Los mayores de Huétor Tájar entrenan en el gimnasio mental
El Centro de Participación Activa municipal ofrece talleres de memoria, meditación y habilidades sociales para prevenir el deterioro cognitivo
Inés Gallastegui
Granada
Miércoles, 22 de octubre 2025, 00:43
En el gimnasio mental de Huétor Tájar no huele a sudor ni retumba la música electrónica, no hay esterillas ni mancuernas y ningún musculitos se ... pasea entre serie y serie de dominadas para dejarse ver. Aquí se oye una melodía de pajaritos, todo el mundo está sentado y a ratos se avivan recuerdos –de ayer por la mañana o de hace 70 años– que hacen correr las lágrimas de los 'gimnastas'. Es una entre la docena de actividades que el Centro de Participación Activa (CPA) de la localidad del Poniente ofrece este curso a los mayores y más de 80 han dicho sí a 'mazarse' la mente.
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La psicóloga y animadora sociocultural Librada Ramírez, responsable de esta actividad, explica que el objetivo es que los mayores conozcan los procesos psicológicos básicos –percepción, atención, memoria, motivación, emoción, pensamiento o lenguaje– y entrenen hábitos saludables. «Primero explicamos los contenidos y luego los ponemos en práctica con talleres de memoria, meditación, habilidades sociales y resolución de conflictos», señala.
A veces los ejercicios son tan sencillos como cerrar los ojos, relajarse y llevar la mente al pasado. Este lunes, Librada pide a la veintena de asistentes que recuerden lo que hicieron la víspera por la mañana. Unos minutos después, casi todos aseguran que en el repaso han clavado cada minuto del domingo, salvo alguno que se perdió a eso del mediodía o, con tanta relajación, se ha quedado traspuesto.
La emoción deja huella
«Me acuerdo muy bien de todo porque venía mi hija a comer», explica José, de 82 años, que asiste acompañado de su mujer. Librada les explica que, efectivamente, cuando un recuerdo está ligado a una emoción –positiva o negativa– es más fácil que se nos quede grabado. «La memoria es como un campo de cebada: cuantas más veces pasemos por el mismo sitio más se notará el surco que hacen nuestros pies», ejemplifica.
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«Muchas veces creemos que tenemos un problema de memoria y lo que tenemos es un problema de atención. Vivimos en automático y a veces no sabemos dónde hemos dejado el coche o perdemos las llaves por no estar atentos», continúa.
En el siguiente ejercicio, los mayores tienen que bucear aún más profundo para ejercitar la memoria episódica: han de recordar un día feliz de la infancia en el campo. «A mí me recuerda a la recogida de la aceituna: mucho trabajo», objeta una mujer con humor. Una vez de acuerdo en buscar un momento lejano y agradable –en el campo, la playa o donde sea–, los participantes se lo toman muy en serio, acompasan la respiración y se sumergen en un pasado remoto mecidos por las palabras de Librada y el canto de los pájaros. Algunos lloran.
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La emoción deja huella
«Me he acordado de un día en el campo cuando era pequeña y preparábamos la comida en el fuego. He sentido hasta el olor del café –confiesa emocionada Antonia, una colombiana afincada en el municipio–. He sentido alegría porque he visto a mi padre, pero también pena porque él ya no está».
Igual que levantar pesas y caminar ayuda a conservar el cuerpo en forma, ejercitar el cerebro lo mantiene ágil. La psicóloga subraya que una gran reserva cognitiva –la que atesoramos a lo largo de la vida con los estudios, los viajes, las aficiones y las relaciones afectivas y sociales– previene o, al menos, retrasa el deterioro cognitivo. En resumen, hay que vivir a tope a cualquier edad para ponerse más fuertes que el vinagre.
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Vecinos activos de cuerpo y mente, por 50 euros al año
Los 2.500 mayores de Huétor Tájar tienen la suerte de poder complementar el gimnasio mental con otra docena de actividades en el centro municipal, por un precio simbólico de 50 euros de inscripción al año. Hay talleres de lectura, cine y patrimonio, flamencoterapia, baile en línea, bienestar emocional o crochet. El objetivo: ayudar a los jubilados hueteños a mantener activos su mente y su cuerpo. «El objetivo fundamental del Centro de Participación Activa es fomentar la convivencia entre nuestros vecinos más mayores y ofrecerles un abanico de alternativas lo más amplio posible para que puedan ocupar su tiempo libre en diferentes actividades», explica la concejala de Bienestar Social, Encarnación Redondo. En sus instalaciones también hay espacio para los juegos de cartas o billar, la lectura de prensa diaria y la sala de informática.
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