El invento granadino que acabará con la sequía en el olivo
Gracias al Dispositivo Infiltrador, una innovadora solución para la sequía patentada por la UGR, los agricultores consiguen un manejo eficiente de agua de lluvia y riego en cualquier cultivo arbóreo o arbustivo
Sara Bárcena
Domingo, 30 de julio 2023
El mar de olivos de Andalucía esconde una historia milenaria, años de tradición generación tras generación en los que, en ocasiones, han faltado alegrías. Como ... ahora. La sequía que actualmente azota a la provincia de Granada y al resto del país se ha convertido en una auténtica amenaza para los cultivos. La falta de lluvia se traduce en escasez de agua, lo que afecta directamente a la producción y a la supervivencia de las cosechas y, en consecuencia, a los agricultores. Son momentos críticos para el campo.
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Afortunadamente, siempre hay gente dispuesta a poner su granito de arena para hacer de este un mundo mejor. O, por lo menos, más fácil. La cuestión es investigar, innovar, probar nuevas opciones y, a base de prueba y error, encontrar una alternativa, una solución. Así han trabajado estos últimos años en el departamento de Edafología y Química Agrícola de la Universidad de Granada, donde un equipo experto en suelo y medioambiente ha diseñado un invento revolucionario que promete acabar con la sequía en el cultivo del olivo: el Dispositivo Infiltrador, premio Agro 2023 a la Innovación y la Sostenibilidad.
Uno de sus creadores, el investigador Raúl Rojano, cuenta que «surgió como todas las soluciones de la humanidad, de un problema»: la falta de aprovechamiento del agua de lluvia. Entonces, se les ocurrió introducir este recurso tan valioso, escaso y gratuito, bajo el suelo para evitar la erosión y la evaporación. Así, en 2019 patentaron desde la UGR este invento, que mide medio metro de largo por quince centímetros de diámetro y está compuesto de carbón activado capaz de retener cinco veces su peso en agua. Posee propiedades filtrantes y rizotrópicas, actúa como una esponja, y conecta el exterior con la raíz de la planta.
Antes, los agricultores suministraban el agua y los nutrientes sobre el suelo. «Si el suelo quería, llegaban a la raíz, y si no quería pues no llegaba nada –apunta Rojano–; con el Dispositivo Infiltrador, el aprovechamiento es máximo». Es, según él, el único sistema de regadío a nivel mundial que funciona así. Se comercializa a través de Hidroinfiltrador S.L., empresa que pronto se transformará en una spin off de la UGR, y sus beneficios son múltiples. «Todo agricultor sabe que cuanta más agua y más abono tenga una planta mayor es la producción y eso se traduce en mayores beneficios económicos, aparte de ambientales», asegura el experto.
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Una garantía para el secano
Este proyecto también busca revalorizar el olivar tradicional –que está siendo sustituido por intensivos y superintensivos con una gran demanda de agua–, «para que siga siendo rentable, que se siga produciendo y en cantidades importantes», añade el profesor Juan Manuel Martín.
El sistema «es sencillo, es pura lógica». Se impermeabiliza parte del suelo con un acolchado de plástico para aprovechar cada gota de agua que caiga. Sin él, se infiltraría en el suelo y al salir el sol se evaporaría. Combinado con el infiltrador, todo ese agua llega directamente a la raíz. «Hemos conseguido que un agricultor de secano pueda tener garantizada una cuantía mínima de dotación de riego», incide.
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Según Martín, es el «problema fundamental» del campo a día de hoy, al menos en el clima mediterráneo. Del agua que dispone el agricultor, aproximadamente el 80% se evapora, así que la idea de aprovechar al máximo este recurso ha seducido por completo al presidente de la Cooperativa San Rogelio de Íllora, también miembro del Consejo Rector de DCoop –el mayor grupo de aceite de oliva del mundo–. Cristóbal García lleva año y medio observando el éxito de este invento en otras fincas y, en su opinión, «en agosto y septiembre se notaba bastante los olivares en los que estaban instalados los infiltradores, que eran secano puro, y otros de riego deficiente».
Así, este granadino ha instalado nada más y nada menos que cien dispositivos infiltradores en uno de sus terrenos de cultivo de olivo tradicional. «Estamos haciendo unas pruebas para la eficiencia de riego, ya que a causa de la sequía que estamos atravesando tenemos muy poquita agua en esta zona y queremos aprovechar al máximo las correntías en olivares de secano», señala el agricultor. En cuanto los resultados sean notorios, su intención es colocar estos dispositivos en otras fincas. García tiene claro que «lo más importante es tratar de evitar que las producciones continúen bajando».
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Rojano y Martín saben bien lo que eso supone. Los dos son hijos de agricultores y han vivido el campo. El primero es ya la tercera generación en su familia y siempre ha sido consciente de cómo «el suelo se deterioraba y las fincas iban para atrás», mientras que el segundo no recuerda un solo fin de semana de su infancia con su padre lejos de los olivos, la viña y los almendros.
El Dispositivo Infiltrador «ha salido justamente de ese mundo, del mundo rural, no de una mente en un laboratorio o en un despacho, sino de la experiencia del campo». Su meta ahora es «quitar la palabra 'sequía' hasta del diccionario», pero, sobre todo, garantizar la salvación de su tierra, la salvación del olivar.
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