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La 'romería' dominguera por el cauce del río Dúrcal que llega a TikTok e Instagram
La masiva afluencia de senderistas a la ruta de Los Bolos por el cauce fluvial ha despertado la preocupación por la protección del ecosistema de ecologistas de la zona
Pablo está encantado de haber llegado al final de la ruta de Los Bolos. Tras unas dos horas de caminata desde el Instituto Valle de ... Lecrín por el río Dúrcal, ha llegado a la cascada de la que cae agua como si estuviera en una película de Tarzán. Entre las rocas, se forma una poza de agua refrescante y el conjunto es maravilloso. De hecho, a una distancia de un par de metros, su colega de ruta no hace sino inmortalizar el momento y sacarle fotos y grabar vídeos que luego serán TikToks y 'stories' de Instagram.
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Mientras dura la sesión, una cola educada y paciente espera su minuto de oro. Río abajo, a los lados, en las veredas, recodos, sombras y la ribera, cientos de personas esperan, contemplan, trepan, pasean, almuerzan, beben o bailan las músicas que desde sus teléfonos móviles lanzan a los altavoces. Es domingo y la 'romería' del río Dúrcal está en su apogeo.
La ruta es un portento de la naturaleza y es accesible para todo tipo de público, a diferencia de la alta montaña. Esta facilidad para recorrer la ruta lleva a su masificación los fines de semana de verano porque ofrece todo lo que se busca y que tanto atrae desde los confinamientos causados por el coronavirus.
Se trata de la sensación de aventura, de libertad, de contacto con la naturaleza, el deporte y el ejercicio físico. En este caso se añade que la mayor parte del cauce del río Dúrcal discurre por amplias y bondadosas sombras y un agua fresquita que corre que se las pela que no abandona ni los pies ni las piernas del senderista durante todo el recorrido.
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La consecuencia es que muchas personas, atraídas por la oferta de una aventura sencilla pero que cumple con todos los requisitos de la aventura, conducen hasta Dúrcal, aparcan en las inmediaciones del instituto Valle de Lecrín, donde cualquier GPS indica que empieza el camino, y se aprestan a recorrer el trazado.
Un gran compañerismo
Hay cientos de personas durante el recorrido una jornada como la de este domingo de julio. Hay familias al completo con niños pequeños o adolescentes. Treintañeros de ambos sexos que van en pandilla y a todos les acompaña su perro, que disfrutan como los que más. Hay expertos montañeros que hacen de guías a los amigos menos avezados y hay grupos de senderistas maduros que aprovechan su momento de estar en forma en grupo y rematar el día con una buena comilona.
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En el recorrido todo el mundo es muy educado. Triunfa el compañerismo y dado que hay puntos en los que solo se puede pasar en fila india, los senderistas se organizan para dejarse pasar con un saludo y una sonrisa. El ambiente, ciertamente, es de lo más cordial. Solo se oye hablar prácticamente durante toda la ruta español. No hay guiris y tampoco se les espera, al menos de momento.
También llama la atención que el paraje está muy cuidado, asalvajado como merece, pero no se ve basura. En todo el recorrido de ida y vuelta, que supone unas cuatro horas y unos catorce kilómetros, solamente se vislumbra una botella de plástico pequeña vacía, un escarpín roto y una camiseta de deporte abandonada.
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Buen ambiente
El ambiente durante el recorrido es de leal camaradería. Un ejemplo. Al final, al llegar a la cascada, hay que trepar entre dos rocas y se necesita fuerza para superar el escollo. No pasa nada. Unos chicarrones se ofrecen a poner sus manos para que se ponga el pie y empujar hacia arriba para disfrutar del momento.
También se pasan apuros, como cuando el joven Javi se dobla el tobillo, parece un esguince, a mitad de la ruta a la vuelta, y entre lagrimones tiene que volver apoyado en el hombro de su padre mientras los que se cruzan le animan en su sufrido Tourmalet.
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Los que también sufren son los componentes de Ecologistas en Acción, que han denunciado públicamente la «saturación» que sufriendo los ríos del espacio natural protegido de Sierra Nevada en verano potenciada «por la publicidad y el reclamo desde redes sociales».
Esta semana pasada, en una nota de prensa, la asociación ecologista ha apuntado en concreto a la situación de los parajes del área recreativa del río Dúrcal y la ruta de Los Bolos en torno al de Dúrcal, en el Parque Natural de Sierra Nevada.
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«Se llenan de visitantes», describen. «Como cualquier paraje natural, máxime si está declarado como protegido, cuando alcanza niveles de saturación, debe de regularse a tiempo su acceso y visita, de lo contrario sufrirá deterioro y daños en sus valores naturales».
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