la televisión porque no me gusta ver lo que está pasando en España y ahora nos ha tocado cerca de casa. Aunque está claro que no es la misma dimensión», lamenta. Otros residentes reclaman mayor supervisión: «Es muy peligroso. El monte tiene que estar bien cuidado para que esto no pase. Espero que sirva para pensar».

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Tras la incertidumbre de la madrugada, la mañana transcurrió más tranquila. A mediodía solo quedaban retenes del Infoca refrescando la zona y a las dos de la tarde el incendio forestal se dio por estabilizado. Entre el olor a quemado y la ceniza que queda por algunas casas, los vecinos intentan volver a la normalidad. «Esta mañana he quitado ceniza de mi terraza y después tendré que quitar más», dice un residente. A pesar del susto, la calma ha vuelto. «Han hecho un trabajo excelente. De noche se movían con linternas y al amanecer ya estaban los medios aéreos. Gracias a ellos y al clima todo se resolvió de la mejor forma», reconocen los vecinos.

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